El molino de El Ronzón, en Santa Cruz de Bezana, entra en la Lista Roja del patrimonio de Hispania Nostra
El molino de El Ronzón, en Santa Cruz de Bezana, acaba de entrar en la Lista Roja del patrimonio de Hispania Nostra, con la que esta entidad especializada en la conservación de elementos históricos y culturales llama la atención sobre el riesgo de su desaparición.
En este caso, y a instancias de Enrique Gordaliza, vecino del municipio interesado en el medio ambiente y el patrimonio, se reconoce esta instalación de patrimonio industrial.
El molino de El Ronzón está ligado al arroyo Otero, que recorre Santa Cruz de Bezana. Es, de hecho, el molino más antiguo de todos los ubicados ahí: según recoge la ficha de Hispania Nostra, el primer documento en el que se menciona el molino corresponde a una compraventa del año 1496, por la que la comunidad del monasterio de Santa Catalina de Monte Corbán, propietaria durante años del molino, vende la mitad del mismo a un particular procedente de Trasmiera, Pedro Sánchez de Castilla. El molino de El Ronzón estuvo en funcionamiento casi 500 años, ya que se tiene constancia del cese de su producción en el año 1920.
Se trataba de un molino maquilero, es decir, para moler harinas y aprovecha la energía que genera el río. En él se empleaba la molienda para el abastecimiento de los habitantes de Sancibrián o de Santa Cruz de Bezana, y el pago se realizaba al molinero en especie, que tenía como nombre maquila. Es así como el molinero pedía a cambio maquileros o celemines y se quedaba con parte de su propia molienda.
El molino está ubicado sobre el arroyo Otero, que nace en el barrio de Bojar (en Santa Cruz de Bezana), discurre por Sancibrián y Soto de la Marina hasta llegar a La Canal, donde se localiza también el molino de San Juan de La Canal.
El Ronzón, en su origen, era de planta rectangular con posibles esquinales de sillería. En sus estancias internas, habría contado con una tolva para canalizar el grano que se vertía sobre ella. Posteriormente se dosificaba el grano gracias a la carraca, pasando a la que sería la sala de molienda, la cual contaba en su origen con piedra volandera, piedra solera, la costanera y el harinal. El grano era molido por las ruedas de piedra, depositándose la harina resultante en el harinal. El agua que hacía girar las palas del rodezno, accionando de esta forma el molino, entraba a presión tras estar retenida en la represa, cuyo acceso contaba con un arco de medio punto que aún se puede observar a través de la maleza.
Es un bien catalogado en las Normas Subsidiarias (NNSS) del Ayuntamiento de Santa Cruz de Bezana, sin instrumentos específicos de protección y propiedad de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico.
A pesar de que aún quedan restos de la estructura del molino y de la presa de sillar, se encuentra semiderruido y completamente cubierto por la vegetación, lo que dificulta enormemente su correcta lectura. Esta vegetación procede en gran parte del ecosistema del arroyo.
El molino se encuentra incluido en diferentes rutas turísticas y cuenta con señalética en la que se describe el proceso de la molienda del grano. Su estado es de completo abandono, lo cual se refleja no únicamente en el molino, sino en el estado de degradación de la propia cartelería.