Hace 26 años el VIH era más que una enfermedad: el desconocimiento sobre lo que entonces era un virus nuevo se llenó en un primer momento de ignorancia y prejuicios que, en lugar de mejorar la vida de los afectados, les sumó más dolor a ellos y a sus familias. Más allá del estigma, más allá de las familias rotas, más allá del dolor o la vergüenza, estaba lo más urgente: por supuesto, la salud, todo lo que rodeaba a lo sanitario en momentos de mucho desconocimiento y menos sensibilidad para investigar, pero también, no menos importante, lo material, una consecuencia directa del estigma.

Hace 26 años contratar a una persona con VIH no solía entrar en la lista de cosas que fueran posibles; por lo que hace 26 años tener VIH no sólo suponía un problema para la salud, no pocas veces tensiones familiares, sino también la suma de problemas económicos: dificultades para ser contratado, si el desarrollo sanitario lo impedía, pero también por el estigma, el prejuicio, los juicios y el desconocimiento mínimamente científico de todo lo que la rodeaba. Si todavía hoy el movimiento asociativo tiene que organizarse en la campaña Yo trabajo positivo, si todavía hoy en día se utiliza un adjetivo ligado a la enfermedad como insulto, imaginemos entonces.

Pero esto está quedando demasiado duro y ese no era el plan. Porque hace 26 años lo que pasó también fue que quienes más sufrían los problemas de inserción laboral (a su vez, un factor de exclusión social) pasaron a la acción: desde ACCAS, la Asociación Ciudadana Cántabra Antisida, lanzaron una iniciativa para conseguir por ellos mismos lo que el desconocimiento les negaba, trabajo.

Miembros del taller Dínamo

Así que hace 26 años nació Dínamo, un taller en el que a base de reciclaje de cartón y papel, generaban nuevos productos: cuadernos, libros, carteles, invitaciones, agendas (aceptan encargos, tarjetas de boda, menús de restaurantes, esta es su Web y teléfono 942 26 16 70)…

Se adelantaron hace 26 años a los discursos sobre el medio ambiente e incluso a muchas acciones que hoy podrían enmarcarse en las políticas de Responsabilidad Social Corporativa. Normal que celebren su existencia más allá de las fechas más redondas y lo hagan año tras año, sobre todo, porque celebran éxito: en todos estos años han atenido a casi 600 personas y el año pasado se logrón el acceso al mercado laboral, es decir, un puesto de trabajo, a la mitad de los participantes.

Durante todo el día han realizado talleres al aire libre, en Maliaño, que les han servido para exponer su trabajo: los participantes han podido realizar papel artesano, encuadernar, etc…  Han comido juntos y han acabado con un concierto del dúo ‘Ayer y hoy.’

El proyecto cuenta con apoyo del Instituto Cántabro de Servicios Sociales (ICASS), y la Fundación “la Caixa”.

Dínamo es uno de los proyectos a los que se puede apoyar como voluntario de ACCAS, la Asociación Ciudadana Cántabra Antisida, que necesita personas que quieren echar una mano aportando su tiempo y conocimientos en lo que puedan destinar, en áreas como las clases de idiomas, el apoyo socio-sanitario a usuarios, muchas veces en situaciones de vulnerabilidad económica o social, o la recogida de materiales y alimentos y organización de eventos y acciones de sensibilización. La salud mental es uno de los puntos en los que han detectado más demanda de ayuda, así como de acciones que ayuden, por ejemplo, en el plano del ocio saludable.

Los interesados en ser voluntarios de ACCAS pueden contactar en el 942 31 32 32 o en sus redes sociales.

Dentro de la vuelta que poco a poco se ha logrado dar al VIH, (por ejemplo, hoy se sabe que los tratamientos sanitarios han logrado reducir la carga viral de forma que sea indetectable, y si es indetectable, es intransmisible), el año pasado se celebró el primer Pride Positivo, una forma de reivindicar, de forma festiva, orgullosa y con la memoria presente, al estilo del Orgullo LGTBI. Los que quieran participar en lo que el año pasado resultó un éxito y vuelve a la carga, el próximo 21 de octubre en Madrid, pueden inscribirse desde este enlace.