Toñi Mora (PSOE): de la dependencia, la pandemia y la guerra a cambiar los servicios sociales de Santander
Esta legislatura no ha sido una más para María Antonia Mora, directora del ICASS (el Instituto Cántabro de Servicios Sociales).
Y no es que le falte experiencia a esta médica que ha formado parte de distintos equipos de Sanidad o Servicios Sociales en el Gobierno de Cantabria y que se bregó en la implantación en la comunidad de la Ley de Dependencia, cuando la atención pasó de ser “caridad” a un “derecho”.
Pero esta vez la pandemia ha intensificado las cosas, y no sólo por la respuesta inmediata que había que dar a situaciones de vulnerabilidad, desde las más precarias en lo económico a las más necesitadas de atención social o sanitaria, sino por la crisis
económica que se produjo después, y luego ya el incremento de los precios derivado de la guerra en Ucrania.
Ha sido “un máster de gestión intensiva”, con perfiles que han caído, muchas veces de forma súbita, en situaciones de vulnerabilidad, de necesitar ayuda “básica” y diaria, por lo que ha habido que reordenar prioridades y programas, aún contando con la herramienta estatal del Ingreso Mínimo Vital, un “revulsivo” que en Cantabria llega a 2.000 personas.
Así lo admitía entrevistada en EL FARADO María Antonia Mora, que además del ICASS ha sido esta legislatura concejala en el Grupo socialista y es la número 2 de la lista que lidera el candidato del PSOE a la Alcaldía, Daniel Fernández.
Un reto que afronta con ilusión y “palpando que la gente en la calle quiere cambio”. “Parece que es el momento y que lo va a ser”, señalaba.
Desde la doble perspectiva de su experiencia en la gestión de políticas sociales y la mirada a Santander, cree que lo primero que necesita la ciudad es un diagnóstico “muy rápido” tanto de las situaciones de vulnerabilidad como del estado de los recursos que el propio Ayuntamiento destina a su gestión, tal y como le transmiten las profesionales del sector: “los trabajadores sociales están entregados, pero son escasos”.
Se trata de conseguir que las políticas de inclusión sean transversales y vayan más allá de las ayudas económicas, extendiéndose a la vivienda, la sanidad, el acompañamiento…; o la atención a las personas en situación de soledad no deseada, aspecto en torno al que Mora presentó una moción en el Ayuntamiento de Santander.
Por un lado, enumera, es necesario contar con una estructura que “planifique, coordine y evalúe”, y, por otra, un trabajo “coordinado” con las entidades del tercer sector.
De fondo, la preocupación de que se hayan ido perdiendo las redes de apoyo en barrios: “Es necesaria una política participativa de barrio”, donde además de las redes tiene que haber mecanismos para pedir ayuda y adelantarse a las situaciones de vulnerabilidad.
“La gente sola se vuelve frágil si no tiene red que le apoya”, aseveraba.