DEBA y el Concejo Abierto de Santander advierten sobre la propuesta “excesiva y desproporcionada” de la ampliación de El Alisal

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Deba y Concejo Abierto de Santander han hecho un análisis sobre el recientemente presentado proyecto de ampliación del cierro de El Alisal, que persigue la construcción de 1.140 viviendas y locales en la zona de la capital comprendida entre el norte de Peñacastillo y cuando se concentran distintos centros comerciales.

Desde estos colectivos santanderinos apuntan al modelo en que se basa este proyecto, que considerantodo un ejemplo del modelo urbanístico del plan anterior del 2.012, anulado por los Tribunales, y cuyo objetivo es el puro negocio económico en lugar de crear entornos urbanos de calidad y sostenibles, acordes con la necesidades reales de la población”.

Así, advierten de que las viviendas se ubican “precisamente” en una de las pocas zonas libres de construcción que aún conserva prados en el límite oeste de la ciudad, por lo que se harán ocupando terrenos naturales y, sobre todo, sin que esto responda “a una necesidad real y de carácter social”, ya que Santander ha perdido 20.000 habitantes en los últimos 25 años y el 20% de las viviendas existentes en el municipio están vacías.

El diagnóstico del modelo de ciudad, Santander Hábitat Futuro, ya constata que más construcción de viviendas no implica crecimiento de población por sí mismo, después de décadas de apostar por esa fórmula mientras la ciudad perdía o expulsaba habitantes.

Además, apuntan a que, como se pudo constatar en el proceso municipal de participación ciudadana llevado a cabo en el verano del 2.020 por el Ayuntamiento, “lo que la ciudadanía demanda para Santander es  planificación y urbanismo de calidad, y no repetir errores y modelos trasnochados ya superados y que han degradado la imagen de la ciudad y la calidad de vida de sus habitantes”.

El proyecto, señalan, es “incompatible” con “la necesidad de evolucionar hacia un tipo de ciudad más habitable, naturalizada y adaptada a las necesidades sociales y de equilibrio con el Medio Ambiente que nos exige la situación de emergencia del Cambio Climático, para seguir repitiendo la trasnochada práctica de limitarse  a agotar los espacios libres acumulando construcciones y  ampliando superficies hormigonadas”.

Según defienden, la entrada oeste de la ciudad “debe y merece tener otro tratamiento completamente distinto y acorde a las necesidades sociales reales y a las expectativas de futuro, de equilibrio entre el hecho de urbanizar y la conservación de los elementos naturales, vinculado a los cinturones y espacios verdes o aparcamientos disuasorios”. “Hacer urbanismo supone planificar con visión global de futuro, anticipándose a los futuros problemas en lugar de continuar  generándolos, como hace este proyecto”, recalcan.

Su alternativa para la zona pasa por la “oportunidad real de hacer una ciudad abierta, vinculada a un anillo y sistema de cinturones verdes, que dignificarían notablemente la entrada a la ciudad y la calidad de vida de los barrios circundantes”.

Es más, es que el actual proyecto “contradice con lo que inicialmente se había planeado para este espacio, vinculándolo al concepto de ciudad-jardín con viviendas de tipo unifamiliar”.

“Se trata de aplicar en esta zona los principios y necesidades propias del siglo XXI, en lugar de arrastrar modelos caducos que no generan ciudad, sino masificación constructiva y entornos de baja calidad al propagar auténticas colmenas de viviendas”, insisten.

Además, enfatizan que las posibilidades de hacer un urbanismo, sostenible y  socialmente eficaz son todavía mayores allí, porque el  propietario mayoritario y gestor es la SAREB, el “banco malo” que  se financia  con el dinero de los contribuyentes, de forma que constituye una “obligación ética” para las autoridades competentes y para los gestores del banco que este proyecto “no se convierta, una vez más, en una actuación en la que el dinero público se utilice para destrozar la ciudad”

“Hacer urbanismo de calidad es mucho más que cuadrar números económicos para garantizar el retorno de plusvalías a beneficio exclusivo de los agentes y empresas urbanizadoras. Por el contrario, su prioridad y su justificación como instrumento de intervención en el espacio y transformación de la Naturaleza debe de ser obtener la máxima calidad de vida para los habitantes, en un entorno respetuoso con la biodiversidad y sostenible ante los retos del  Cambio Climático. Nunca repetir el disparate perpetrado en el pasado reciente, en el antiguo solar cercano ocupado por la antigua fábrica Ibero Tanagra”, concluyen.

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