Puertochico, Tetuán y El Sardinero superan el 30% de hogares unipersonales
Los datos recopilados por Santander Hábitat Futuro, el nuevo Modelo de Ciudad en el que se basará el nuevo Plan General de Ordenación Urbana, permiten detallar el tamaño de las viviendas en la capital y observar aquellas en las que sólo vive una persona.
Así, en más diez barrios el porcentaje de hogares unipersonales ascienden al 30%, un dato en aumento.
En Puertochico, Tetuán y El Sardinero, en los que se identifica una media de 70m2 por habitante, se ve más de un 30% de hogares unipersonales.
Esto responde a dos dinámicas diferenciadas: el incremento de hogares de personas mayores solas y los nuevos hogares unipersonales de personas adultas emancipadas.
LA POBLACIÓN ENVEJECIDA
La población de un barrio envejecida conlleva problemas de actividad y de demanda de servicios y potencialmente problemas de soledad.
La soledad entre las personas mayores es una problemática reconocida a nivel europeo con consecuencias sobre la salud.
Para conocer esta tendencia en Santander se ha extraído un dato aproximado del porcentaje de personas mayores de 65 años en relación con el total hogares unipersonales de cada barrio, ello nos muestra que existen hasta un 31% de hogares potencialmente unipersonales de personas mayores en los barrios de El Sardinero y Puertochico.
La tasa de envejecimiento es uno de los factores, junto a otros como las dotaciones de servicios públicos, la renta o la educación, que contribuyen a la vulnerabilidad global.
Así, entre los barrios con mayor vulnerabilidad global se encuentran los barrios anexos a la calle Fernando de los Ríos, ya que padecen altas tasas de envejecimiento además de una escasa dotación servicios públicos por habitante, con rentas también por debajo de la media.
Entrehuertas -Prado-San Roque posee una situación similar a los anteriores, con la diferencia de tener un menor envejecimiento frente a una mayor tasa de población migrante.
El índice de envejecimiento es acusado en muchos de los barrios, pero especialmente en San Fernando y Cuatro Caminos-Ciudad Jardín, con un índice de 4 (400% o cuatro personas mayores por cada niño), el doble que la media.
MÁS DESIGUALDADES
La suma de distintos indicadores permite acercarse a las desigualdades en Santander y dibujar las diferencias entre barrios: las zonas con mejores condiciones se sitúan en el este de la ciudad: Pérez Galdós, El Sardinero, Valdenoja, Tetuán, Menéndez Pelayo, mientras que lo más vulnerables se localizan en el centro y suroeste: Castilla Hermida-Pesquero, Calle Alta-Cabildo…
Castilla Hermida-Pesquero acumula la tasa más alta de población migrante, alto riesgo de mortalidad y una renta personal por debajo de la media, mientras que Calle Alta – Cabildo sufre un mayor envejecimiento.
A nivel de ingresos, la diferencia entre los barrios con rentas más bajas: La Albericia, Nueva Montaña, Peñacastillo – Hermanos Calderón es aproximadamente 2,5 veces inferior a la del barrio con mayor renta: Pérez Galdós – Reina Victoria.
Entre los indicadores socioeconómicos, la distribución de la renta personal muestra datos llamativos, existe una diferencia muy importante entre el noreste del municipio, que ostenta la renta personal más alta frente al suroeste.
La insuficiente red dotacional se distribuye a su vez de modo ligeramente desigual, siendo lo barrios de ensanche como El Alisal o Valdenoja los mejor dotados mientras que los barrios del casco urbano, los barrios de bloque abierto del entorno de General Dávila y los barrios periféricos como Monte o San Román son los que sufren mayores carencias.
En el casco urbano las carencias se deben a la elevada densidad y en los barrios periurbanos por falta de desarrollo de los suelos dotacionales.
El estudio de coberturas de los equipamientos permite identificar la organización y articulación actual, de modo que se observan carencias en ámbitos de la ciudad con escasa consolidación, los barrios del norte: S-20- La Torre y en suroeste desde Cajo- La Remonta hasta Peñacastillo-Ortega y Gasset.
Las desigualdades se extienden a las propias calidades de las viviendas, tanto por estado como por antigüedad u ocupación.
Así, los barrios de ensanche y periurbanos, S-20 La Torre y Valdenoja, gozan de los mejores valores relativos de vivienda, ya que disponen de una edificación escasamente envejecida y mantienen una alta ocupación y una ajustada relación entre habitantes y superficie de vivienda.
Mientras tanto, en el casco urbano, los barrios con mayor porcentaje de viviendas anteriores a 1981 son Calle Alta-Valdecilla y Vía Cornelia, con un 92% del total de sus viviendas.
Entre los datos aflora una paradoja: el barrio Los Ríos-La Encina-Los Pinares es un ejemplo en el que se aprecia un elevado contraste entre la obsolescencia del tejido residencial, por su antigüedad y escasa accesibilidad, frente al precio medio de venta de la vivienda, que asciende en el barrio a 2.900€/m2, muy por encima de la media municipal y la estatal, esta última situada en 1.896 €/m2 en agosto 2022.
El análisis del arbolado viario nos muestra grandes carencias en el paisaje urbano: barrios como Peñacastillo – Ortega y Gasset, Vía Cornelia, Prado San Roque, Los Ríos-La Encina-Los Pinares, La Albericia, Campogiro-Cajo, Camarreal o calle Alta-Valdecilla tienen menos de 3,5 árboles cada 100 metro lineales de su viario.
En materia de accesibilidad, los barrios de la ladera norte a la avenida General Dávila son los que presentan mayores problemas de accesibilidad, pero la problemática es extensible a toda la ciudad debido a la orografía, ya que no se dispone de itinerarios peatonales accesibles que atraviesen al ciudad de norte a sur.
MÁS DEL MODELO DE CIUDAD:
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