«El campo de concentración de la Magdalena es algo muy trágico, muy tétrico y muy poco estudiado»
La Plataforma Memoria y Democracia ha organizado para el sábado 30 de marzo una nueva edición de Rutas de la Memoria y en esta ocasión proponen un recorrido por la memoria del Campo de Concentración de La Magdalena.
Para ello, cuentan con el filósofo y ensayista Alberto Santamaría, que repasará todo lo sucedido en este lugar, ahora turístico, que fue un campo de concentración entre agosto de 1937 y noviembre de 1939, sobre el que investigó ampliamente y que revivió La Vorágine en una acción dentro de la Surada Poética en la que recreó una de las fotos. Nos ha contado algunas ideas que plasmará en esa ruta en una entrevista concedida a EL FARADIO DE LA MAÑANA, en Arco FM.
La cita es el sábado 30 de marzo a partir de las 11 de la mañana.
La Plataforma Memoria y Democracia aglutina a decenas de organizaciones y cientos de ciudadanos, y se constituyó como reacción al anuncio por parte de PP, a instancias de Vox, de derogar la Ley de Memoria Democrática de Cantabria. Desde este colectivo se han organizado muchas actividades, incluyendo unas rutas por la memoria que registraron una participación multitudinaria.
Alberto Santamaría ha documentado el campo de concentración de La Magdalena y ha conseguido reunir un buen número de fotos, cartas y archivos que muestran como las caballerizas de La Magdalena se convirtieron durante los años 1937-1939, en el transcurso de la Guerra Civil Española, en un campo de concentración para todos aquellos ‘rojos’ considerados opositores al régimen de Franco. Explica que el objetivo que se perseguía con la creación de estos campos de concentración, y más en concreto con el de La Magdalena, era la anulación por completo del contrario. Pretendían humillarlo, someterlo y maltratarlo.
Hasta el campo de concentración de La Magdalena llegaron opositores del régimen de todos los rincones de España. En el frente norte había mucha gente de distintas procedencias del país.
Los trabajos forzados eran las principales prácticas que se desarrollaban. Las condiciones de vida eran pésimas y el frío y el hambre eran extremos. En diversos documentos que están expuestos se puede observar, como se afirma, que las condiciones sanitarias y de higiene eran deficientes.
El trabajo investigador de Santamaría logró aflorar fotografías y testimonios de presos, como esta carta de un hombre a su mujer:
“Todos estamos bien, contando el tiempo que nos falta para estar reunidos, que, si Dios quiere y mi Virgen, será pronto. Ten confianza y reza mucho que nosotros también lo hacemos así”.
Jaume Anglada Rodellas fue otro prisionero catalán que plasmó a través de distintos versos su experiencia:
“Potes y platos, relucientes y vacios, pupilas apagadas, pantalones que caen, agua en la boca…Comer con la imaginación… ¡Querer y no poder comer! ¿Será esto un clamor? ¡Es el hambre!”.
Una vez que el campo de concentración de La Magdalena dejó de albergar presos opositores, se convirtió en refugio para todos aquellos que se quedaron sin hogar tras la terrible devastación de la ciudad a causa del fuego en 1941 que destruyó la ciudad de Santander.
No hay un número exacto de la cantidad de presos que entraron en el campo de concentración ni del número de muertos. Sin embargo, hay cifras que hablan por sí solas sobre la feroz situación a la que tuvieron que hacer frente miles de personas: más de 1.600 prisioneros en julio de 1938, en un lugar con capacidad para 600 personas, lo cual supone un 266,66% de estado de ocupación. Si avanzamos un año, las cifras aumentan y llegan hasta las casi 1900 personas en marzo de 1939.
UN CAMPO DE CONCENTRACIÓN PIONERO
El campo de concentración de La Magdalena fue el primero que se creó en España en los años de la Guerra Civil, en la etapa del franquismo.
También en Santander se diseñó el modelo de campo de concentración para el resto del país debido a que en la franja cantábrica se produjo el llamado ‘frente norte’ -conjunto de operaciones y combates que se produjeron en la franja norte y que enfrentaron a las fuerzas sublevadas y los republicanos- en 1937, una fecha muy tempranera. Como consecuencia de este enfrentamiento llegaron a tener hasta más de 50.000 presos.
En Santander había varios centros de detención: la Plaza de Toros, el Campo del Racing, La Tabacabera, el Seminario de Corbán y Las Oblatas. En el caso concreto de La Plaza de Toros, y el campo de fútbol fueron campos de detención temporal hasta que los llevaban a los permanentes. La Magdalena era uno de los principales, además del de Corbán. Las mujeres eran trasladadas hasta las Oblatas (calle del Monte).