“Necesitamos una gestión migratoria basada en los derechos humanos y la igualdad de oportunidades”
El Día Mundial de los Refugiados se celebra este martes 20 para recordar una realidad que se produce desde siempre en la historia, los desplazamientos de personas que huyen de la guerra o la persecución política. La mayor movilidad, información y sensibilidad ante los conflictos hacen que se incrementen las personas que necesitan refugio y acogida.
Este año, la cita se conmemora con el recuerdo reciente de un nuevo hundimiento en el Meditérrano con casi un centenar de fallecidos –un duro contraste con el mensaje que se trata de inocular de que las instituciones promueven estos desplazamientos, cuando lo que tienen es, evidencia, trabas de entrada y el riesgo constatado de morir–, pero también con la experiencia reciente de la acogida a los ucranianos que huían de la guerra con Rusia y la amplia movilización social e institucional, o la preocupación por la entrada de Vox en instituciones municipales y autonómicas (en Santander, sin ir más lejos, una de las condiciones que pusieron hace dos años para apoyar los presupuestos del PP, aceptada , fue la supresión de partidas de apoyo a Cruz Roja para el programa de refugio, cuyos mayores destinatarios eran, por cierto, venezolanos).
“Necesitamos una gestión migratoria basada en los derechos humanos y la igualdad de oportunidades”, reivindicaba en EL FARADIO Juan Carlos Velasco, de la Coordinadora Cántabra de ONGDs, las organizaciones no gubernamentales que trabajan directamente con países en vías de desarrollo.
“Me gustaría tener una bola de cristal para saber qué hubiera pasado si las personas que murieron en el naufragio hubieran sido blancas y de Europa”, se preguntaba, añadiendo si “¿valen más unas vidas que otras?” o “qué balanzas morales se usan”.
Además, recordaba los retrasos de hasta seis meses para que se conceda cita para la solicitud de asilo –algo que está reglado internacionalmente- y llamaba la atención sobre como desde Europa se ha “subcontratado” la política migratoria a países gobernados por “sátrapas”.
Y advertía de que “no se pueden poner puertas al campo cuando la justicia y la igualdad son un abismo”, apostando por políticas que equilibren las desigualdades entre países.
CONTRA LAS PERCEPCIONES DE UNA LLEGADA MASIVA
La propia Coordinadora Cántabra de ONGDs salía a la calle estos días para pulsar la percepción sobre la acogida de refugiadas que, a golpe de debate y sobredimensionamiento, ha conseguido dar la impresión de una acogida masiva, cuando en realidad sólo se acoge al 16% de los que lo solicitan, siendo nuestro país el tercero de la Unión Europea que menos acoge.
LOS ACOGIDOS CUENTAN SUS EXPERIENCIAS ESTA TARDE EN LA VORÁGINE
Varios de esos testimonios de personas acogidas podrán escucharse esta misma tarde, a las 19.30 horas, en La Vorágine.
Allí se podrán conocer los relatos de ocho vecinos y vecinas que son o han sido parte del Programa de Protección Internacional del Movimiento por la Paz en Cantabria (MPDL, que es miembro de la Coordinadora Cántabra de ONGDs y que es una de las entidades que acoge refugiados en Cantabria).
Concebido como un taller expositivo bajo el título «Cantabria acogedora: relatos de vidas refugiadas», será un espacio para reflexionar sobre el tipo de sociedad que queremos, sobre la diversidad que es parte nuestra, sobre convivencia e interculturalidad. En el acto habrá también música y poesía.
La escolarización, factor clave en la inclusión de los niños refugiados y su familia, además de un elemento positivo para las comunidades de acogida
Precisamente este miércoles a las 19.30 horas en el Ateneo la fundación Entreculturas abordará una parte importante del asunto, la educación, de la mano de Yolanda González Cerdeira, de la Red Jesuita con Migrantes de América Latina y Caribe, y miembro de ERIC (Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación)-Radio Progreso, un centro social y derechos humanos de Honduras.
Yolanda González se remite a la experiencia acumulada, tanto por los docentes o técnicos de cooperación, como por lugares en los que ha habido un fuerte movimiento de desplazados (en América Latina, el idioma facilita que se elijan países cercanas –y, en cualquier caso, frente a los tópicos, la inmensa mayoría de movimientos de refugiados se producen en sus regiones de influencia y no a otros países o continentes).
Desde esa experiencia, habla de la escolarización de los más pequeños, que defiende como “clave” para la inclusión no sólo del propio niño, sino de la familia.
Se trata, por tanto, de “agilizar” el proceso y facilitar los trámites, que además todos aquellos que están implicados en el día a día de los colegios constatan que tiene beneficios no sólo para los menores y sus familias, sino para sus comunidades de acogida, que crecen con nuevos miembros.
Se trata, en definitiva, de ver la diversidad no como un problema, sino como “riqueza” o “valor”.
En la educación influye la parte más académica, que incluye el idioma y la nivelación de conocimientos para quien no deja de venir de otro sistema educativo e incorporarse a otro muchas veces a mitad de curso, pero también la emocional: el contexto del que vienen (guerra, persecución) y su impacto en la salud mental. Es uno de los “mayores desafíos”, pero también da “mayores resultados” cuando se tiene en cuenta.
Tal y como apuntaba, ese proceso se logró hacer de forma adecuada con la acogida de refugiados ucranianos y la adopción de determinados procedimientos administrativos que se simplificaron. Una fórmula que aboga por extender a otras realidades de acogida, una vez demostrado que se podía.