Calista y Baldomero en Navidad
Es lugar común que la Navidad es para los niños, una verdad de la que nos aprovechamos los mayores, para que sea también de nosotros. El caso es que, en el ámbito de las artes escénicas, los programadores suelen optar, en estos días, no sólo, pero especialmente, por espectáculos infantiles, a los que los niños asisten acompañados de los mayores, que también lo pasamos bien, por más que no estén hechos para nosotros. Ya digo…o sí.
Para las fiestas navideñas en curso, Hilo Producciones ofrece un espectáculo Especial Navidad, protagonizado por esos dos personajes, ya conocidos, que son Calista y Baldomero, interpretados por Laura Orduña y Sandro Cordero, que lo ha escrito y dirigido. Dos personajes muy divertidos, a los que Sandro Cordero ha puesto en el escenario para entretener, no sólo a los niños, sino también a los mayores, que asistimos sin que nos tengan que acompañar una niña o un niño. Y lo ha hecho trenzando unos cuentos que, sin ser estrictamente navideños al uso, cumplen a la perfección el cometido de llevar alegría, magia, emoción, misterio, humor… a los espíritus de los espectadores, en estas fiestas, que son -o deben ser- alegres, mágicas, emocionantes, misteriosas, risueñas…
Así lo pudimos disfrutar, en la sede de la AAVV San Joaquín (Campogiro), el pasado día 22 de diciembre, un público, que no dejamos un asiento libre. Un público, en cuyos ojos y labios se abrió una sonrisa, y en ellos estuvo instalada, desde que la función comenzó entonando un delicado concierto con campanillas de delicados coloridos, interpretado a dúo, hasta que terminó con un abrazo compartido. Una hora con la sonrisa puesta y el ánimo ocupado por algo muy parecido a ese espíritu navideño, del que se habla, contagiado por una Calista y un Baldomero, que festejaron con y para el público la Navidad, como si de otra fiesta se tratara, sin incurrir en tópicos, desmitificando villancicos de centros comerciales, sin caer en ñoñerías, que ni los niños aceptarían. Un espectáculo para que los adultos nos sintamos niños, sin serlo, y para que los niños, no tanto se sientan adultos, como para que se sientan considerados como personas capaces de entender y sentir como adultos. Un espectáculo que procura la participación del público, al que hace cómplice. Un espectáculo en el que Laura y Sandro mantienen el ritmo vertiginoso, pero sin tropiezos, de interpretación, al que nos tienen a costumbrados, con una variedad de registros vocales y abundante gestualidad, sin rozar en ningún momento el histrionismo.
Se trataba, ese día, de un ensayo general con público, que resultó ser mucho público, en cantidad y calidad, y que se vio como un estreno en toda regla, a pesar de faltar la luz de unos focos, con los que el local no cuenta.
En resumen:
Varios cuentos distintos
y un solo espectáculo
realmente verdadero:
Especial Navidad,
Calista y Baldomero.