Mitología breve
Los mitos están en el origen de todas las culturas. Algunos, incluso, permanecen, con mayor o menor influencia, instalados en ellas. En ellos están las claves, en modo leyenda, de lo que se irá descubriendo como historia, instada, siquiera como recurso, a volver la vista a ellos, con más o menos frecuencia.
Entre dioses, diosas, semidioses, semidiosas, héroes, titanes, y otros oficios en el escalafón del Olimpo, se establecen unos juegos, que de juegos tienen poco, porque en ellos caben todas las vicisitudes, emociones, sentimientos, pasiones, que alicatan el corazón humano. Así, podemos rastrear en sus andanzas excusas, explicaciones, justificaciones, respuestas…a nuestras propias andanzas.
Pero, sobre todo, podemos experimentar placer estético en el relato de sus amores y desamores, dramas y tragedias, venturas y desventuras, traiciones y lealtades…, motivos de tantas obras de arte, en cualquiera de sus expresiones -teatro, pintura, escultura, poesía, cine…-, que les prestan atención y extraen de ellos enseñanzas. Los mitos dan para todo lo que al existente humano -mortal- puede saber sobre su ser y estar en el mundo.
La profesora y poeta Maru Bernal ha seleccionado un grupo, no escaso, de personajes, que pueblan la mitología griega, y los ha convertido en protagonistas de “No todos volvimos de Troya”, poemario, con el que ha obtenido el XXV Premio de Poesía Ciudad de Salamanca.
Podría no nombrarlos, y los lectores sabríamos a qué mito dedica cada poema, ya que los define de un modo poéticamente preciso. Pero prefiere nombrarlos, y tratarlos con la libertad de los versos libres, dotados de una musicalidad, que tal se diría que las notas silábicas estén dictadas por alguna de las deidades griegas de la música.
Y, lo mismo que los dos poemas épicos fundacionales -La Ilíada y la Odisea, a los que la poeta también ha dado tratamiento escénico-, son como una enciclopedia, en la que aprender sobre la vida y sus sorpresas, pero también sobre lo que podríamos llamar artes y oficios, desde los de la guerra hasta los del cultivo de la tierra y el cuidado de los animales, el poemario de Maru Bernal es una invitación a adentrarnos en la realidad, por más que fantástica, es decir, precisamente por fantástica, de unos personajes, de los que ofrece un apunte, tan breve, como certero de quiénes son, qué hacen, y de cómo se las ven para ser como son y hacer lo que hacen, sin formular juicios y sin pretender enseñar, como buena docente, que también es. La poeta invita a aprender sobre mitología.
El aprender ya depende de los lectores, que harían bien, si lo consideran conveniente, incluso necesario, en tener a mano un diccionario de mitología, no tanto por la dificultad del poema correspondiente, como por el gusto de saber más, después del gusto de haber leído el poema.
Y es que Maru Bernal nos trae unos invitados a casa, donde cuelgan el “gabán” en el perchero y se sientan en nuestro “sofá”, para contarnos sus cosas, la poeta mediante, que, como quien dice, nos pone frente a una mitología breve de andar por casa, dicho sea en el sentido más familiar de la expresión, pues nos lo presenta con el conocimiento, cariño y comprensión, crecido en un largo tiempo de relación con sus heroínas y héroes, lo que le permite tratarlos, a veces, con un deje de ironía, que contribuye a que los sintamos cerca, como si el tiempo no hubiera pasado y la historia añorara la leyenda.
“No todos volvimos de Troya” es una, tan ilustrativa e instructiva, como placentera lectura. Y relectura.