No es una broma
Te despiertas temprano, tu cuerpo no le ha dado la réplica a la irrealidad. Quizás sea que aún permanece en “modo somnoliento”, ese en el que todo encaja. Dura muy poco, el tiempo que tardan las ondas de radio en transformarse en palabras: “Enfermedad crónica” escuchas la Vox de una candidata. Otro paso hacia la transfobia. Te incorporas en la cama. A tus legañas aun les cuesta descolgarse por el ventanal de lagrimales. No lloras, no va de eso. Hace tiempo que aprendiste a guardar las lágrimas para lo que verdaderamente importa, para esa tristeza que transita cuando le toca, como a cada hijo de vecino.
Reflexionas sobre lo que acabas de escuchar, le buscas un contexto a esa Vox radiofónica: “Si usted se medica no veo de qué otra forma se le puede llamar” . ¿En serio? Y las palabras se quedan suspendidas en el aire un poco más de lo habitual, sorprendidas por ser permitidas con esa impunidad, para caer como una bofetada sobre el cuerpo de quien las recibe. No das crédito. Las legañas han desaparecido y todos tus sentidos están enfocados en no perderse nada de lo que al otro lado parece suceder.
Sentado en la cocina no dejas de darle vueltas. En lo que tarda la rebanada de pan de molde en saltar de la tostadora, has transitado ya todos los estados de ánimo posible para acabar serio, preocupado. En silencio. Le das una vuelta al asunto y te preguntas de qué te sorprendes si lo mismo están haciendo con la violencia de género y recuerdas como en su programa electoral defienden derogar esa y otras leyes relacionadas con lo que esto supone en el avance de la lucha feminista, que es lo mismo que en democracia y derechos humanos. Un “ni una más” se resbala por tu boca mientras te muerdes el labio inferior indignado. Sería como llamar al terrorismo machista “crimen pasional”. ¿Otra vez? ¿en serio?. Parece una broma.
En otro de sus puntos hablan sobre el veto parental y que serán los padres quienes autoricen cualquier contenido “afectivo sexual” en los colegios ¿En serio? Te repites de nuevo ¿Y dónde aprenderán a decir NO cuando el abuso, el prejuicio, provenga y se “tape” o normalice en entornos considerados “seguros” (como la familia) y que, en ocasiones, distan mucho de serlo? ¿En serio?. Y así mas imágenes se agolpan en tu cabeza.
Justo anoche hablabas con Samir y su familia y recuerdas a tantos, tantas y tantes “Samir” a todo lo que queda en avanzar en sus derechos en un mundo donde nacer en un lugar puede ser una sentencia de muerte y quienes pueden solucionarlo convierten la palabra “frontera” posmodernas “indulgencias papales” a las que solo podían acceder las clases privilegiadas con dinero suficiente para pagar y así eximirse de la responsabilidad de sus pecados. ¿Otra vez?¿En serio?
No solo conformes con eso abogan por dejar de financiar el sistema de acogida a inmigrantes (derechos humanos) y hablan de bloqueo naval ante su llegada de inmigrantes ¿En serio? ¿Son enemigos? ¿Esa es su solución (final)?. “Ningún ser humano es ilegal” se desliza por la parte de tus labios que aún no has mordido de tanta rabia contenida.
Con el eco aún retumbando de ese discurso de odio disfrazo de corrección política y equidistancia personal, de esa capaz de hablar contigo mientras te deshumaniza a cada palabra, a cada expresión que te niega, que te juzga y etiqueta, escuchas que las temperaturas para hoy 23 de Julio llegarán a los 40º a la sombra. La Vox de la radio dice que van a abandonar los acuerdos de París firmados para luchar contra un cambio climático que los científicos llevan décadas avisando y cuyas consecuencias ya son devastadoras para el planeta (ya llevan décadas siéndolo) y para esa minúscula extensión de espacio que cada ser humano ocupamos. ¿En serio? Parece una broma.
Ya no quedan partes del labio sin morder y la tostada está ahí “muerta de la risa”. La mermelada parece insinuar la forma de una esvástica o de un yugo y unas flechas, se parecen demasiado. Te entran ganas de vomitar. El nudo del estómago, que tienes desde que despertaste con esa expresión “enfermedad crónica” , se aprieta cuando recuerdas como no hace tanto había personas (aún las hay) que por querer a personas de su mismo sexo eran asesinadas, torturadas y consideradas “enfermas”.
En la radio recuerda la muerte de Milán Kundera, despojado de su nazionalidad por el régimen Checo al participar en la primavera de Praga. La Vox sigue con su matraca de dogmas incuestionables. Sientes como las palabras democracia y derechos humanos se diluyen en esa retórica que escoge cada una de ellas con la medida justa para «cotidianizar» la sin razón. Esa Vox habla de ser español, un buen español claro, y lo hace aludiendo a una historia, una forma de ver el mundo que te excluye, a ti y a tantes otres. ¿En serio? Ojalá me despertara de nuevo y esto fuera una “broma”. Que la tierra te sea leve Kundera. Por encima de ella aún queda mucho por hacer, por sembrar y por lo que luchar.
Nota: La broma es la primera novela del escritor checo Milan Kundera, publicada en 1967. Kundera escribió en esta obra un relato satírico de la naturaleza del totalitarismo en la era comunista y criticó rápidamente la invasión soviética en 1968. Esto llevó a su inclusión en listas negras en Checoslovaquia y sus obras fueron prohibidas allí.