Falacias postelectorales
Desde que se conocieron los resultados electorales del pasado 23J, la mayor parte de los medios de comunicación, dominados por la derecha, están poniendo en el centro del debate sobre la formación del nuevo gobierno dos cuestiones que son falsas, pero que a base de repetirlas intentan que todos creamos ciertas: la primera es que la lista más votada debe ser la que forme el gobierno y la segunda que el futuro gobierno depende de Puigdemont. Desmontemos estas falacias tan repetidas.
La primera cuestión es tan evidente, que parece hasta poco serio explicarla. El sistema democrático se basa en las mayorías, no en el partido que saque más votos, sino en el partido o partidos que consiguen la mayoría suficiente para poder gobernar. Cualquier persona entiende esto. Sin embargo, el PP, como ahora le conviene, dice que solo puede ser presidente el líder del partido que haya tenido más apoyo, aunque su representación en el Congreso ni se acerque a la mayoría simple de la cámara, tan solo cuenta con 137 de un total de 350 diputados.
Pero no se vayan a pensar que los dirigentes del PP no conocen el funcionamiento de las mayorías en el sistema democrático. Recordemos las elecciones municipales de Madrid en 2019, la candidatura de la señora Manuela Carmena ganó ampliamente las elecciones al Ayuntamiento con el 31% de los sufragios emitidos, pero no llegó a la mayoría necesaria y el PP con el señor Almeida al frente, que contó con apenas el 23% de los votos, fue nombrado alcalde con el apoyo de Ciudadanos y de Vox. En la misma noche electoral quedó claro que Carmena no sería la alcaldesa y nadie dijo nada de la lista más votada. Podríamos poner más ejemplos, incluso más recientes, como el de la reciente Junta de Extremadura, gobernada por el PP con el apoyo de Vox, a pesar de que el partido más votado fue el PSOE. Como se puede tener tan poca vergüenza para lanzar la idea de que no es legítimo presidir el gobierno sin haber ganado las elecciones, cuando se ha hecho desde tu propio partido.
Vamos con la segunda cuestión que están intentando viralizar a través del control de los medios de comunicación, que no es otra que poner en manos de Puigdemont el futuro gobierno. Analicemos despacio la afirmación, veamos, si, como parece evidente, el señor Feijóo no consigue los apoyos suficientes, ya que solo podría llegar, en el mejor de los casos, a sumar 171 escaños con Vox y UPN, el candidato socialista, señor Sánchez, aunque solo cuenta con 121 escaños, podría sumar los 31 de Sumar, valga la redundancia, y además los votos nacionalistas de gallegos, vascos y catalanes que son 1 del BNG, 6 de EH Bildu, 5 del PNV, 7 de ERC y 7 de Junts. Sumaria con todos ellos 178 diputados y diputadas, número suficiente para gobernar. Sería un gobierno lícito y legítimo, solo cabría felicitar al señor Sánchez si es capaz de conseguirlo. O quizás debería decir que al que deberíamos felicitar es al señor Feijóo por conseguir que fuerzas tan dispares se pongan de acuerdo.
Esta segunda opción lógicamente depende, no solo del PSOE y de Sumar, sino también del resto de las fuerzas que le deben apoyar: BNG, Bildu, PNV, ERC y Junts. Depende por igual de todos ellos, ¿por qué se fijan solo en Junts? No se cita a los dirigentes de los otros partidos, no se dice que depende de Otegui, de Ortuzar o de Junqueras, pero si se dice que depende del líder de Junts, de Puigdemont. El que estén cargando toda la presión sobre Junts y Puigdemont no es más que una maniobra tendente a deslegitimar el posible acuerdo. Puigdemont se encuentra huido de la justicia española, no es un personaje muy querido por gran parte de la población española, especialmente fuera de Cataluña, con lo cual intentan poner a la opinión pública en contra del nuevo gobierno. En definitiva, es la misma táctica utilizada durante la campaña con el desagradable “que te vote Txapote”.
Como la derecha no tiene nada claro formar gobierno, diría más, no tiene ninguna posibilidad de formar gobierno, está preparando la estrategia para deslegitimar el posible gobierno progresista. La realidad es que la derecha representada por el PP no entiende este país, al no reconocer la plurinacionalidad del estado español, plurinacionalidad que recoge la Constitución que tanto dicen defender, son incapaces de entenderse con la derecha nacionalista, con el PNV o con Junts, con quienes comparten el modelo económico y social. Sigue siendo la derecha casposa, heredera del franquismo, de la España Una, Grande y Libre (libre para tomarse una cerveza).
No nos dejemos manipular por estas estrategias, la ciudadanía ya hemos hecho nuestra parte, hemos votado civilizadamente. Los resultados son los que son, todos los partidos con representación parlamentaria representan a parte de la población española. Ahora lo que deben hacer es ponerse de acuerdo para formar un gobierno estable. Cualquier acuerdo que consiga una mayoría que permita gobernar será lícito y legítimo.
Si algo está demostrando este periodo postelectoral, es que las posiciones y actitudes de cada cual tienen consecuencias. Si el PP se encuentra sin posibilidades de formar gobierno, a pesar de ser el partido más votado, se debe a sus propias posiciones. Después de basar su oposición y toda la campaña electoral en derrocar el “sanchismo” por ser la encarnación del mal, no puede esperar colaboración del PSOE para que le deje gobernar. Tampoco cuenta con el mínimo apoyo de los partidos nacionalistas, ya sean autonomistas o independentistas, ya que se ha apoyado en Vox que está en contra de las autonomías e incluso propugna la ilegalización de partidos nacionalistas.
Si el señor Feijóo no puede gobernar no es porque le “bloqueen”, es porque sus posiciones políticas no cuentan con el apoyo suficiente de la ciudadanía de nuestro país.