Cantabristas mantiene un discurso de defensa del territorio de Cantabria, poniendo en valor su propia historia y su cultura, pero alejado de los grandes proyectos de los que suele hablar el presidente Miguel Ángel Revilla. Por ejemplo, critican cosas tan importantes como el modelo industrial y también el turístico, políticas que marcan mucho el devenir de la Comunidad Autónoma.

Paulu Lobete, el candidato de este partido a la Presidencia de Cantabria, lamenta que «llevamos muchos años de improvisación con el modelo industrial», y compara con lo que se hace en el País Vasco, donde hay una planificación más a largo plazo. Aquí «apenas se paran a pensar en el horizonte más allá de cuatro años», dice en una entrevista concedida a EL FARADIO DE LA MAÑANA, en Arco FM.

Aún reconociendo que el problema no es sólo de Cantabria y que también influye el «contexto económico cada vez más complejo», Lobete señala la idea del Polígono de La Pasiega como «una aberración», porque se trata de hacer otro polígono más cuando hay otros que están vacíos. Como ocurre en Torrelavega con la intención de hacer otro nuevo en Las Excavadas, algo que este candidato espera que no se lleve finalmente a cabo.

En la idea de Cantabristas está el aprovechar la cercanía de otros polos industriales fuertes, como puedan ser Vizcaya o Guipuzcoa, en vez de resignarse y pensar que, como no se puede competir contra ellos, la industria seguirá en declive.

En cuanto al modelo turístico, Lobete defiende que su formación política ha escuchado la preocupación de muchas personas y eso les ha llevado a lanzar el debate de lo que se debe hacer en la Comunidad respecto a este asunto. Son críticos con el turismo masificado que se ha promovido y que «está transformando muchos pueblos con la construcción de segundas viviendas» que están ocupadas muy pocas semanas al año.

De hecho, Cantabristas presentó un documento de 50 propuestas que se llama ‘Cuidar Cantabria’, y que intenta tratar esta problemática con «más profundidad», según defiende el candidato. Por un lado, está el movimiento de población que se desplaza a otras zonas más del interior «porque son más baratas», pero además están viendo que «tenemos ofertadas en Cantabria más viviendas de uso turístico que Asturias y que Castilla y León».

Lobete añade un ingrediente más a la problemática, y es que, «según el INE, el 80% de estas viviendas turísticas no están dentro de la regulación, y eso genera problemas por encarecimiento de vivienda, problemas en los vecindarios y problemas para los turistas, porque no tienen garantizadas unas condiciones mínimas para alojarse», refleja.

Les parece preocupante que desde el Gobierno de Cantabria «se haya promovido este modelo». Defienden que «el turismo tiene que existir y es importante, pero tiene que servir para que vivamos mejor, no peor». Aunque se batan récords de visitantes, no ven dónde se traduce eso en la sociedad cántabra.

Al mismo tiempo que se dificulta el acceso a la vivienda para muchas familias, se sigue alimentando el debate sobre la ocupación, que arroja unas cifras bastante bajas si se comparan con la problemática de los desahucios. Lobete tiene claro que «hay un sector de la política y la empresa que ve interesante lanzar esta alarma sobre la ocupación y manifiesta que está en todas partes. No es que no haya ocurrido en algún lugar, pero esto beneficia a las empresas de seguridad, a los partidos de derecha y extrema derecha que viven del miedo».

«El debate importante que tenemos es del acceso a la vivienda y los desahucios», afirma. Pero ve que «hay una parte de la política que se ha alejado mucho de la realidad y que genera mucho ruido para no hablar de lo esencial».

En la misma línea, Lobete destaca que la Ley del Suelo aprobada en esta legislatura «es nefasta, porque profundiza en el modelo que va en contra de los intereses de Cantabria». Estima que hay terrenos que tienen que seguir sirviendo para la ganadería o la agricultura, pero que ahora podrán servir «para construir chalets». Lamenta este modelo que ha sido consensuado por PRC, PSOE y PP. «Lo que hormigonamos para que se quede vacío es terreno que se pierde».

Todas estas medidas que tienen que ver con la vivienda, el turismo y el aprovechamiento del suelo no resuelven el problema de la despoblación. Según Lobete «tenemos un problema social muy claro, la cantidad de gente que se tiene que marchar para encontrar trabajo y esa tiene que ser una de las prioridades, que pueda y quiera regresar a Cantabria, porque sea un lugar dinámico, con oportunidades y no decadente». Y pone el ejemplo también de Torrelavega, la ciudad donde vive, y que define como «una ciudad deprimida, por la falta de proyecto y de ilusión por transformarla en algo». Por eso ve que la gran necesidad es «revitalizar los pueblos y las ciudades. Que los pueblos sean sitios donde la gente quiera quedarse, que no sea un sitio de paso, dormitorio».

Siguiendo con el medio rural, Lobete también cree que se debe volver a los consensos de la mesa del lobo. «Hay que hacer censos adecuados para ver cómo está por zonas y hacer una gestión adecuada del lobo y de las compensaciones de los daños que genera. Si hay lobo, va a haber daños, es así».

Pero también señala que el del lobo «es un debate viciado, entran muchas más cosas, incluso los incendios, que no tienen nada que ver. Hay una sensación de agravio del medio rural», como si desde el mundo urbano se diera por agotado o terminado.

Relacionado con esto, Lobete cree, al igual que han expresado otros partidos políticos, que es necesario tener la competencia del tren de Cercanías. «Es necesario para una Cantabria que se desarrolle. Está visto que desde Madrid no se sabe gestionar. Está en declive y hay que tomar las riendas», pidiendo que el Estado aporte las inversiones y ceda esa competencia a la Comunidad. «Sale mejor ir de Torrelavega a Santander en coche», remata.