La charla del próximo sábado 26 de octubre programada por la nutricionista cántabra Mónica de la Parte en el Restaurante Vegano La Parada de San Martín, en Santander, invita a reflexionar sobre si las personas que se consideran ecologistas deberían o no comer carne.

Con este posicionamiento crítico, busca generar un punto de inflexión en la forma de consumir de las personas ofreciendo conocimiento para recuperar la soberanía sobre nuestra alimentación realizando elecciones de consumo conscientes que beneficien al medio ambiente y a los seres vivos que lo habitan.

La colegiada cántabra considera que es misión de “las profesionales de la nutrición ir generando un impacto positivo en la salud de la sociedad y del planeta y para ello es necesario potenciar las actividades de divulgación de hábitos saludables y sostenibles”.

“Hay suficiente evidencia científica como para afirmar que la ecología no es compatible con la ganadería y la pesca intensiva, de hecho, el consumo de estos productos puede ir en contra de los principios ecológicos ya que conlleva un elevado impacto ambiental, destruye la biodiversidad, contamina suelos y aguas, es cruel con los animales y potencia la resistencia bacteriana entre otras realidades comprobables”, señala.

Además, incide en que la ganadería y pesca intensiva contribuyen de manera significativa a la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), como metano y dióxido de carbono.

La ganadería, especialmente de rumiantes como las vacas, es responsable de una gran parte de las emisiones de metano, que tiene un potencial de calentamiento global mucho mayor que el CO₂. Según datos de la FAO, la ganadería representa aproximadamente el 14.5% de las emisiones globales de GEI, recuerda, añadiendo que se destruyen ecosistemas porque es necesario cultivar grandes extensiones de tierra para forraje (como soja y maíz), lo que, señala, conlleva deforestación y reduce la biodiversidad.

En cuanto a la pesca industrial y de arrastre, apunta a que no solo sobreexplota las poblaciones de peces, sino que también destruye los hábitats marinos y causa una enorme cantidad de capturas no deseadas, mientras se consumen enormes cantidades de

Residuos, fertilizantes o pesticidas son otros de los efectos que argumenta por sus consecuencias sobre la calidad del suelo o ríos, a lo que agrega la menor eficiencia en términos de energía alimentaria o el impacto en la salud humana por el uso masivo de antibióticos que ha llevado al aumento de la resistencia bacteriana.

“Ni que decir tiene que estas prácticas implican el confinamiento de animales en condiciones insalubres y de sufrimiento, lo que plantea cuestiones éticas sobre el bienestar animal. La falta de bienestar animal contradice los principios ecológicos que buscan mantener la armonía entre los seres vivos y el medio ambiente”. “El objetivo de esta charla es practicar la autocrítica, pero también ofrecer alternativas ya que frente a esta problemática indiscutible existe la opción de practicar la ganadería extensiva y la pesca sostenible. Además, podemos optar como sociedad informada a alimentarnos reduciendo drásticamente el consumo de alimentos de origen animal ya que hay evidencia científica sobre como la salud humana se va a ver directamente beneficiada, así como la del planeta”, afirma, concluyendo que “las personas pueden optar a reducir su consumo de alimentos de origen animal y hasta eliminarlo totalmente siendo veganas si así lo desean” y “las nutricionistas ayudamos a preservar y potenciar la salud con dietas personalizadas basadas en la ciencia pero también con conciencia”.