«Necesitamos un pacto de Estado por los cuidados y los tiempos»
El Palacio de Exposiciones de Santander ha sido el lugar escogido para el proceso de escucha de Sumar, el proyecto de Yolanda Díaz. Está recorriendo distintos lugares de España, recabando apoyos, ideas y aportaciones para el previsible salto que tiene que dar para ser una lista electoral en las elecciones generales, que tendrán lugar a finales de año. Ya se verá cuántos proyectos englobará esa lista.
La mala noticia del evento estuvo en muchas personas que estaban interesadas en asistir, pero se quedaron sin hueco para entrar. Algo por lo que la propia Díaz pedía disculpas al comenzar su intervención, y algo a lo que se refería otra de las intervinientes en el acto, la doctora, ya jubilada, Mercedes Boix.
Había más personas invitadas a participar. Estaba también Miriam Gómez, profesora que forma parte del sindicato educativo STEC, Kiara Brambilla, expresidenta de Alega, activista feminista y también sindical dentro de Ojuca, la organización juvenil de UGT Cantabria, y César Conde, secretario de Industria de Comisiones Obreras en Cantabria.
Díaz tuvo tiempo de charlar brevemente con trabajadores de Aspla, la empresa de Torrelavega cuya plantilla lleva más de un mes de huelga, y de hecho fue el tema con el que comenzó su intervención. «No es decente que una empresa con beneficios por encima de los 30 millones no revalorice los salarios de los trabajadores. No es decente».
Se refería la ministra a que las empresas aporten en la medida de sus posibilidades, sobre todo ahora que «la gente lo está pasando tan mal». Por eso pide, sobre todo a las más grandes, «que cumplan con su misión» y que eso redunde en unas mejores condiciones laborales para la clase trabajadora. Decía que quiere un país mejor y «con salarios dignos».
Díaz recordaba también lo sucedido en Reinosa en 1987. Los disturbios y la muerte de un trabajador se produjeron en un contexto de reconversión industrial que no reconvirtió, sino que abrió un proceso de desindustrialización. Muy lento, pero que se nota mucho cuando se echa la vista atrás. «Nos privó de toda la inteligencia y el potencial que tenemos como país. No podemos volver a consentirlo», reflejaba.
Mirando al futuro, afirmaba que «tenemos potencial, pero hay que estar decididos a una inversión pública generadora de puestos de trabajo dignos. No sólo es necesario, sino que es posible». En un contexto de revolución tecnológica y de transformación del mercado de trabajo, con la conversación del modelo productivo estancada desde la crisis financiera.
Hablando de trabajo y de grandes empresas, era inevitable la referencia a Ferrovial, pero aprovechó para apuntar al PP, insinuando que se alegra de que esta empresa española desplace su sede a los Países Bajos. Díaz cree que esta decisión es muy negativa, pero también cree que esto debe servir para que España, durante la presidencia europea que le toca en el segundo semestre de este año, luche por una armonización fiscal en Europa que evite la existencia de paraísos fiscales y que desincentive este tipo de decisiones empresariales.
También pasaba por la crisis climática, vinculándola con una crisis social. Algo que hace necesaria una transformación de las dinámicas de consumo y de la generación de energía, por lo que le parece que «la descarbonozacion es clave» y «es posible, pero para esa transformación ecológica hay que hacerlo con el mundo del trabajo dentro». Es decir, que la transformación tiene que poder generar puestos de trabajo para que nadie quede descolgado.
Esta es la dirección que la ministra señalaba para que no haya jóvenes que tengan que marcharse de Cantabria o de España. «Si deciden irse, que sea por su voluntad», pero tengan la opción de quedarse porque pueden contar con un empleo estable y un salario digno.
