La falta de más aspirantes permitió a La Encina hacerse con el Parque 2020 pese a lograr sólo 60 puntos en el proceso
El pasado mes de octubre comenzaron las obras del Parque 2020, un espacio ubicado en la zona de Mataleñas, en Santander, concebido como homenaje a las personas que fallecieron por la pandemia de la COVID-19 hace ya casi cuatro años.
Las obras las ejecuta la empresa La Encina, especializada en jardinería e implicada en las conversaciones con el exjefe de servicio de Carreteras de la Consejería de Obras Públicas sobre sus prácticas para inclinar las adjudicaciones a empresas habituales, recogidas en las grabaciones de sus llamadas incluidas en el sumario, recogidas en su momento por EL FARADIO.
LAS LICITACIONES, UNA CARRERA A LOS PUNTOS
Esta empresa fue la única aspirante al proceso de adjudicación, lo que la convirtió, en consecuencia, en la adjudicataria y responsable de las obras.
En las adjudicaciones de obras o servicios públicos, estos contratos no se conceden formalmente de una forma automática, sino después de que se vayan asignando puntos a las distintas condiciones que hay que cumplir (recogidas en los documentos llamados pliegos incluidos en lo que se conoce como la licitación, el arranque del proceso).
Así, están las condiciones técnicas, las económicas…, con sus correspondientes subdivisiones, hasta sumar, juntando todas las puntuaciones, la nota final, cuyo máximo sería, de alcanzarse, 100.
Y dado el interés que en principio despierta cualquier licitación entre las empresas que aspiran a conseguir esos trabajos, sea por ingresos o por currículum, son procesos bastante competitivos en los que esas notas suelen ser siempre bastante elevadas y la ‘pelea’ por una adjudicación se dirima a veces en un par de puntos.
De ahí deriva muchas veces la competencia en materia económica, de una forma que no se entendería en la parte técnico: en ese apartado, de las cifras, se valora no que se ajusten a lo que marca el pliego, sino que se mejoren, es decir, que se rebajan, de modo que las ofertas más baratas se llevan más puntos. A partir de un porcentaje determinado de rebaja –que se calcula sobre la media de las rebajas de las demás aspirantes- es lo que se conoce como baja temeraria o desproporcionada, criticada en el mundo empresarial por el riesgo a que con menos dinero no se puede cumplir con la calidad del servicio (el contrato de basuras encadenó hasta dos bajas seguidas, con las consecuencias conocidas sobre la calidad), o la exclusión que supone de empresas pequeñas que no pueden competir en lo económico. En la trama de Carreteras, las empresas o pactaban la baja o recibían indicaciones del funcionario exjefe de Servicio de cómo hacerlas.
API, RUCECAN, LA ENCINA y la “UTE diabólica” se repartieron las zonas del contrato de las cunetas
60 SOBRE 100
En este caso, la empresa adjudicataria fue la mejor de las presentadas (entendida mejor como la que más puntos logró) porque fue la única que se presentó, algo que no se conoce en el momento de presentar la oferta.
Así, según documentación municipal consultada por EL FARADIO, Centro de Jardinería La Encina obtuvo 60 puntos de los 100 que estaban en juego.
Una cifra levemente por encima de los 50, la mitad, que no es una situación común en las adjudicaciones en Santander, ni siquiera en aquellas en las que sólo hubo un aspirante.
Por citar algunos ejemplos recientes de adjudicaciones en Santander, en las obras de optimización térmica en el servicio municipal de transportes urbanos, la única aspirante, Veolia, obtuvo 92 puntos; en la Fábrica de la Creación la adjudicataria logró 85 (rechazándose a empresas con 46 ó 51); el contrato de mantenimiento de túneles lo consiguió API tras sumar 96 puntos, a distancia de los 34 de la otra competidora.
Y en las obras de protección frente a las inundaciones en el Barrio Santiago El Mayor –Nueva Montaña-, la adjudicataria, Rucecan, tuvo 92 puntos, apenas 2 más que la segunda aspirante, Senor, en un proceso en el que también fue descartada Imesapi, con 62 puntos (se da la circunstancia de que las tres aspirantes aparecen mencionadas como participantes activas en las acciones sobre las adjudicaciones que dependían del exjefe de Carreteras).
Yendo al detalle de las distintas subdivisiones del proceso, en el que recogía las partes técnicas, La Encina obtuvo ocho de los dieciséis puntos en liza en la memoria técnica, 7 de 13 en el estudio de jardinería y arbolado –sector al que pertenece la empresa y en el que está centrado el proyecto- y 10 de 20 en el compromiso de suministro. Es decir, prácticamente la mitad de los puntos que podían lograrse en cada subapartado. La suma final asciende 25 puntos de los 49 de máxima a los que se aspiraba.
Y luego está la parte de la oferta económica y otros aspectos ligados a la oferta: frente la tendencia habitual a importantes bajas en las licitaciones, en este caso la rebaja es de unos 2.000 euros (de los 248.115 que calcula la administración a los 246.875 que plantea La Encina). Aquí sí que se alcanzan todos los puntos que se puede: 35 de 35.
Calcular la baja en una adjudicación no siempre es fácil porque depende de las otras empresas: si la oferta se desvía mucho de las de las demás, puede ser excluida por desproporcionada, y si es poca, puede ser superada por otras. En las conversaciones de la trama de Carreteras, se revelaba como las propias empresas pactaban las bajas que presentarían.
En este caso, a los puntos de la oferta económica se sumaba la posibilidad de añadir otros 16 puntos por incluir mejoras de algún tipo: ocho por mejorar los plazos de garantía y mantenimiento, y otros ocho por la ampliación del ancho de los caminos.
16 puntos que en otras circunstancias hubieran resultado muy valiosos para inclinar la balanza de la suma definitiva respecto a otras aspirantes, pero que aquí se saldaron con cero cada uno. En los plazos de garantía y mantenimiento no se aumentó, y en el ancho de camino, directamente no hubo oferta.
De modo que finalmente, a los 25 puntos (del total de 49) del primer apartado se suman 35 (de los 51 posibles), saliendo un global de 60 respecto a 100.
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