Japoneses con cometas, italianos con mucho jazz

Cada cierto tiempo -en una lógica irregular de temporadas y meses de calendario- el Centro Botín de Santander sorprende con conciertos de músicos y músicas sobresalientes y exposiciones de calidad universal. La semana pasada estuvo llena de novedades: cometas ideadas por un japonés y jazz tocado a la manera stride por un italiano.
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LUCA FILASTRO TRÍO – Auditorio Centro Botín – Viernes 11 de octubre

“Un amico vero è così raro come un giorno senza vento a Catanzaro” (Un amigo es algo tan raro como un día sin viento en Catanzaro). Luca Filastro nació en 1992 en esta ventosa ciudad calabresa entre dos mares en la que empezó a tocar el piano a los cinco años. Después de una formación tradicional de conservatorio le pudo el swing, el jazz de corte clásico y la música negra de los años veinte de pioneros como Willie “The Lion” Smith, James P. Johnson o –más tarde- Fats Waller. Ahora sigue tocando el piano y es uno de los mejores intérpretes europeos del estilo stride, esa forma de atacar el teclado a “saltos” evolucionada en pianistas como Teddy Wilson, Count Basie, Earl Hines u Oscar Peterson.

Luca se presentó en el auditorio con una sonrisa y un ruego al público que llenaba la sala para sentarse: ‘Siedeti, siedeti!’. Arrancó con “Body & Soul”, lento y suave, un estándar de 1930 que sirvió de calentamiento al trio (piano, Vincenzo Florio al contrabajo y Andrea Nunzi a la batería) antes de un desaforado “Pick yourself up”, con zapateados y susurros que recordaban tiempos de swing con Fred Astaire respondiendo a los requerimientos de Ginger Rogers: “Por favor, profesor, enséñeme algo”. Luca continuó con dos temas suyos con enredadas melodías que respondían a la pregunta “Are yo sure?”. Siguieron clásicos como “Ain’t Misbehavin” (recuerdo a Fats Waller) o “Tea for Two”, composición que Nat King Cole cantaba mientras tocaba el piano. Cerró la noche la voz de Luca y la pieza (‘brano’ en italiano) “Rosetta”, un Earl Hines revivido con humor y buena voz. Acompasados aplausos de una sala llena que tuvo un bis ‘cosi spontaneo’: ‘Moonglow’. Un concierto que repasó lo mejor de las primeras décadas del jazz de un artista que desde un pasado recreado se anima a establecer nuevos futuros. Anunció una ‘Santander Ballad’, después de haber hecho una ‘passeggiata mattutina’ por una maravillosa ciudad: ¿Vero o ben trovato? El encanto italiano.

SHIMABUKU: Pulpo, Cítrico, Humano – Sala 2 Centro Botín hasta el 9 de marzo

Cuando un japonés se dedica a recorrer el mundo sus ojos perciben cosas que otras personas muy occidentales no ven. Michihiro Shimabuku (Kobe, 1969) es un alumno aventajado de otros viajeros nipones (inolvidable Mitsumasa Anno) que tiene curiosidad por objetos, animales y humanos. En Cantabria ha tenido curiosidad por los pulpos y las cometas, depositando en el fondo de la bahía de Santander cincuenta vasijas de cristal con el propósito de grabar las interacciones de los animales con ellas: ¿Las vasijas de colores atraparán pulpos de colores? ¿Las vasijas trasparentes atraparan pulpos trasparentes? ¿Qué clase de pulpo es el pulpo de Santander? La respuesta está en una sala llena de vasijas y video.

Antes, y como presentación de una divertida y filosófica exposición, un muro lleno de cometas a tamaño natural de cada persona que las voló: caras reconocibles y una gran sonrisa para empezar el recorrido, en lo que se titula ‘Gente volando’ (Santander, 2024). Shimabuku busca encontrar las relaciones de sus entornos viajeros, sean una patata y un pez en el Támesis, unos monos japoneses en Texas o pulpos en cualquier lugar del mundo.

Una entretenida y festiva exposición que va a durar muchos meses en los que habrá que ir siguiendo el experimento (performance para los comisarios artísticos) de llenar acuarios sin peces de cítricos valencianos. Las frutas flotan, se hunden, suben, bajan, se hinchan de orgullo o se deprimen hasta el fondo. Cada día y cada hora van a ser diferentes en una estancia final que relaja: mar, peceras con limones, un cielo cambiante. No se la pierden y acudan en familia, con toda la clase o asesorados por el frutero de la esquina. Pregunten al personal de sala y disfruten.

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