Gaza palpita en la iglesia San Pío X de Santander
Es un compromiso por Gaza. Ya se han visto manifestaciones, también hubo un fin de semana en que la Asociación Cultural Octubre de Torrelavega se dedicó a hablar de lo que está sucediendo en Palestina, y hace dos semanas se vivió el Cabezón por Gaza, otra expresión de la sociedad civil en solidaridad con la población gazatí y en contra de que cometa un genocidio contra ella.
Ahora se trata de un encierro, otra fórmula que se utiliza, en ocasiones, como una forma de protesta y de visibilización de algo que está sucediendo. En las últimas semanas, los focos informativos han apuntado en varias direcciones, como esa tensión entre Israel e Irán que podía sumirnos aún más en un estado de miedo por lo que pudiera estar por venir.
Pero el miedo es algo ya instalado en Palestina. Ahora también el horror, la miseria y también el encierro. Millones de personas que han perdido su hogar o han tenido que abandonarlo, intentando escapar del siguiente bombardeo, y que no ven una salida a la situación en la que están, incluso geográficamente.
Gaza se enfrenta a un nivel “catastrófico” e inminente de hambruna
El encierro de este fin de semana, organizado por un grupo ciudadano y similar a otros que comenzaron en Andalucía, será en la parroquia santanderina de San Pío X, en la calle Juan del Castillo (entre Fernando de los Ríos y el Paseo del Alta/General Dávila), una iglesia cuyo párroco, Avelino Seco, reivindica la importancia de estar “con los más débiles”, en este caso el pueblo palestino, frente a los ataques del “sionismo”.
Comenzará el sábado a las diez y durará hasta el lunes a las diez, y además del propio encierro y encuentro entre los asistentes, se organizarán distintos encuentros y conexiones, con la idea de que todo sea muy participativo.
Por ejemplo, se conectará con la escritora Yolanda Soler Onís, que es directora del Instituto Cervantes en Beirut, escenario también de los «terribles» bombardeos israelíes, que relatará desde el terreno el impacto en la vida diaria, con el sur del país «arrasado» y en un «caos total». . También se espera la visita de un periodista que acaba de regresar precisamente de Líbano.
En el encierro participará la activista y divulgadora ecologista Yayo Herrero, afincada en Cantabria –una de las integrantes de la plataforma organizadora evento de Cabezón por Gaza-, cuya presencia se aprovechará para hablar sobre medio ambiente o decrecimiento, el movimiento que recuerda que los recursos naturales son limitados mientras que el modelo económico se basa en su sobreexplotación. Esta misma semana varias organizaciones ecologistas intercambiaban ideas y planes al respecto.
«No cabe pensar si queremos o no decrecimiento porque vamos a decrecer materialmente sí o sí»
También estará Libertad, una mujer de 89 años, anarquista, cuyo padre militaba en la CNT, y que contará como cruzó la frontera en 1939, en plena Guerra Civil, rumbo al exilio, llegando al campo de Argelès-sur-Mer , en Francia (el mismo en el que el cántabro Eulalio Ferrer descubrió el Quijote, la figura que marcó su vida). Se trata de recordar situaciones de exilio, de guerra, de refugio, que han vivido distintos pueblos a lo largo de la historia, incluyendo nuestro pasado.
De cara al encierro, este grupo ciudadano ha querido plasmar su sentir en un comunicado dividido en cinco puntos:
1- El encierro tiene un doble motivo. El primero y principal es que reclamamos el alto el fuego inmediato del ejercito israelí sobre el territorio de Gaza. Pero no solo. Solicitamos una paz justa, el respeto a los derechos del pueblo palestino sobra su territorio y una solución justa al problema que lleva muchas décadas masacrando al pueblo palestino. Es imprescindible que las autoridades mundiales comprendan que sin justicia no hay paz. Que nada bueno resulta de la invasión de un territorio ajeno y de las masacres consecutivas de la población inocente, además de los asentamientos ilegales de territorios palestinos. La guerra, la violencia, la injusticia jamás han resuelto un problema.
2- El segundo motivo que nos trae al encierro es personal. Cuando la historia se estudie o se lea, no queremos que nuestras descendientes se pregunten ¿qué hicieron nuestras madres, padres, abuelas…? cuando contemplen la desolación de ese enorme campo de concentración en que han convertido a la Franja de Gaza, cuando vean los cadáveres de miles de niños, de cadáveres vejados, de madres y padres destrozados por las bombas y nos miren, no queremos ser los que callaron, los que no hicieron nada. Debemos esta acción y muchas otras contra el genocidio de gazatíes a las generaciones futuras, porque sentirán lo mismo que nosotras cuando caminamos por los campos de Auschwitz, Mathausen, Gusen, Sobibor, Ravensbrück. No queremos pasar a la historia como la generación de indiferentes ante la masacre de inocentes.
3- Sabemos que nuestros respectivos países, Europa, EEUU, el mundo occidental al completo puede y debe hacer algo. Nos consta que solo una llamada desde el Pentágono acabaría con el genocidio, como se demostró cuando el horror abatía los campos de refugiados de Sabrá y Chatila, que el entonces presidente Reagan (nada sospechoso de complacencia con la izquierda) levantó su teléfono y al momento la masacre paró. Nuestro mundo, la cultura occidental de la que nos sentimos orgullosas tiene una actitud cobarde, vergonzante, con los ojos puestos en la mera complacencia especulativa, obedeciendo a los intereses y los lobbies económicos que sirven al sionismo como buenos lacayos. Nos avergüenza pertenecer a un mundo donde los gobernantes se ponen de perfil ante masacres infames.
4- Cuando Israel violó la embajada de Irán en Siria, traspasó una terrible línea roja de las propias leyes internacionales que después de la Segunda Guerra Mundial, el mundo occidental se dio. De hecho pocos días después fue Ecuador quien asaltó la legación mexicana con el fin de secuestrar a su exvicepresidente Jorge Glas. Imaginamos la reflexión: “si Israel se salta todas las leyes internacionales ¿por qué no nosotros?” Lo cual nos conduce a una escalada terrible donde la paz mundial se ve amenazada de forma total.
5- Y por último. No olvidemos. Hoy es el pueblo palestino que sufre el genocidio, el horror de unos ataques infames, mañana podemos ser nosotras. La paz y la justicia deben caminar de la mano porque la historia nos demuestra que sin acuerdos justos para las partes, no hay paz posible. Por una Palestina libre. Alto al fuego inmediato. Fin de las hostilidades genocidas del sionismo. Por la paz y por los Derechos Humanos en la Franja de Gaza.