Díaz lanzaba la idea definitoria de su proyecto ciudadano: «Sumar va de mejorar la vida de la gente y eso es hacer política de manera diferente. Nadie necesita ruido». La reforma laboral es lo que lleva más a gala, es el momento cumbre de gestión al frente del Ministerio, y que está dando resultados precisamente en mejorar la estabilidad del empleo. El otro hito que esgrime es la subida del salario mínimo interprofesional, que acaba de situarse en 1.080 euros, no sin polémica. «Me dijeron que me iba a cargar el país. Todo su discurso no sólo era falso sino que no era eficiente. Subir el salario mínimo es útil para el conjunto de la economía».
«El feminismo es el movimiento más transformador»
Todo el discurso de Díaz tenía la base del feminismo. Aunque haya hablado de varios asuntos, siempre añadía esa perspectiva. Hasta que ha llegado a hablar de ello en concreto, y haciendo también algunos guiños al colectivo LGTBI, como decir que «queremos una democracia plena con todas las diversidades».
Díaz ha querido ensalzar lo que las mujeres han sido capaces de hacer. Y se refería al feminismo como un fenómeno en todo el mundo, incluso dotándole la categoría de movimiento filosófico que debe ser una llave de la transformación. «Las mujeres hemos hecho cosas históricas. Hemos hecho una huelga feminista que recorrió el mundo. Una huelga de cuidados. Por eso hago un llamamiento a todas las mujeres del país a ocupar las calles, a salir con alegría y con ilusión».
Y entonces llegaba el tema de los cuidados y la corresponsabilidad. Le parece que es algo que debe estar en el centro del debate social y político. «No podemos tener actos a las ocho de la tarde», ejemplificaba. «En España hoy no es posible cuidar con calidad», se quejaba. «Necesitamos un pacto de estado por los cuidados y los tiempos», proponía.
No solamente quería referirse a la corresponsabilidad, sino también al modelo de atención a la dependencia que tenemos, señalando que la Ley también puede mejorarse. «Una mujer no puede tener que reducir su jornada para cuidar a sus padres y que la alternativa sea una residencia privada. Los cuidados son responsabilidad de la sociedad. Esta política pública es generadora de puestos de trabajo de calidad».
La vicepresidenta del Gobierno también habló de las subidas de precios que se están produciendo en los últimos tiempos, y la de los hipotecas que ha comenzado también y que «ya está afectando a muchas familias». Reflexionaba sobre la necesidad de dar ayudas a quienes se les esté atragantando el pago de esa letra mensual. Y también recordó que la Ley del Comercio Minorista permite poner topes a precios de productos, algo que su socio de Gobierno sigue sin contemplar.
En el turno de preguntas, María, cuyo caso, con la amenaza casi permanente del desahucio, ya hemos contado varias veces en El Faradio, pedía a Díaz que expusiera algunas propuestas en materia de vivienda, incluyendo una mención a los fondos de inversión que amenazan a muchas familias con echarlas de su casa, a lo que contestaba que, si por Unidas Podemos fuera, ya habría una ley estatal aprobada. Señalaba que en España ha habido una política de vivienda inexistente, pero también se promovió la especulación inmobiliaria y eso ha tenido graves consecuencias. Y añadía que «necesitamos un alquiler público de vivienda social», para los jóvenes, pero no sólo, también hay pensionistas que lo tienen muy difícil. También recordaba que hay varias ciudades donde se está limitando el precio del alquiler.
«Hay que decirle a los fondos de inversión que la garantía de habitabilidad tiene que ser a su costa», decía la vicepresidenta, porque, en resumen, «la democracia no va de garantizar tranquilidad a los fondos de inversión, sino a las familias», y también decía coincidir con el espíritu de la pregunta formulada en cuanto a que «esta es una tarea urgente, porque se está causando mucho malestar social».
Otros discursos
La intervención de Díaz era claramente el plato fuerte del acto, pero antes se pudo escuchar a otras voces. La primera en participar fue Mercedes Boix. Doctora ya jubilada, ha tratado de ensalzar la mejora que ha habido en el ámbito sanitario con el paso de las décadas, pero también alertando de los riesgos de retroceso o directamente de privatización de la Sanidad pública.
