Cantabria por el Sahara despide a los niños y niñas saharauis del programa ‘Vacaciones en Paz’
El pasado 15 de julio Cantabria por el Sáhara recibía a los 39 menores que llegaban al aeropuerto de Avilés para participar en el programa Vacaciones en Paz. A este grupo se unirían otros 9 llegados al aeropuerto de Barcelona el 2 de agosto, una vez resueltos los problemas que les impidieron volar inicialmente con el resto del grupo.
Del total de 48 menores cuya acogida ha gestionado Cantabria por el Sáhara, 32 han sido acogidos en régimen familiar y 16, con diversos grados de discapacidad, han pasado el verano en el albergue de Boo de Piélagos, cedido para la ocasión por el ayuntamiento, atendidos por un equipo multidisciplinar de personas voluntarias procedentes de Cantabria y otras comunidades autónomas, de Italia y de Alemania.
Según relatan los responables de Cantabria por el Sahra, «un año más se repetirán las escenas de despedida de sus familias cántabras y, los abrazos y las lágrimas, contenidas unas y no tanto otras, serán protagonistas en el momento de subir al autobús que les conducirá al aeropuerto. Lágrimas que se tornarán en risas, bullicio y alegría al poco de partir. Porque aunque en la hamada argelina no haya piscina y las playas del Sáhara Occidenal se encuentren al otro lado del muro criminal levantado por el invasor marroquí, aunque los fuegos artificiales de las fiestas hace casi 3 años que se convirtieron en el fuego real de la querra, aunque la abundancia se torne en escasez y la lluvia y las suaves brisas del Cantábrico en siroco abrasador, regresan a sus casas, en las que les aguarda el cariño de toda su familia y muy especialmente el de unas madres y abuelas que en las duras condiciones del exilio han sido capaces de levantar auténticos hogares».
Recuerdan que, durante estos meses, han ejercido de embajadores y embajadoras de su pueblo y su presencia ha contribuido a «visibilizar la injusta situación de ocupación y exilio que padecen, de la que España es la principal responsable. Hemos revisado su salud, les hemos alimentado en cantidad y variedad, han crecido y engordado, se han divertido junto a nuestros hijos e hijas en las fiestas de nuestros barrios y pueblos, han corrido sobre arenas distintas a las del desierto argelino y han chapoteado en las aguas de nuestros ríos y jugado con las olas de las playas del Cantábrico. Y las familias acogedoras, nos habremos emocionado con sus reacciones ante la visión del mar y enternecido al contemplar su cara llena de helado de chocolate o su sueño reparador después de un día agotador. Y junto a ellos y nuestros hijos e hijas habremos asistido a recepciones oficiales, concentraciones y manifestaciones en las que se reclamaba la libertad y la independencia para el pueblo saharaui».
¿HASTA CUÁNDO?
Pero desde la ONG se preguntan » ¿hasta cuándo este rito de ida y vuelta? ¿Cuántos años más hemos de ver repetidos titulares como “Llegan los niños saharauis? ó “Los niños saharauis regresan a Tinduf”?».
Explian que «las gentes de Cantabria por el Sáhara estamos hartas de este continuo viaje de ida y vuelta al infierno del exilio. Estamos hartas de verles crecer, de convertirse en hombres y mujeres con el único horizonte de convertirse en padres y madres de niños y niñas que también crecerán en la Hamada. Estamos hartas de ver como, de pura rutina, su presencia entre nosotros se convierte en invisible para la mayoría de los medios de comunicación o, todo lo más, en unas breves líneas cargadas de sensiblería, mientras se obvian las causas de su condición de exiliados. Y estamos hartas de que nuestros políticos les despidan con un “hasta el año que viene” en lugar de con un “nos comprometemos a hacer todo lo que esté en nuestra mano para que el año que viene podáis pasar las vacaciones en vuestro país”.
Y recuerdan que el 14 de noviembre de 2020, la paciencia del Pueblo Saharaui se agotó. «Harto de traiciones, de asesinatos, de la violación sistemática de sus derechos, respondió al flagrante incumplimiento de las condiciones del alto al fuego por parte de Marruecos con la vuelta a la guerra, una guerra silenciada por los medios de comunicación, pero tan dura y tan cierta como las víctimas que causa».
Así, concluyen su comunicado con nuevos interrogantes: «Y nuestra paciencia ¿dónde tiene su límite?.¿Cuánto tiempo más nos vamos a contentar con acoger en nuestros hogares a los hijos del exilio?. Porque el exilio también mata, a veces, las más, muy silenciosamente, pero mata con eficacia. Y los niños son sus víctimas preferidas».