Los jóvenes del medio rural exigen un trato igualitario en las calles de Santander
En Cantabria, la Administración Públicas viene detectando que cerca de 40 municipios sufren el problema de la despoblación. Es algo que no suele afectar a zonas costeras, sino a aquellas de interior que están más alejadas de los grandes núcleos.
La población en la Comunidad está dispuesta en una especie de T, donde la parte superior de la letra corresponde al litoral, y el tronco inferior es la unión de Torrelavega, Los Corrales de Buelna y Reinosa. alejados de esas dos zonas hay municipios, pequeños y algunos no tan pequeños, donde el futuro pinta a poca gente. Sobre todo, si no mejoran los servicios públicos.
Lo que esta juventud que se manifiesta por las calles de Santander observa es que los servicios van detrás de los movimientos de población. Es decir, que si se sigue dejando que esa cantidad de habitantes mengüe, los servicios irán a menos y entonces la espiral continuará en la misma dirección.
Por eso las exigencias van en otro sentido, y es ampliar y mejorar esos servicios para que dejen de marcharse familias y acabar consiguiendo que algunas de las que se fueron vuelvan a su lugar de origen. Eso podría provocar que la variedad de oficios en el medio rural también fuese más amplia y hacerlos lugares más atractivos para vivir, pero no en lo paisajístico, porque en eso ya lo son.
El transporte público es una de las reivindicaciones principales de esta marcha, donde estaban presentes el colectivo la Bardal, las Juventudes Socialistas de Santander o el partido Cantabristas, y por eso la movilización partía de la Plaza de las Estaciones. Las constantes averías y retrasos de la línea de FEVE acumulan un sinfín de quejas de los usuarios, y no sólo los de Cantabria, sino también los de Euskadi y los de Asturias, que sufren los mismos problemas (aparte del proyecto de trenes que no cabían por lo túneles).
La manera de estar mejor conectados a otras partes del territorio es precisamente esta. Es decir, se necesita un servicio de cercanías más fiable, y también más rutas de autobús que lleguen a los lugares donde no llegan las vías del tren.
Esta sería una forma que tendría el medio rural de depender memos del vehículo privado, lo que ayudaría a reducir la huella de carbono de sus habitantes, en un momento en que la emergencia climática pone de manifiesto que cada vez hay más días donde la climatología no se apareja a la época del año en la que se está. Y las precipitaciones descienden, lo que provoca que la sensación de sequía que atosiga a otras zonas de España se note cada vez más aquí también. Y esto provoca problemas también para las actividades agrícolas y ganaderas en la región.
Las exigencias también van por el ámbito sanitario y educativo. Esos son servicios públicos esenciales dentro del estado del bienestar, y se incide en la necesidad de esos habitantes a menudo olvidados por la administración regional y central de tener esos servicios mucho más a su alcance.
Reivindican que ellos también pagan impuestos, y por eso no deberían tener tantas dificultades para acceder a un centro educativo público o a tener una atención sanitaria que les atienda, no sólo ante urgencias médicas, sino también respecto a la salud mental, un problema que ha quedado más al descubierto tras la pandemia.
También se reivindica el derecho a tener eventos culturales cerca. De hecho, antes de hacer parada en el Ayuntamiento de Santander y en el Parlamento de Cantabria, la marcha también hizo parada en el centro Botín, uno de lo grandes centros culturales de Cantabria, pero también muy alejado de muchas zonas rurales de la Comunidad.
El objetivo de la marcha, el hacerla en las calles de la capital, tenía el sentido de ser mucho más visibles y compartir sus reivindicaciones con las personas que estuvieran un sábado de fin de verano en Santander.
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