Se refería a Ferrovial, por la concesión de los servicios no sanitarios de Valdecilla, pero también citaba casos de otras Comunidades Autónomas donde se están abriendo otras puertas en el camino de que este servicio esencial sea cada vez menos público y más privado. Por ello hacía referencia a la necesidad de salir a las calles a luchar por la Sanidad, que haya una unidad social para defender este derecho y que eso sea entendido como un mensaje a los gobiernos para que no haya retrocesos que acaben generando mayores desigualdades sociales.
«No necesitamos pensar todos igual, sino caminar todas juntas». Es la frase que resumía la intervención de Boix, dentro de una comunidad donde recordaba que se hizo mucho trabajo, por ejemplo, para levantar cuatro hospitales públicos.
En el ámbito educativo, intervenía Miriam Gómez, que reconocía que Cantabria tiene «un índice de los mejores del país de matriculación en la escuela pública. En la mayoría de los centros hay aulas de dos años, las condiciones laborales son bastante dignas y si miramos a Madrid estamos súper bien, pero si me comparo con Europa o con mis sueños, los espacios son más parecidos a cárceles que a escuelas».
Ensalzaba la necesidad de más feminismo y más ecología en la Educación pública, y también tener una administración que consiga dar mejores respuestas a las peticiones de recursos que llegan desde los centros educativos.
Y concluía citando al divulgador David Bueno, que «dice que la educación debe servir para criar personas que crezcan en dignidad, hay que abrir una ventana a otro mundo posible. El alumnado estas crisis las vive con mayor dureza y hay que educarlos para que crezcan en esa dignidad que les va a hacer mejorar el mundo».
El siguiente turno fue para Kiara Brambilla, que hacía un recorrido por muchos temas en poco tiempo, desde la despoblación hasta la igualdad de todos los colectivos sociales. Y dentro de un modelo económico donde el turismo va ganando peso con el paso del tiempo.
De alguien que formó parte de Mujoca y que presidió Alega, era de esperar que se refiriera a la cantidad de maneras de ser que hay en nuestra sociedad, y que esa diversidad debe ser defendida en todos los ámbitos. Por supuesto, también en las instituciones que, según ella, «tienen que ser ejemplo de respeto y de igualdad y no lo son».
También quería referirse en su discurso a la juventud, porque el 26,8% de las personas jóvenes de Cantabria están en riesgo de exclusión social. Es una situación que hay que atender, y es algo que ayudaría a implicar a más a la juventud para que formen parte del debate y del progreso social. «Tenemos que seguir luchando», concluía.
Para terminar las intervenciones previas a la de Díaz, llegaba la de César Conde. Comenzaba recordando una frase antigua que dice que ‘el obrero está más necesitado de respeto que de pan’. En su opinión, «hoy está necesitado de las dos cosas», porque hay personas trabajando que. aún así, son pobres.
Centraba su discurso en el convenio de las conserveras, en la huelga de Aspla, en la situación de Forjas de Cantabria y en la huelga del metal del año pasado. Del primer tema, reivindicaba que es una lucha feminista, porque hay mujeres y hombres trabajando, pero ellos ganando mucho más que ellas, y se le dijo a la patronal que «no se puede ir por el camino del machismo».
Respecto a la huelga de Aspla, que ya lleva 35 días en marcha, Conde recordaba que se trata de personas trabajadoras pidiendo la subida del IPC y sigue sin desbloquearse la situación. y de Forjas de Cantabria se quejaba por lo tarde que llega el Gobierno de Cantabria para intentar resolver una cuestión que se alargó en el tiempo y que podría haber tenido una solución más rápida. «Tal vez se pueda reactivar», pero «necesitamos una clase política que haga las cosas».
Y respecto a la huelga del metal, agradecía a Yolanda Díaz por haber enviado a una persona, en sólo dos días, para mediar en la negociación y lograr una solución rápida a un problema que estaba empezando a enquistarse. Para finalizar, reconocía también las mejoras que han llegado al ámbito laboral gracias a la reforma laboral que Díaz ha impulsado en esta legislatura.
José Antonio Sánchez Raba
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