Una familia integrada por dos adultos y dos hijos necesita mensualmente 2.200 euros para vivir dignamente en Santander
2.200 euros. Ese es el presupuesto de referencia para que una familia integrada por dos adultos y dos hijos mayores de 13 años pueda vivir dignamente en Santander. En Madrid, esa cantidad asciende a los 2.900 euros. Porque no cuesta lo mismo vivir dignamente en una ciudad que en otra, en un pueblo que en otro, en una comunidad que en otra. Lo ha explicado en Santander Daniel Rodríguez de Blas, miembro del equipo técnico de Fundación Foessa, quien ha presentado el estudio ‘El coste de la vida y estrategias familiares para abordarlo’.
Según este informe, tres de cada diez hogares en España no cuentan con un presupuesto que garantice unas condiciones de vida dignas, -es decir que viven con ingresos inferiores al 85% de su presupuesto de referencia-. Ese porcentaje es superior a la tasa de pobreza relativa (20,7%) y a la tasa AROPE (25,3%), calculadas por el INE para el año 2019.
Para llegar a esta conclusión, el estudio utiliza un sistema de medición complementario que permite abordar la pobreza no solo a partir de los ingresos disponibles, sino que los asocia a las necesidades básicas de los hogares.
No se contempla únicamente el acceso a los alimentos, sino también otros bienes necesarios tales como la vivienda, su equipamiento o suministros y también toma en cuenta el acceso a derechos como la educación, el ocio, los gastos sanitarios o la atención en situaciones de dependencia. Ocho partidas de gastos necesarios para que cualquier hogar pueda vivir en condiciones de vida dignas.
Así, según Rodríguez de Blas ha desglosado en la charla, que se enmarca dentro de los actos programados por Cáritas Diocesana de Santander con motivo de la Semana de la Caridad, una persona sola necesitaría 1250 euros para vivir dignamente en Torrelavega, frente a los 1500 necesarios en Barcelona, mientras que el presupuesto de referencia para una familia monoparental con dos niños en Castro Urdiales sería de 1880 euros.
El técnico de Foessa ha recordado que, actualmente, tener un empleo ya no es sinónimo de tener unas condiciones de vida dignas; que cada vez hay más individualismo y menos sentimiento de comunidad y que salir de la pobreza y ascender en el escalafón social es algo que ya consigue un porcentaje mucho más pequeño que el de hace unos años.
ESTRATEGIAS PARA LLEGAR A FIN DE MES
Las estrategias que utilizan para llegar a fin de mes las familias que no llegan a ese presupuesto que permitiría tener unas condiciones de vida dignas pasan por buscar ayuda, dinero o recursos extra; tirar de ahorros, los que pueden, y renunciar a ciertos gastos.
“Dejan de comprar carne, de poner la calefacción…. La pregunta es si eso deja secuela y aquí todo depende, porque no es lo mismo pasar un mes que un año con estas limitaciones de gasto y está claro que esas heridas siempre dejan cicatrices”, ha explicado el técnico de Foessa ante un público que llenó la sala Pedrueca. Acompañando al ponente estaban Sonsoles López Huete, directora de Cáritas Diocesana de Santander y Raquel Menéndez Antuña, secretaria de la organización. Entre el público, personas trabajadoras, voluntarias y participantes de Cáritas junto a representantes de distintas organizaciones y colegios profesionales así como las consejeras en funciones de Economía y Hacienda, Ana Belén Álvarez; de Educación y Formación Profesional, Marina Lombó y de Empleo y Políticas Sociales, Eugenia Gómez de Diego, y el consejero de Sanidad, Raúl Pesquera.
PROPUESTAS
Con las heridas de la pandemia aún abiertas, los hogares en España afrontan ahora una nueva crisis, esta vez de tipo inflacionaria, derivada principalmente de la guerra en Ucrania. El conjunto de la sociedad se está viendo afectada por el encarecimiento del coste de la vida. Los recibos aumentan y cada vez cuesta más llenar la nevera y pagar las facturas.
Frente a esta situación, Cáritas considera necesario que las políticas públicas aborden la pobreza y la desigualdad desde una doble perspectiva: rescatando a las familias que más están sufriendo, pero también perfeccionando el sistema de protección social a largo plazo.