||por Marcos Gutiérrez Sebastián. Trabajador Social jubilado y Cooperante||

Ecuador, tierra de contrastes y encrucijada geográfica, se encuentra inmerso en una compleja travesía marcada por desafíos que han ido configurando un panorama crítico a lo largo de los años. Más que una crisis puntual, el país experimenta una serie de retos que alcanzaron su punto culminante en los años 2018-2019, delineando un escenario donde se entrelazan lo local, nacional, regional e internacional.

En el epicentro de los problemas, Ecuador enfrenta la preocupante realidad de ser uno de los principales nodos en el tráfico de drogas a nivel mundial. Este estigma ha convertido al país en un objetivo atractivo para grupos criminales transnacionales, cuyas alianzas con pandillas locales han exacerbado la complejidad del panorama. La respuesta a este desafío no puede limitarse únicamente a operativos de seguridad; es imperativo adoptar un enfoque global que aborde las raíces del tráfico de drogas.

El crimen organizado, en su búsqueda de impunidad más que de poder, desafía constantemente la capacidad del Estado para mantener la paz y el orden. La confrontación abierta que se vive actualmente entre estas organizaciones y las fuerzas
del orden refleja una lucha por el control que socava la estabilidad de todo el país.

Comprender a fondo las complejidades de las pandillas ecuatorianas es esencial para elaborar estrategias que no solo enfrenten el problema de manera inmediata, sino que también aborden sus causas fundamentales.

A pesar de estos desafíos, Ecuador se encuentra ante una ventana de oportunidad para transformar la crisis en un catalizador de cambio positivo. La creciente conciencia social y la voluntad política pueden convertirse en motores para la implementación de soluciones a largo plazo. El país, que ha sido testigo de cambios significativos en términos de seguridad en los últimos años, tiene la capacidad no solo de revertir esta tendencia, sino también de establecer nuevas bases para un futuro más seguro y próspero.

La gestión eficiente de las cárceles es un elemento central sobre el cual el Gobierno actual debe actuar con urgencia. Consideradas como verdaderos centros operativos del crimen organizado, las prisiones se erigen como un pilar fundamental en esta travesía.

Recuperar el control de estos espacios no solo contribuirá a la disminución de la delincuencia, sino que también enviará un claro mensaje sobre la firmeza del Estado frente a la impunidad que existe en la actualidad.

La superación efectiva de la crisis en Ecuador demanda un enfoque integral y reformas estructurales profundas. El control efectivo de puertos y fronteras, la erradicación de la corrupción en todas las esferas de la sociedad y una gestión penitenciaria eficiente son elementos cruciales en esta transformación. Además, la cooperación internacional se
presenta como un componente indispensable para hacer frente al crimen organizado; nos encontramos ante una amenaza que no reconoce fronteras nacionales.

Ecuador se encuentra en una encrucijada crítica, pero también está en la posición de convertir este desafío en un punto de inflexión hacia la resiliencia. La crisis actual no solo pone de manifiesto los desafíos inmediatos, sino que también destaca áreas donde se pueden implementar soluciones innovadoras y sostenibles. La colaboración entre el gobierno, la sociedad civil y la comunidad internacional será clave para superar estos desafíos y construir un Ecuador más seguro y próspero para las generaciones venideras.

En esta búsqueda de resiliencia, Ecuador puede no solo superar la adversidad, sino también emerger como un faro de transformación positiva y renovada esperanza en la región, en beneficio del país y de sus maravillosas gentes.