El Ayuntamiento pide a las empresas aspirantes al contrato de basuras una previsión de población de la ciudad que no fue capaz de cumplir en su propio PGOU
En una de las más de cien consultas que las empresas aspirantes a hacerse con el nuevo contrato de las basuras aflora una paradoja sobre la exigencia que hace el Ayuntamiento de Santander a las empresas sobre datos que la institución podría tener más controlados y que en el pasado no pudo cumplir.
En concreto, según observa una de las empresas en la documentación de la licitación consultada por EL FARADIO, el Consistorio exige a las empresas aspirantes que tengan en cuenta en sus ofertas una previsión de cómo puede evolucionar la ciudad en los próximos diez años, lo que lleva a que haya quien le pida que suministre esos datos, al no ofrecerlos el propio Consistorio, al que piden que aporte sus previsiones al respecto en sus documentos urbanísticos.
LAS PREVISIONES DE POBLACIÓN
El Plan General vigente en la actualidad es el de 1997, ya que el de 2012 fue anulado por el Tribunal Supremo.
El PGOU se aprobó pese a tener una sentencia de la Audiencia Nacional contra el bitrasvase
Ese Plan, el del 2012, contemplaba una población superior a los 260.000 habitantes para el año 2024, es decir, el año próximo, mientras que el dato más actualizado de población en la ciudad, proporcionado por el propio Consistorio, fue de 172.606 habitantes (rompiendo la inercia a la baja).
Un crecimiento hasta los 260.000 habitantes que se manejaba frente al “aparente parón” –que admitían- del crecimiento de población, y para ello se basaban en una “simple proyección” de necesidades varias (nuevas parejas, alquiler, extranjeros, VPO, población en alquiler….) que sumaba una demanda de 26.000 viviendas.
Lo de los números es importante: con la Ley en la mano, Santander no hubiera tenido que hacer una nueva versión de su Plan General, ya que la Ley del Suelo vigente entonces fijaba que para hacerlo se tenían que dar incrementos del 20% bien de la población o bien del suelo urbanizable.
Ninguna de las cosas se daba en Santander: el suelo con el que contaba la ciudad tras la aplicación del POL suponía un 17%, y la población no crecía, tal y como refleja el propio Plan General anulado, consultado por EL FARADIO.
EL AYUNTAMIENTO VIO EL POL COMO UN FRENO AL SUELO URBANIZABLE
Durante la tramitación del Plan de Ordenación del Litoral, instrumento urbanístico del Gobierno de Cantabria para frenar la tendencia a la construcción masiva en la costa propia de los años de la burbuja, el Ayuntamiento de Santander se mostró muy crítico con la norma, llegando a embarcar al PP en su conjunto a un recurso ante el Constitucional presentado por senadores, además de otro que presentaron varios municipios. Ambos fueron rechazados.
Según los cálculos manejados, tras aprobarse el POL el suelo urbanizable (no significa que sean urbanos, sino que pueden serlo) era del 17%, lejos del 20% necesario para poder hacer una revisión del Plan General de Ordenación Urbana (en lugar de modificaciones puntuales).
Más concretamente, calculaban que la aplicación del POL dejaba al Ayuntamiento sin 6,1 de los 10,5 millones de metros cuadrados de suelos para futuros con los que se contaba en la ciudad.
Los redactores del PGOU apuntaban que la aplicación del Plan de Ordenación del Litoral, que blindaba terrenos costeros frente a usos urbanizables, generaba una “escasez” de suelo disponible para esos usos.
EL AYUNTAMIENTO RECHAZÓ LAS OPCIONES QUE APOSTABAN POR LO YA EXISTENTE
Desde esa perspectiva, los redactores del Plan General se planteaban tres posibilidades para enfocar el desarrollo urbanístico de Santander
1) Centrar el desarrollo de la ciudad en lo que ya existía – la ciudad consolidada- y asumir la protección del POL, lo que se llamó Alternativa Cero, lo que se descartó porque el Consistorio no veía la opción de generar plusvalías con las que financiar la «importante» actuación pública.
2) Ocupar sólo parte de la demanda actual (y no la futura) trabajando en la ciudad consolidada, esto es, la Alternativa Uno, que rechazaron porque no recogería sus previsiones de población flotante (turismo o segundas residencias)
3) Ocupar la totalidad de la demanda de futuro proyectada, pensada según sus estimaciones, la Alternativa Dos, que es la que acabaron eligiendo al considerar que al necesitar más viviendas y atraer más población, supondría más ingresos económicos.
MÁS VIVIENDA NO ES IGUAL A MÁS POBLACIÓN
Los redactores del Plan confiaban en que la “actividad pujante” de Santander hacia el resto de la comunidad autónoma se tradujera en atracción de vecinos de otros municipios a acabar residiendo en la capital, si bien el análisis de lo que sucedió refleja que fue justo al revés: los santanderinos llevan décadas yéndose a otros ayuntamientos.
El resultado de las teorías que vinculaban construcción de viviendas y crecimiento de población lo ha evaluado ya el nuevo modelo de ciudad, Santander Hábitat Futuro, que apuesta por la ciudad de los 15 minutos y lo que se llama el urbanismo regenerativo, relegando el modelo de la burbuja y del agotamiento de los recursos (coordinado, por cierto, por la arquitecta Miriam García, que fue precisamente la autora del POL).
Según detallaban, la población del municipio de Santander aumentó históricamente y de forma gradual hasta los 191.079 habitantes de 1991.
Desde entonces, y en los últimos 30 años, su población ha ido descendiendo de forma paulatina hasta los 172.221 habitantes (2021), perdiendo unos 13.000 habitantes, frente a un crecimiento de población en su área de influencia, el área metropolitana, que no es exactamente equivalente a esa población, lo que se puede interpretar como que al margen de la absorción de la población perdida por la capital, en esos municipios sí se crearon las condiciones para mayores incrementos.
Una realidad que ignoraron los últimos planes generales, tanto el del 97 como el de 2012, que cambiaron la clasificación de suelos rústicos a urbanizables, previendo al hacerlo un incremento de población que implicaba mayores necesidades de suelo adaptado para la construcción de nuevas viviendas, desarrollándose sectores nuevos, como los suelos ya urbanos de la S20, Valdenoja y algunos suelos de San Román, o los sectores urbanizables S3 y S4 en Peñacastillo y Nueva Montaña.
Santander Hábitat Futuro descarta expresamente la relación entre construcción de nuevas viviendas y aumento de la población: “el declive demográfico de Santander no se produce tanto por la falta de acceso a una nueva vivienda (cuyo ritmo de construcción sólo se ralentizó en la crisis) sino por el abandono de la ya existente, y por la reducción del tamaño de la unidad familiar”.
Es mas, llaman la atención sobre el hecho de que el 75% de la vivienda que va a ocuparse para el 2050 ya está construida al día de hoy, es decir, “Santander cuenta ya con los recursos materiales del futuro”.
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