“Hemos quedado en no pasar de una baja”: RUCECAN y LA ENCINA pactaron la oferta del contrato del asfalto
La Encina y Rucecan, adjudicatarias recurrentes de carreteras en base a informes que emitía el alto funcionario Miguel Ángel Díez, detenido e investigado en el marco de la Operación Sésamo -y destinatario él o su familia de dádivas, regalos, etc, a veces planteados como contrataciones o mediante una ficticia empresa familiar- pactaron la baja con la que concurrirían a un proyecto.
En concreto, el contrato al que ellos se referían como el aglomerado, “lo negro” o el asfalto, se llamaba “Reparaciones puntuales de la capa de rodadura mediante mezclas asfálticas en caliente en diversas carreteras autonómicas dependientes de la Consejería de Obras Públicas, Ordenación del Territorio y Urbanismo” y salió a licitación en 4,9 millones de euros, en un contrato que se dividía en cuatro lotes (trozos, normalmente por territorios).
A la hora de adjudicar, se miden tanto una serie de criterios técnicos fijados (maquinaria, personal, otros detalles) que se van reflejando en puntos, como la oferta económica, que si es mejor que la planteada por la administración acaba influyendo en que una empresa pueda conseguir esa adjudicación.
Al contrato de «lo negro» se presentaron cuatro empresas: una unión entre CANNOR (del Grupo La Encina) y Ecoasfalts, otra UTE entre Rucecan y Asfaltos de Camargo, y luego SENOR y SOLPAFIVER. No estaba en este caso API MOVILIDAD, otra de las empresas investigadas y adjudicatarias recurrentes.
Durante el proceso de tramitación, según han comprobado los investigadores en las escuchas a las que ha tenido acceso EL FARADIO, el funcionario Miguel Ángel Díez, dio instrucciones a los hermanos Celis (RUCECAN) y a José Saiz (LA ENCINA), por separado, para que se pusieran de acuerdo para concurrir a la licitación de manera no competitiva, beneficiándose unos por la obtención de la misma y el otro vendiendo material por encima de su valor.
Además, durante conversaciones producidas en enero de 2023, también negociarían un acuerdo en las bajas sobre el precio de salida de la licitación o en la concurrencia de unos y otros a distintos lotes, por tanto, su reparto.
Los investigadores apuntan que el jefe de Servicio de Carreteras impartía instrucciones “precisas” y que tenía un papel “central” en la valoración de los criterios de adjudicación en la licitación. De esa manera ellos obtendrían puntuaciones máximas en apartados concretos, además del margen de valoración que tenía él a la hora de puntuar y teniendo en cuenta su “control” de la parte técnica de la licitación.
También mantuvo reuniones con ambos aspirantes (RUCECAN y LA ENCINA, que iban en respectivas UTES), para “aclarar malentendidos” y concretar “flecos pendientes”, además de resolver problemas técnicos que se iban produciendo.
Las llamadas eran frecuentes y sobre varios temas (“Estoy perdido, macho”, dice uno de los RUCECAN cuando el funcionario le pide “eso que hablamos”).
Y bajaron de ritmo en cuanto se presentaron las ofertas, es decir, cuando ya estaba el proceso encauzado.
Pero cuando se produjeron aludieron a los “números” que habían acordado con otras empresas, incluyendo al “hierbas” y “al del Sardinero”, quedando en no sobrepasar una determinada baja sobre el precio de licitación (en el momento en que una baja fuera más que la otra podría convertirse en una oferta más competitiva y llevarse la adjudicación).
En esta llamada, sin embargo, aparece la implicación de un tercero, refiriendo uno de los Rucecan que con uno de los otros se ha acordado no bajar la oferta de una cifra y con el otro no se ha acordado.
Son cosas que el funcionario quiere saber con antelación para saber cómo actuar cuando se abran las ofertas.
“Hemos quedado en no pasar de una baja”, “no vamos a pasar de aquí”, le responde. Y la cosa, pendiente de especificar en una conversación que el alto funcionario no quiere tener por teléfono, queda. “lo que era como eran los vuestros, para tenerlo claro, y lo del otro, lo que se quedó, ¿me entiendes?, para saber donde juego el partido”. “Sabiendo cuál es lo tuyo, pues ya está”, concluye. En otra llamada, les avanza que “les va a salir mejor de lo esperado” porque (por él mismo) “es más listo que los ratones colorados”.
Los investigadores apuntan que el tercero podría ser Ricardo Fernández Agudo, de SENOR, “el Rubio”, que se presentó, pese a que no era del círculo íntimo de los adjudicatarios, (incluso tuvieron problemas en alguna adjudicación años atrás que no salió como estaba prevista).
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