A vueltas con Blasones y Talegas. La casa natal de Pereda

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A riesgo de resultar pesado, no me puedo sustraer a incidir en la conveniencia de adquirir la casa natal de José Mª de Pereda para patrimonio cultural de nuestra comunidad. De momento, no percibo gesto alguno que muestren interés en ello ni el gobierno del consistorio polanquino ni el gobierno regional.

Desde el ayuntamiento polanquino, ante una moción que presentó al respecto el grupo socialista, se dio el no por respuesta. Posteriormente la alcaldesa en algunos medios declaraba que no se trataba de una negativa rotunda, que cabía la posibilidad de aceptar si se contaba con ayudas de otras administraciones… Del gobierno regional, ni sí ni no, ni todo lo contrario; silencio absoluto, no parece ir con ellos.

Lo que me temo es que reina la indiferencia, se huye del compromiso; se espere a que el tiempo pase y el asunto quede en el olvido.

Una vez que la vivienda se ha puesto en venta, se presenta una gran oportunidad para añadirla al patrimonio cultural y honrar la memoria de nuestro novelista.

Estamos hablando de una casona que ha sido testigo de cuatro siglos de la historia municipal; una vivienda que fue cuna de nuestro insigne escritor, en la que sazonó su infancia, arropado por su familia, a través de la escuela y con los entretenimientos y juegos propios de su edad.

En “Pedro Sánchez” nos muestra Pereda alguno de esos entretenimientos: “ (…) aunque bien sabe Dios cuánto me gustó siempre tocar las campanas a vísperas los domingos y fiestas de guardar (…) acechar nidos, jugar a la cachurra, coger mayuetas o fresas salvajes, en el monte; saltar las huertas; apedrear los nogales; calar la sereña en cercana costa; hacer, en fin, cuanto hacer pudiera el más ágil, más duro y más revoltoso muchacho del lugar.” Juegos que fueron instrumentos necesarios para proporcionar habilidades en la exploración de realidades nuevas, interaccionar con el entorno, desarrollar sensibilidades ante las percepciones, favorecer la sociabilidad y fortalecer habilidades en la toma de decisiones.

Ello, en cierta medida, contribuyó a cimentar las bases que le facilitaron alcanzar su atalaya literaria como novelista. Estamos hablando de un escritor al que don Marcelino Menéndez Pelayo elogió, manifestando estas palabras: “En el cuadro de costumbres, en la sátira política, en el idilio rústico, en la tragedia del mar ávido de humanas vidas, en todos los géneros donde estampó su huella, fue el más radical innovador de la literatura de su tiempo…”

Y continúa elogiando el logro con el que supo poner en valor a la región:

… Lo que antes no era más que un plácido y oscuro rincón de la Península, que muchos apenas distinguían de las provincias colindantes, llegó a ser, por virtud de Pereda, uno de los raros focos que nuestro tiempo ha conocido de aquella poesía robusta, patriarcal, épica en el fondo…”

Efectivamente, estamos ante uno de los grandes novelistas españoles de mediados del XIX que nos ha dado lustre y ha conseguido poner a Polanco y Cantabria en el mapa de la literatura universal. Mostró hondo sentimiento hacia su terruño natal y supo poner en valor nuestras tradiciones, costumbres y paisajes. En palabras de doña Emilia Pardo Bazán: “Puédese comparar el talento de Pereda a un huerto hermoso, bien regado, bien cultivado, oreado por aromáticas y salubres auras campestres…”

No estamos hablando de un personaje al uso, estamos hablando de un personaje singular gloria de las letras cántabras y el mayor exponente del costumbrismo regional que supo estar entre los grandes representantes del realismo nacional.

Corresponder con el novelista adquiriendo su casa natal, preservándola como legado de su memoria para dedicarla como museo, estudio e interpretación de su obra, es algo más que un deber.

Asimismo, el edificio puede acoger la extensa obra y amplia biblioteca con más de 5000 ejemplares que conservaba el estudioso impenitente de la obra perediana, el hispanista Anthony H. Clarke, profesor de la universidad de Birmingham, ejemplo de fidelidad, constancia y amor hacia nuestra tierra a la que estuvo vinculado durante sesenta años, visitándonos todos los meses de abril y septiembre. Y que desde el ayuntamiento de Polanco, el mismo día de marzo del 2001, junto a Pereda, recibió el máximo galardón honorífico otorgado por el Ayuntamiento: el nombramiento de Hijo Adoptivo para Anthonhy H. Clarke e Hijo Predilecto a nuestro insigne escritor, José Mª de Pereda.

Estuvo interesado, en su día, el profesor Clarke por la casa de Pereda decidido a pasar aquí sus últimos días y tener un lugar para albergar su amplia biblioteca. En aquellos momentos no estaba la vivienda en venta.

Hoy podrían permanecer virtualmente unidos en la misma casa a través de sus obras y estudios.

Estamos hablando de una casona solariega del S.XVIII, de 800 metros cuadrados, con muros de sillería y conservada en excelente estado, con una finca hermosa y extensa de 6000 metros cuadrados que puede ofrecer mucho juego para actos culturales y divertimento de los vecinos, situada en el centro del pueblo; quizá requiera arreglo del tejado y, como es natural, modificaciones internas adaptadas a un nuevo uso, pero lejos queda de esa visión nefasta que desde el ayuntamiento se quiere ofrecer a los vecinos. Es natural que documentos, cuadros y objetos íntimos de valor, se hallen bajo custodia familiar. Y, como es más que previsible, si la vivienda se adquiere para, de alguna manera, honrar la memoria del escritor, esos objetos y documentos de valor, no dudo, sea cedido por la familia a objeto de enriquecer el objetivo perseguido, con la seguridad de que iban a encontrarse a buen recaudo.

No tengo duda que el mayor inconveniente para adquirir tan emblemática casona es el desinterés. Si este existiese, ya se habrían puesto a trabajar en ello. Alguna de las dos administraciones, la regional o local, debiera tomar la iniciativa. En caso de la local, el gobierno municipal ya debiera, con determinación y coraje, formar una comisión con representación de todos los grupos municipales y ponerse conjuntamente a trabajar en procedimientos y gestiones encaminados a realizar los trámites para conseguir los compromisos y ayudas necesarias de otras instituciones y administraciones para lograr dicho fin; es muy conveniente dejar el “yo”, por el “nosotros”.

Me consta, por declaraciones escuchadas a la alcaldesa que ha encargado un informe de las características arquitectónicas de la vivienda al historiador, músico y estudioso del patrimonio, Enrique Campuzano, como paso a la solicitud de declaración B.I.C. del edificio.

Espero y deseo que con ello no se juegue a “El perro del hortelano”, tal como parece desprenderse de las manifestaciones realizadas por la propia alcaldesa. Sería muy deshonesto. En cuanto al gobierno regional, me cuesta mucho considerar que se pueda desentender de la colaboración en la adquisición de esta propiedad tan significativa para nuestra identidad cultural y patrimonial, con la que otorgamos consideración y agradecimiento a nuestro mentor literario que con tanto talento supo con su pluma describir épicamente paisajes y paisanajes de nuestra región.

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