El nuevo sistema de residuos de Valdecilla se estrena con un reventón
Las trabajadoras de la limpieza de Valdecilla estaban pendientes desde la semana pasada de la entrada de un nuevo sistema de gestión de residuos que iba a afectarles al tener que dedicar a su puesta en marcha y mantenimiento unos recursos que concentrarían sobre ellas más carga de trabajo sobre unos espaldas que ya de por sí acarreaban bastante peso, tal y como han denunciado recientemente de forma conjunta Comisiones Obreras, CSIF y SCAS, y como se han hecho eco partidos como el PRC o IU.
La limpieza del hospital está, como todos los servicios no sanitarios –con el matiz de que en un engranaje así lo no sanitario tiene efecto sobre lo estrictamente sanitario, como sucede con la alimentación o este propio caso de la limpieza—en manos de Serveo, sucesora de Ferrovial y que pertenece al fondo financiero Portobello, que trató de venderlo en su momento.
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Ese servicio de recogida de residuos, históricamente externalizado, funciona a base de compactadoras que aprietan la basura para reducir su tamaño –un mecanismo similar a lo de los camiones de recogida clásicos-.
Hasta la fecha estaba subcontratado a SADISA, conocidos por la constructora ASCAN o por llevar en el pasado las basuras de Santander, que solía hacerlo en un terreno cercano, pero no dentro de los límites del hospital, como explica Carlos Santamaría, del sindicato CSIF y en funciones de portavoz de las tres formaciones que vienen exponiendo la situación, Comisiones Obreras, SCAS y el suyo propio.
Pero al finalizar el contrato, Serveo decide volver a instalar las compactadoras dentro del servicio.
Una fórmula, la de hacerlo dentro del recinto de Valdecilla, que se había desechado hace años –entre otros motivos por comprobar los impactos como el olor o el movimiento de residuos dentro del propio centro-.
Esta nueva gestión directa de las compactadoras dentro del hospital y desde Serveo, explican los representantes sindicales de CC.OO, CSIF y SCAS a EL FARADIO, se implantó pese a tener informes que repetidamente cuestionaban su ubicación dentro del recinto.
Al vaciar los contenedores, esos desechos sanitarios, que sin ser de riesgo no se tratan como residuos urbanos convencionales, van directamente al suelo, lo que inicialmente suscitó la duda de si, a falta de un canal específico, estaban llegando a los desagües de pluviales, que son los únicos con los que se contaba, hasta que estos días se ha improvisado una nueva vía de evacuación, que en cualquier sigue llegando al mismo destino.
Todo, enumeran los representantes de la plantilla, se hace sin un espacio creado específicamente para ubicar este nuevo sistema, ubicado en una zona de paso de vehículos y cercana a pabellón, sin nuevas infraestructuras apropiadas y especiales, sin el montacargas necesario que llegó a estar proyectado para transportar los contenedores evitando tener que atravesar por pasillos por los que pasan también pacientes o profesionales sanitarios, sin protocolos específicos de uso, sin adaptación de obras y sin máquina de limpieza de contenedores -como también se pidió, sin éxito, lavándose ahora a mano–.
El servicio lo desarrolla personal desplazado de otras funciones de la limpieza de Valdecilla, y la puesta en marcha del servicio no sólo deja ver restos de los residuos del hospital en uno de los espacios externos de Valdecilla, sino que además se ha estrenado en sus primeras semanas con un reventón de una de las compactadoras: en concreto, ha estallado un hidráulico, dejando residuo extra del aceite, con la nueva duda del destino final de los residuos.
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