Infancia y Ciudad

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||por Arrabal Diálogos Urbanos||

Cada vez es más difícil ver niños en la ciudad y esto no se debe únicamente al descenso de la natalidad. Otros factores, como el desplazamiento de la población joven a la periferia de las ciudades, o la percepción de inseguridad que tienen los padres de las calles actuales, influyen en ello. El diseño de las calles no incentiva su presencia, y tampoco los espacios concebidos para ellos, que tienden a ser sobreprotectores y aisladores de su entorno. Hoy son muchos los adultos que tienen la percepción de que la ciudad moderna ha truncado la posibilidad de jugar en la calle y lo cierto es que los niños necesitan espacios públicos protegidos, pero que les brinden autonomía.

En las últimas décadas las ciudades se han planificado desde la perspectiva del coche, lo que ha influido en la ubicación de los diferentes usos: residencia, trabajo, estudios u ocio. Esto limita la autonomía de los niños o de los adolescentes, que de por sí sólo pueden desplazarse de manera autónoma andando, en bici, o en transporte público, convirtiendo la distancia en una primera barrera, a la que se añade el miedo que los padres tienen al tráfico. Si todo se hace en coche, se pierde la vida de calle, y para evitarlo hay que planificar y diseñar calles para las personas, concebidas como un espacio público de relación social y de encuentro, de forma que inciten a recorrerse y faciliten la estancia y el juego informal.

También el uso que se hace del espacio público influye en la autonomía de la infancia. Cada vez más se percibe a los niños como un problema y se les impide el uso de la calle (“prohibido jugar a la pelota”), lo que se une a la creciente comercialización del espacio público, que asigna más espacio a terrazas de bares, o aparcamientos, que al uso libre del espacio común.

Por otra parte, no siempre los lugares que tienen sentido para los más pequeños coinciden con los espacios creados para ellos, pues a través del diseño se han implantado espacios para la infancia a modo de parques de catálogo. Los niños y jóvenes disfrutan de los lugares no programados, como son los recovecos de una calle, una barandilla o las escaleras de un edificio. Muchas veces la imaginación es el verdadero sentido del juego y, en ocasiones, la transgresión del uso es lo que da el valor al espacio. El tobogán siempre fue un ejemplo de ello: no solo sirve para bajar sentado; se puede bajar tumbado, de cabeza, de espalda…, se puede escalar, bajar en grupo o atravesar bajo un túnel improvisado con piernas. Los retos y dificultades, incluso la sensación de peligro, estimulan la actividad y provocan la excitación necesaria para el juego, pudiéndose pensar lugares para los niños que se conviertan en sus lugares.

Tradicionalmente se evoca una infancia que transcurría en contacto con la naturaleza: trepar un árbol, correr por la playa o subir una montaña… El progreso ha creado sustitutos de alta calidad, como son juegos electrónicos, clases particulares o centros comerciales con sus áreas recreativas. Pero estos entornos contribuyen a formar al niño como el futuro cliente que no usa el espacio, sino que lo consume. En general, son sustitutos artificiales que tratan de emular el juego al aire libre, o la naturaleza, pero no hacen ni lo uno, ni lo otro.

Por otra parte, la relación con nuestro entorno es reciproca: lo modelamos y nos modela; por lo que, si en lugar de estos sustitutos, se diseñara el espacio público incluyendo la naturaleza, que es un elemento más del juego, y que aporta todos sus beneficios, además de calidad y seguridad al espacio, se generarían adultos respetuosos con el medio, autónomos y libres.

Los niños, como el resto de colectivos que forman la sociedad, tienen derecho a usar la ciudad. Si se consigue planificar y diseñar teniendo en cuenta a la infancia, la ciudad será más inclusiva y rica para todos.

Todos estos aspectos son los que el AMPA Cisneros, en colaboración con los colegios de los profesionales a los que compete la planificación urbanística de las ciudades, quiere abordar el día 16 de noviembre, a las 18:00 horas, en el Salón de Actos del Colegio Cisneros, con la pretensión de dar a conocer diferentes opciones y puntos de vista de cómo crear una ciudad para todos, incluyendo a la infancia.

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