«El 27 de diciembre de 1936, a la una de la tarde de un día soleado, cuando había mercadillo y las ciudadanas y ciudadanos paseaban tranquilamente por la ciudad, la aviación nazi bombardeó el Barrio Obrero y otras zonas de la ciudad.

Las bombas asesinaron a, al menos, 69 personas e hirieron a muchas más. Hubo pérdidas de vivienda, de enseres, además de que el miedo ante el furor que caía del cielo se adueñó de la población civil. Esos fueron los confites de sangre para Santander que anunciaba Queipo de Llano por Radio Sevilla dos días antes». Así comenzaba el manifiesto que se leyó esta mañana en el Parque de Mendicouague de Santander, donde la Plataforma Memoria y Democracia de Cantabria había convocado un acto-performance en homenaje a las víctimas civiles de aquella atrocidad.

Unas 250 personas han asistido a este emotivo acto en el que, además, han participado familiares de una de las víctimas (Ángeles Fernández Otí, que fue asesinada con 7 años) e, incluso, una superviviente de aquel ataque de denominada como Legión Cóndor. El homenaje ha convertido al Parque de Mendicouague (donde estaba la fábrica del mismo nombre donde también murieron civiles en esa jornada del horror) en un cementerio efímero con la instalación de 67 lápidas con aquellos nombres y edades confirmados de las víctimas, aunque dependiendo de las fuentes el número rondaría las 100; varias personas vestidas de negro han ocupado el lugar de las víctimas y otras personas vestidas de blanco han simbolizado a la sociedad que no olvida.

 

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En el manifiesto se denunciaba que «las víctimas del bombardeo del día 27 no tienen lugar de memoria en la historia» y se recordaba que «hace pocas semanas, a solicitud de la asociación Héroes por la República y la Libertad, PSOE y Unidas Podemos presentaron una propuesta en el Ayuntamiento de Santander para reparar simbólicamente a las víctimas con una placa o un monolito en este parque. Los votos en contra de PP y de VOX y la abstención del PRC negaron el derecho a ese mínimo recordatorio de la historia, de las víctimas».

Tras la lectura del manifiesto, se han recordado en voz alta todos los nombres de las víctimas y se ha escuchado un largo aplauso en honor a su recuerdo. «Aunque el Ayuntamiento se niegue a generar un espacio de memoria, nosotros no olvidamos a los ausentes presentes», ha concluido un representante de la Plataforma.

Esta es la última acción del año de la Plataforma Memoria y Democracia de Cantabria nacida en octubre para luchar contra el intento de derogación de la Ley de Memoria Histórica y Democrática de la comunidad autónoma. En este tiempo, además de cuatro rutas guiadas por la memoria histórica, que han reunido a medio centenar de personas, y de una concentración frente al Parlamento, se realizó una manifestación en Santander que congregó a más de 2.000 personas.

El manifiesto general de la Plataforma ha sido firmado por unas 90 organizaciones cántabras, medio centenar de otros territorios y por unos 1.600 ciudadanos y ciudadanas a título individual.