El Palacio de Festivales se llenó de Chejov

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La nueva programación de la temporada 2024/25 del Palacio de Festivales de Cantabria gira en torno a “Universos”, un conjunto de propuestas agrupadas alrededor de un criterio temático. Una fórmula que enriquece las funciones que se ofrecen, ahora entrelazadas unas con otras. La primera semana de octubre se estrenó el “Universo Chejov” con gran éxito en sus tres propuestas: un concierto de piano con narradores y una función teatral doble y diferente.

Y con ello una inauguración en “El Faradio”: crónicas de espectáculos en Cantabria comentados después de ser vistos y oídos, incluidas en ellas trastiendas y curiosidades. La triple entrega de hoy mezcla música clásica con teatro clásico ruso con ojos, palabras y teclados del siglo XXI.

CHEJOV SIN CHEJOV (Miércoles 2 de octubre – Sala Argenta)

Contadas son las ocasiones que el trapecio trasparente tras el escenario de la sala Argenta, con vistas únicas a la bahía, ha sido abierto. El miércoles pasado -sin avisar al respetable- ocurrió en un sorprendente concierto de un pianista sutil y sedoso, trasmisor de caricias musicales de Debussy y Tchaikovski o el alocado mundo de Ravel como tesorero de la noche (‘Gaspart de la Nuit’ -1908-, tres movimientos de extrema dificultad técnica) en una partitura hecha para complicar la vida del pianista. Gustavo Díaz Jerez (Tenerife, 1970) salió airoso de un desafío que mostró a uno de los mejores pianistas actuales del panorama español. Memorable su ‘Claro de luna’ en una interpretación andante muy muy expresiva con fondo de barcos pesqueros nocturnos y luna santanderina. Antes y después, el marco ya incomparable se completó con poemas en ruso leídos con pasión por la soprano ucrania Dana Kozak, traducidos bellamente al español e interpretados por Miguel Meca. Un grupo de jóvenes pianistas de conservatorios regionales, invitadas e invitados para la ocasión, parecía tener claro después del concierto lo que querían ser de mayores: artistas.

VANIA 1 – JAVIER CÁMARA 1 (Viernes 4 de octubre – Sala Argenta)

Con una sala Argenta nutrida de público -en ese sistema que anula toda la zona “D”-, seis sillas de plástico verde esperaban a seis actores que sueñan todos los fines de semana con Anton Chejov (1860-1904), el creador de “Tío Vania” (1899). Tres actores -Javier Cámara, Israel Elejalde y Juan Codina- y tres actrices -Marta Nieto, Marina Salas y Manuela Paso- que recrean el espíritu melancólico y pesimista de un Chejov minimalista, al gusto del director Pablo Remón que, novedoso y original, crea dos textos diferentes.

“Vania versión 1” sigue el orden de cuatro actos que Chejov pensó, pero desnudo de decorados y con la música en ocho partes de Philip Glass de fondo. La concepción escénica deja todo en manos de la palabra para recrear ambientes y acciones. Con precisos cambios de sillas y diálogos enfrentados avanza la obra en la que unos excelentes actores parecen hablar en español coloquial (madrileñísimo) para contar inquietudes universales, entre la vida y la muerte. Filosofía final de Vania: “Cuando en la familia nace un escritor esa familia está acabada”. Fin de una desabrigada e interesante versión.

VANIA 2 – JAVIER CÁMARA 2 (Sábado 5 de octubre – Sala Argenta)

24 horas son suficientes para pasar del siglo XIX en una dacha rusa a un cortijo manchego del siglo XXI en un escenario partido en dos. La sala Argenta se adapta a todo y los mismos actores del día anterior ahora quisieron ofrecer una reescritura en dos épocas distantes de ‘Tío Vania’, con textos más incisivos y libres de anclajes chejovianos de Pablo Remón (Madrid, 1977). Tan libérrimos como trasformar a Vania Petrovich Voinitkii en Iván Alarcón, alguien al que ya no le gusta el vodka sino el pacharán y escucha en las fiestas de su pueblo a Bambino (‘Payaso’) o a los Inti (‘Carambita’). El mundo al revés o los extremos de la estepa rusa y la llanura manchega se tocan.

Un “Vania versión 2” en la que se sigue viviendo la soledad, el final de la vida y los amores imposibles en formatos varios. Todo condensado y casi sin descanso. Los actores disfrutan y llenan de humor frases memorables: “Yo soy un asesino, frustrado, pero… asesino”, Vania con una pistola e Iván con una escopeta; ambos no atinan en una u otra versión apuntando a un insufrible Alexander (excelente Juan Codina). A su lado una versátil Marta Nieto, una voz y gestualidad privilegiada de Israel Elejalde, una juvenil Marta Nieto y una sólida Manuela Paso. Una obra que acaba siendo muy coral, atrayente en cualquiera de sus versiones a mayor gloria de Chejov, Javier Cámara y Pablo Remón.

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