“Las mujeres somos un gran elefante dormido todavía. Nos falta unirnos y organizarnos”
No es que en Bolivia el movimiento feminista haya estado poco organizado y poca conciencia de su valor. Organizaciones como las Bartolinas lograron influir, del campo al liderazgo, en los nuevos espacios políticos que definen la Bolivia de las últimas décadas, y se cuenta con áreas del Estado muy concretas dedicadas a la despatriarcalización. Pero también se es consciente de la necesidad de acelerar los procesos, hasta el punto de que 2022 se declaró como el año de la revolución cultural para la despatriarcalización y la lucha contra la violencia contra las mujeres, para darle más impulso a esos objetivos.
Sobre la importancia de las luchas feministas, los retos de futuro y el complejo momento actual de Bolivia se habló este lunes en la librería y espacio de cultura crítica La Vorágine, en Santander (Cantabria), en una charla organizada por la asociación Mundubat, miembro de la Coordinadora Cántabra de ONGDs, en la que intervinieron telemáticamente tres mujeres de distintos campos del activismo feminista de allá y que contó con el apoyo del Gobierno de Cantabria.
DEL CAMPO A LAS INSTITUCIONES
En la charla participaba una protagonista del movimiento de las bartolinas, Julia Ramos, que fue ministra de Desarrollo Rural y Tierra y en la actualidad es vicepresidenta del MAS (Movimiento al Socialismo).
Enfermera y sindicalista, explica que su lucha siempre ha sido para que las mujeres estén en la toma de decisiones, en conseguir ”que una mujer llegue a ser presidenta”.
Haciendo memoria, recordaba que su trayectoria empezó en su comunidad, en el campo, donde era el sindicato el que funcionaba como referencia y pronto observaron que “había elecciones y no nos tenían en cuenta, sólo para el voto”, sin ser luego el “instrumento político” que necesitaban las mujeres. De esta forma, y también con la experiencia de las sucesivas dictaduras, llegaron a una conclusión: “si no tenemos el poder, no podemos avanzar”. De esa conclusión emanó todo lo que pasó después, la participación activa de movimientos como las bartolinas en la construcción de un brazo político para las organizaciones sociales. Fueron fundadoras del MAS, donde han conseguido representantes políticas en distintos niveles de la administración. En su caso, diputada y ministra.
La forma de ejercer el poder que abanderan parte de su propia tradición: “somos la primera autoridad desde el hogar, administramos los mínimos recursos para que no falte la alimentación en la familia”, y extendiendo esa actitud al poder, “si llegamos a ser autoridades, generamos políticas con ese sentir de mujer, hermana, madre…, para todas”, porque una dirigente tiene que ser “sensible” y estar conectada con la realidad “para llegar a todas”.
LA NUEVA AGENDA
También intervenía la propia directora general del l Servicio Plurinacional de la Mujer y de la Despatriarcalización (SEPMUD), cuya directora general, Wendy Pérez, intervenía en la charla y exponía retos como la mejora de la paridad en los espacios políticos como las asambleas, así como las leyes que están en proceso para evitar situaciones de violencia.
Con formación en gestión educativa y trayectoria en el activismo en defensa de los derechos humanos y de las mujeres, Pérez apuntaba al gran reto de “actualizar la agenda” de las mujeres, teniendo en cuenta las bases de la importancia de la descolonización y lo aprendido a la pandemia, a la necesidad de avanzar en cuidados.
Esta nueva agenda, con especial atención a la violencia que sufren las mujeres y a mecanismos de denuncia efectivos, debe llevar en ese sentido a “cambios estructurales” en el propio Estado, a protocolos específicos en las propias instituciones, y a un fortalecimiento “real” de las mujeres en su diversidad.
Esto implica abordar realidades diversas de la mujer como las afrodescendientes o las mujeres con discapacidad, se extiende a la igualdad laboral o al derecho al aborto, y el nivel de exigencia que buscan supone concreción en la implantación y evaluación posterior.
EL PAPEL DE LOS MEDIOS
La periodista Roxana Baspineiro, especializada en la cobertura de temas de derechos humanos y con perspectiva de género , sumaba algunos problemas desde el mundo de los medios, tanto los que afectan a sus profesionales (como la precariedad laboral en el sector, donde muchos medios carecen de seguros sociales para periodistas), pero también en el trato a las luchas de las mujeres.
Según señalaba, hay una “falta de enfoque mínimo de género” en los espacios informativos de los grandes medios, que lleva a que no existan siquiera las coberturas específicas de las grandes citas como el 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer) o el 25 de noviembre (Día Internacional para la eliminación de la violencia de género). La agenda feminista, lamenta, está “excluida” de los medios hegemónicos, que además no reflejan la “diversidad de voces” de la sociedad. Y tampoco aparece siempre en los nuevos proyectos digitales, mientras se van abriendo voces y huecos en nuevos proyectos, portales, podcasts o discursos en redes sociales.
“Hay que diversificar la mirada internacional a América Latina”
EL ELEFANTE DORMIDO
Fue Julia Ramos quien dio la metáfora más potente de la tarde, al definir a las mujeres como “un gran elefante dormido todavía”. “Nos falta unirnos, organizarnos, ponernos de acuerdo”, apuntando metas como la construcción de espacios de encuentro e intercambio entre mujeres e incorporar al movimiento a mujeres profesionales “para construir unidad”.
La necesidad de más concreción fue algo en lo que coincidieron las tres, o, como apuntaba la periodista Roxana Baspineiro, “aterrizar más la idea utópica” con “propuestas concretas que representen soluciones más concretas a como articular todo esa diversidad”.
Sobre todo, el apoyo mutuo entre mujeres: “Cuando hay una mujer que está pasando por algo, hay que apoyarla venga de donde venga”, aseveraba Wendy Pérez, quien hacía hincapié en que los hombres sí lo hacen.
EL RIESGO DE QUIEBRE CONSTITUCIONAL
La charla no era ajena a la situación que está pasando en Bolivia, con una lucha interna en el seno del propio MAS (el Movimiento al Socialismo), que está dejando en posiciones enfrentadas al actual presidente, Luis Arce, y a su predecesor y compañero, Evo Morales, hasta el punto de que estos días el anterior mandatario impulsaba una marcha que ha generado momentos convulsos entre partidarios y detractores de unos y otros, y una de las intervinientes en la charla, Julia Ramos, vicepresidenta del MAS, venía precisamente de movilizarse en apoyo a Arce en las calles.
Ramos confesaba sentirse “melancólica” por todo lo que está sucediendo, porque el movimiento viva este problema interno a cargo de una figura, “el presidente Evo Morales, con quien hemos trabajado desde el amanecer hasta el anochecer dando la cara como mujeres”, aunque lamentando que no se avanzara en la despatriarcalización ni desarrollado lo que dice la propia Constitución política boliviana, que menciona expresamente la equidad y la igualdad.
En la misma línea, Wendy Pérez mostraba su temor porque el riesgo de “quiebre constitucional por nuestros propios compañeros” pueda “poner en riesgo una lucha de muchos años”.
Describía el panorama como de “convulsión”, con mucha gente llegando a la ciudad de La Paz, y matizaba que “Evo no puede volver a ser presidente”, según la propia Constitución “y no por culpa del presidente actual ni por movimientos sociales que somos nosotros”, además de advertir de que hay “gente con intereses puestos en nuestros recursos”, señalando entre ellas a las empresas transnacionales”.