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«Los gobiernos no tienen en cuenta las discriminaciones hacia personas LGTBIQ+ dentro de los albergues»

María Susana Perdomo es una activista por los derechos humanos en general. Vino de Colombia hace cinco años, y se dedica a hacer acompañamientos a personas LGTBIQ+ para que intenten superar sus malas experiencias y mejorar en su integración
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De todas las iniciativas que esta semana ha tenido Alega Cantabria, en los días en que se celebra el Orgullo LGTBIQ+, una se ha centrado en personas de este sector de la población que vienen de otros países. Ha sido una charla impartida por María Susana Perdomo.

Ella es defensora de Derechos Humanos. Por la vertiente indígena en su Colombia natal, pero también para defender a mujeres víctimas de violencias y personas del colectivo LGTBIQ+. En una entrevista concedida  EL FARADIO DE LA MAÑANA, en Arco FM, desliza parte de lo que han sido sus vivencias, y también el trabajo que hace en favor de personas que han sufrido y sufren experiencias similares a las suyas.

Perdomo enfatiza las dificultades que atraviesan las personas que llegan a España desde otros países y que solicitan asilo. Tienen que entrar en ese proceso, mirando dónde y cómo conseguirlo, muchas veces sin nadie que les asesore. Y con el riesgo de que te nieguen el asilo, o se suspenda esa condición, y tener que volver a empezar de cero, pero viéndose, además, otra vez en la calle, sin nada.

Cuando se consigue el asilo, lo normal es empezar por vivir en un albergue. Pero esto no les garantiza que no aparezcan las discriminaciones, las agresiones verbales y físicas. Ella revela que esto es algo muy habitual, con lo que eso supone para intentar armar una vida digna. Son muchas más piedras en el camino. Ser una persona LGTBIQ+ puede ser motivo de discriminación, y si a eso se suma ser migrante, persona racializada y mujer, pues hay muchos más escalones que subir. Y también se puede sumar el estigma de que las personas LGTBIQ+ se vinculan frecuentemente con el VIH.

«No pedimos un hotel de cinco estrellas, pedimos que las personas del colectivo no sufran agresiones en los albergues. Queremos que los albergues sean sitios seguros», exige Perdomo. Lamenta que estas situaciones tan frecuentes no sean algo que las administraciones públicas tengan en cuenta.

Esta activista denuncia que ella y muchas otras personas tienen que vivir acostumbradas a escuchar expresiones que van cargadas de odio. «Otra machorra para España», «maricón» o «lesbiana de mierda», por poner algunos ejemplos. Acostumbrada a defenderse y defender a otras y otros por múltiples situaciones, decidió empezar a hacer acompañamientos a personas LGTBIQ+.

Tampoco esto es fácil, teniendo en cuenta que, por lo general, «las personas aguantan bastante antes de pedir ayuda», por lo que sufren el problema durante un tiempo antes de intentar escapar de él. Y hay ocasiones en que, tras pasar por la calle y estar en un albergue, se consigue pasar a vivir en un piso compartido. Ahí aumenta el ámbito de la privacidad, pero tampoco asegura que no se sigan sufriendo humillaciones.

Alargar una situación de este tipo es algo que puede cronificar la frustración. Sobre todo si se ha salido de un país donde se hace irrespirable la vida y se llega a un sitio en el que se supone que se va a poder tener una vida normal, pero la realidad muestra otra cosa distinta.

La propia Perdomo vino desde Colombia «con una protección internacional buscando refugio», por la complicada situación que vivía en Colombia. «Somos personas diversas que queremos vivir como no podemos en nuestros países», describe.

Ya ha conseguido relativizar y sentirse blindada ante las groserías que pueda escuchar, pero sabe que no todas las personas pueden resistir todo eso. «Es difícil para mí que me sé mover, imagínate para alguien que llega a ciegas». Ella misma también ha sido víctima de agresiones aquí. Y también añade las dificultades de la legislación de extranjería, donde afirma que se ha retrocedido mucho. «Si dimos 3 pasos adelante, ahora se han dado 10 para atrás».

De todos modos, Perdomo defiende que no todo es exigir una protección para las personas LGTBIQ+. «Como personas también tenemos deberes, no sólo derechos», dice. Es parte también de adaptarse a una sociedad nueva y establecer un proyecto de vida.

Afortunadamente, no todo en la vida es cruzarse con gente que ponga su esfuerzo en despreciar a los demás. «No digo que toda la sociedad sea machista y homófoba», aclara. Perdomo cree que es importante que «la gente tenga siempre una esperanza» a la que agarrarse. Y se pone de ejemplo, porque ella y otros compañeros suyos viven aquí y «podemos hacer una vida».

No todo es terrible, pero Perdomo sí lamenta que no se ha avanzado tanto como se piensa y que falta mucho camino por recorrer.

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