«Les hemos dejado crecer»: años de «impunidad» llevaron al genocidio en Gaza y a un Estado de Israel «totalitario»
Están siendo días intensísimos para los tripulantes del Handala, el barco de la Flotilla de la Libertad que llegaba el sábado al Puerto de Santander y que continuará su singladura hasta intentar llegar a Gaza con el objetivo de romper el bloqueo que sufre por parte de Israel, que también es marítimo, y, sobre todo, mandar, puerto a puerto, un mensaje de denuncia del genocidio israelí y de mandar un mensaje de aliento que recogen pueblo a pueblo.
Reuniones, manifestaciones, además de la propia travesía –que en el caso del Cantábrico fue complicada-, pero que resisten al tener como espejo en el que mirarse “la perseverancia del pueblo palestino”.
Así lo describía uno de los tripulantes de la Flotilla, Felipe López, reportero brasileño afincando en Irlanda, en la mesa redonda que se ha celebrado este lunes en el instituto Santa Clara, moderados por el médico palestino afincando en Cantabria Najaty Suliman, muy activo en la denuncia aquí de lo que está sucediendo en su tierra.
Y en la que ha insistido en la necesidad de una “respuesta moral”, apelando a la “obligación” de hacer “cosas concretas” para ayudarles, más allá de las “palabras” (se refería al reconocimiento por parte del Gobierno español del Estado palestino).
La Flotilla busca no sólo “desafiar” el bloqueo, “legal e inhumano”, sino “exponer” la “complicidad” de los gobiernos, poniendo como contraste el reciente ejemplo de la ayuda a Ucrania y la acogida a su pueblo frente a la invasión rusa.
“ISRAEL ES UN ESTADO TOTALITARIO” AL QUE “ESTAMOS DEJANDO CRECER”
Lo tiene reciente Pilar Barrado, magistrada de Barcelona que embarcará en Santander, hasta Galicia, pero que acaba de llegar de unas jornadas internacionales con juezas y fiscales.
Desde esa perspectiva de jurista (“mi única jefa es la Ley”) repasaba episodios que les trasladaban las compañeras en esas jornadas –a las que tenían que acudir andando y atravesando los check points-, que incluyen desde detenciones de niños en jaulas o personas que llevan casi 40 años encarcelados sin que se formulen cargos, asentamientos que rodean casas o viviendas con muros y puntos de acceso militar y se ven crecer en tiempo real.
Prácticas que van en contra de cualquier mínima legalidad y que le llevaban a reflexionar sobre que “no nos podemos acostumbrar a que se den pasos atrás en la legalidad internacional y los derechos humanos”. Son formas de actuar que “no son democráticas”, que son propias de “un Estado totalitario”, “nazi” y “fascista” que es “un peligro para la humanidad”. “No se pueden salir con la suya”, ha aseverado, advirtiendo de que “hoy es Gaza, pero mañana puede ser Ramala, buscarán cualquier excusa para seguir aniquilando a un pueblo que tiene derecho a vivir”.
Y sucede porque “les estamos dejando crecer”, así que animó a todos a que hicieran lo que estuviera en su mano, desde el voto hasta el consumo, porque “el boicot funciona” y sufren cuando su imagen pública se resiente.
AÑOS DE IMPUNIDAD LLEVARON AL GENOCIDIO
Sandra Barrilaro, que es miembro de la organización Rumbo a Gaza –la parte española de la coalición internacional Flotilla de la Libertad- , ha explicado la situación actual de genocidio como fruto de la “impunidad” que siente Israel por parte de la comunidad internacional tras años de prácticas “ilegales” e “inhumanas”.
Así, ha recordado la experiencia que ella misma vivió en 2018, cuando el barco fue asaltado: a petición del pueblo palestino, habían cargado el material básico para los hospitales, para entonces ya sin electricidad. Hablamos de gasas, antibiótico…que les fueron incautados cuando se les asaltó en aguas internacionales.
En la pandemia, en pleno confinamiento, por ejemplo, se produjeron detenciones y asaltos a miembros de ONGDs palestinas (una cooperante española estuvo un año presa). Tiradores de élite han llegado a disparar marchas pacíficas contra refugiados que reclamaban su derecho a volver, causando más de 300 muertos.
Todo esto se suma al “deterioro” de Palestina durante todo el tiempo que se lleva prolongando el bloqueo: una economía que ya “colapsó” y la desaparición de las mínimas actividades económicas en que se basaba, como la pesca o la agricultura, tras años de ataques mientras lo desarrollaban.
En Cisjordania, con menos foco que Palestina, “todos los días hay asesinatos” y “los colonos –los israelíes que ocupan la tierra- están desatados quemando casas y arrasando campos de cultiva”. Incluso se producen día a día detenciones de niños.
Todo, ha aseverado, sin que le haya supuesto “problema alguno” a la Unión Europea el tener a Israel como “socio preferente” al que se le brindaba una “absoluta impunidad” porque se considera que es “una avanzadilla de la civilización en esa parte del mundo que está llena de bárbaros”.
RUMBO A GAZA
Tras varios días de acogida, reivindicación y reuniones, el Handala –el barco se llama así por una caricatura de un niño palestino que se ha convertido en un símbolo global de resistencia, y se ha bautizado así para llamar la atención sobre la extrema vulnerabilidad de la infancia- abandonará este martes el Barrio Pesquero en el que está amarrado.
A bordo irán dos cántabros, Sergio Tamayo, activista de la organización internacionalista Interpueblos, responsable de Movimientos Sociales de Izquierda Unida Cantabria y extrabajador ferroviario, sindicalista en CGT, que viajará hasta Coruña; hasta el final intentará Ángeles Cabria, enfermera jubilada, de Cabezón de la Sal, con amplia experiencia allí donde se mezclan derechos humanos y salud, que en su día estuvo en los campamentos de refugiados en Grecia.