Javier González lleva ya mucho tiempo trabajando en este sector tan significado durante el verano. Es responsable de hostelería de UGT Cantabria y ha hablado en una entrevista para el FARADIO DE LA MAÑANA sobre la hostelería en Cantabria y la situación que atraviesan tanto trabajadores como los propios locales o establecimientos, especialmente durante la temporada alta de verano. Tal y como ha declarado González, la jornada suele ser de “10 horas al día y 1.500 euros al mes», y ha subrayado la necesidad urgente de mejoras laborales para atraer y retener a los trabajadores.

El sector en la región durante el verano, según González, funciona con los trabajadores esforzándose al máximo para satisfacer la gran demanda de turistas. Sin embargo, la falta de personal es una preocupación constante. «Por lo que nos llega por parte de la patronal, lo que les falta es mano de obra», ha mencionado, sugiriendo que las actuales condiciones laborales no son lo suficientemente atractivas para los que podrían ser posibles empleados.

La situación es peor si tenemos en cuenta que muchos establecimientos abren de forma temporal y no ofrecen estabilidad ni condiciones laborales adecuadas. Tal y como ha expuesto González, «hay empresas que abren solo en temporada de verano (…) la oferta de empleo es unas 10 horas al día, 1.500 euros de sueldo y un día libre a la semana. Entonces, tú me dirás si eso es atractivo o no. Yo creo que no es nada atractivo». Estas condiciones son un obstáculo para atraer nuevos trabajadores, especialmente los jóvenes.

Pero las condiciones laborales insuficientes no solo se dan en el caso de los restaurantes y bares temporales. Aunque ha reconocido que hay establecimientos que cumplen con el convenio colectivo, Javier González también ha señalado que muchos otros no lo hacen. «Hay empresas del sector, restauración, hoteles, que cumplen a la perfección la jornada laboral, las condiciones laborales… pero luego hay otras empresas de temporada que no cumplen para nada el convenio colectivo», añadió.

Las denuncias y quejas de los trabajadores son frecuentes, pero muchos temen represalias o perder su empleo. «Nos han venido bastantes trabajadores diciendo que trabajan 10 horas diarias y reciben sueldos en negro», ha manifestado González. La inseguridad laboral y el miedo a denunciar las irregularidades dificultan la labor del sindicato y la posibilidad de mejorar las condiciones laborales. También son un problema la falta de inspecciones laborales eficaces, que contribuyen a la precariedad de la hostelería. Desde el sindicato de UGT se ha denunciado que «la inspección de trabajo tendría que contratar más personal, hacer inspecciones sin avisar».

Además, la competencia de los pisos turísticos añade una capa más de complejidad al problema. Estos alojamientos perjudican a los hoteles y dificultan la regularización legal de los empleados. «Estoy seguro de que los perjudica (…). La gran mayoría de los que trabajan en pisos turísticos no están dados de alta» ha dicho, dando importancia a la necesidad de una regulación más estricta para estos establecimientos.

A pesar de todo esto, durante la entrevista también se han destacado los aspectos positivos, en el caso de aquellos que trabajan en condiciones adecuadas. «Hay hosteleros buenos y hay hosteleros malos… los que cumplen con las condiciones, los trabajadores, dentro de lo que cabe, están bien remunerados y están a gusto”. Sin embargo, ha recalcado que estas situaciones son la excepción y no la regla.