Investigadores de IHCantabria confirman el importante rol de los ecosistemas costeros vegetados para mitigar el cambio climático
Un estudio internacional en el que participa un equipo de investigadores de IHCantabria −integrado por Inés Mazarrasa, María Recio, Araceli Puente y José A. Juanes− ha permitido identificar la variabilidad en la magnitud y tasas de acumulación de carbono en sedimentos de hábitats estuarinos de la costa Atlántica europea, así como los factores bióticos y abióticos que determinan esa capacidad en cinco estuarios que están localizados en los Países Bajos, España y Portugal.
La investigación aparece publicada en la revista Science of The Total Environment y contribuye significativamente al inventario global de Carbono Azul −nombre con el que se conoce el carbono secuestrado por los ecosistemas costeros y marinos−, porque añade datos de una región poco representada (Europa) y de hábitats poco explorados (como páramos y praderas marinas intermareales).
Además, mediante la identificación de factores que determinan la variabilidad en el almacenamiento de carbono en estos ecosistemas, este estudio puede contribuir a desarrollar estrategias de mitigación de cambio climático, basadas en estos ecosistemas costeros. Por ejemplo, la relación positiva, que se identificó entre la proporción de superficie forestal y natural de la cuenca y la magnitud de los depósitos de carbono de hábitats estuarinos, indica que una gran oportunidad para fomentar los sumideros de carbono costeros sería la conservación y restauración de los ecosistemas terrestres a nivel de cuenca.
El desarrollo de este estudio se realizó en el marco del proyecto europeo LIFE ADAPTABLUES, cuyo objetivo principal es demostrar que la conservación y restauración de ecosistemas estuarinos es una medida eficiente para lograr una adaptación al Cambio Climático en las zonas costeras del Atlántico Europeo.
ECOSISTEMAS COSTEROS VEGETADOS
Los ecosistemas costeros vegetados −como marismas, praderas marinas y manglares− son importantes sumideros de carbono; es decir que, al igual que los bosques terrestres, absorben CO2 y lo almacenan a largo plazo, principalmente en forma de materia orgánica enterrada en el sedimento.
Además, proveen otros servicios ecosistémicos a la sociedad, como el mantenimiento de la biodiversidad, el sustento de pesquerías o la protección costera. No obstante, estos ecosistemas están sometidos a continuos impactos derivados de actividades humanas, como su transformación a otros usos o la contaminación.
La pérdida y degradación de estos ecosistemas no sólo provoca la pérdida de su capacidad de actuar como sumideros naturales de carbono, sino también su posible conversión a fuentes de CO2. De ahí que se valoren cada vez más los esfuerzos destinados a la conservación y restauración de estos ecosistemas como estrategias para la mitigación del cambio climático, ya que favorecen la retirada de CO2 de la atmósfera y evitan emisiones derivadas de la degradación de estos ecosistemas.
PROYECCIÓN DE LA INVESTIGACIÓN
Conocer cuánto carbono almacenan los ecosistemas costeros y a qué tasa es el primer paso para poder diseñar e implementar estrategias de mitigación de cambio climático, basadas en estos ecosistemas. Sin embargo, para que esta mitigación sea efectiva, aún es necesario resolver ciertas interrogantes. Por ejemplo, hace falta conocer el impacto que tienen diferentes amenazas −como los diques que impiden el flujo mareal natural o la expansión de especies invasoras− en la función de sumidero de carbono de los hábitats estuarinos; así como el potencial de diferentes acciones de restauración, en la recuperación de esta función. IHCantabria seguirá apoyando el desarrollo de esta línea de investigación, para contribuir con sus estudios a generar conocimiento clave para el desarrollo de medidas de mitigación de cambio climático basadas en la conservación y restauración de estos valiosos ecosistemas costeros.