Banco, fondos y desokupas
||Iñaki Vía.
Miembro de la PAH Santander.
Miembro de la comisión de estrategias de la PAH||
A menudo nos despistamos. Perdemos el rumbo.
Es el pecado de nuestro tiempo.
Una pandemia es acallada por un volcán. El volcán acallado por una guerra, y ésa guerra por otra nueva.
Y parece como si lo nuevo hiciese desaparecer lo anterior.
Aunque sigan habiendo contagios, no estén subsanados los desastres del volcán, y los horrores de ambas guerras se solapen y coincidan cotidianamente.
¿A qué viene todo esto?
Intentaré explicarme.
El problema de la vivienda en España es probablemente el de mayor calado, el que más condiciona la vida , el futuro y el bienestar de los ciudadanos.
Y sin embargo se habla únicamente del llamado » procés catalán «.
Algo , por otra parte, que nadie quiere solucionar, hasta que quede claro quién va a gestionar la solución.
Y mientras, se promueve una ley de » acceso a la vivienda » , que es cumplida por aquellos que voluntariamente quieran hacerlo.
Y es normal que una ley sólo la cumpla aquel a quien le apetece cumplirla. Quiero decir que ésa es la norma. Lo habitual. Lo cotidiano.
Comenzando por aquellos que son los guardianes y garantes de la ley.
¿No me creen ? Veamos.
Los jueces NO DEBEN ordenar desahucios sin ALTERNATIVA HABITACIONAL.
Pero la realidad es que lo hacen.
Sigamos.
Los poderes públicos son los encargados de conseguir y proporcionar ésa alternativa habitacional.
La realidad es que son simples plañideras que no hacen sino quejarse de la falta de medios.
¿ Falta de medios con un presupuesto para Cantabria de más de 3.500 millones de euros?
Para incrementar un 20 % el salario de los políticos, al mismo tiempo que eliminaban el suplemento de 72 euros en el importe de la renta social básica, si tenían presupuesto.
Se retractaron de su intención original, tras verse reprobados por la opinión pública.
Gobernar significa tener prioridades.
Y está claro cuáles son las que éste gobierno tiene.
Nos toca ser , la resistencia. El muro que pare a éste ultraliberalismo.
Mientras, la Dirección General de Vivienda se mantiene inoperante.
Antes , en la anterior legislatura , se lamentaban ( cito literalmente) «de la imposibilidad que tenían para encontrar interlocutores entre fondos y grandes tenedores, con quienes intermediar en busca de soluciones en casos de desahucios».
En estos momentos , la nueva dirección estará buscando nuevo mobiliario o eligiendo el color de los despachos.
Gesvican no intermedia , los ayuntamientos carecen de un protocolo antidesahucios y los jueces ordenan lanzamientos.
Es decir:
Hay una LEY , que obliga a que no se realicen desahucios sin alternativa habitacional , pero los jueces ordenan desahucios sin alternativa.
Gesvican no ofrece la obligatoria alternativa , algo fundamental en su razón de ser.
La Dirección General de Vivienda , aún no se ha decidido por el color con el que pintar las paredes , y en conclusión, el afectado por el problema, él y su familia, son desahuciados.
Y si alguien, presa de la angustia y desesperación, tiene un mal momento y se suicida , se busca una excusa , un lamento.
Y a otra cosa.
A hablar de Catalunya, de la guerra, o del alumbrado de Navidad.
Por eso, intentar centrarse en el problema, me parece fundamental.
Y para empezar , conviene no apuntar en la dirección equivocada.
Está claro que tenemos todo el derecho del mundo a exigir soluciones a la administración.
Pero dirigiéndonos exclusivamente a ella , los verdaderos culpables del problema, los bancos y fondos buitre, se van de rositas.
Ya no tienen sus oficinas ocupadas.
Sus directivos no se sienten presionados.
Ahora han visto con gran alivio, cómo su estrategia de aguantar, da sus frutos, y la presión sea poca o mucha , se dirige a la administración.
Y nos olvidamos de que son el ORIGEN del problema.
LOS BANCOS DESAHUCIAN.
LOS DESAHUCIOS MATAN.
Y los poderes públicos, es decir, jueces , Dirección general de vivienda, Gesvican y ayuntamientos , son los DESOKUPA de Cantabria.
Lógico que aquí no venga ésa empresa mafiosa.
Su mercado lo acaparan verdaderos profesionales.