El Fuego Amigo de Bañaperros se presenta junto al powerpop de Los Aviones
A pesar de la lluviosa jornada de viernes que anticipaba el clásico plan invernal de manta y peli, el sábado la climatología nos daba un pequeño respiro que aprovechamos para acercarnos al concierto presentación de Fuego Amigo, primer LP de la banda santanderina Bañaperros, acompañados por los, también locales, Los Aviones.
La sintonía y buen ambiente entre bandas, allegados y otros habituales de la escena musical cántabra queda patente desde el momento previo al inicio, en que todos compartimos pequeñas charlas amistosas en las cercanías de la sala Niágara, sin ser excesivamente escrupulosos con los horarios.
Sobre las 22:00, Los Aviones se presentan en escena como encargados de abrir la jornada. Su propuesta no puede ser más oportuna en este aspecto: este power-trío de canciones pop guitarreras y desenfadadas formado por Sergio Gómez, Manu Campos y Patxi Antón es un auténtico chute de energía con el que arrancar cualquier cosa en la vida.
Con una sala a medio aforo, la banda hizo un recorrido por canciones como “Surfers 2000” o la estupenda “Vacaciones” con ese toque Airbag en el que parecen sentirse tan a gusto, ambas de su último EP: Surfers. También hubo espacio para futuras como “Nueva 2”, título comentado entre bromas por Sergio, su cantante, anticipando la grabación de un próximo disco que sin duda esperaremos con ganas.
En casi menos de lo que se tarda en comentar las buenas sensaciones del concierto de Los Aviones y se apagan los cigarrillos del descanso, los anfitriones de la noche hacen aparición.
Con la sugerente lírica de Raúl Real, la potencia noise de las guitarras de Juan Aguirre y la contundencia con las baquetas de Enrique Gutierrez, Bañaperros te arrastran irremediablemente entre pasajes que van de lo fronterizo a lo más ruidoso. Bajo esta premisa nos disparan de uno en uno los temas de Fuego Amigo.
Canciones como el pedazo de single “Palos y Piedras”, la enérgica y reivindicativa “Sincio DF” o la crepuscular “Miracielos” como historia de frontera que no reniega el paisaje local («Ahora vende kleenex; y cigarros sueltos; en los picaderos; de Cabo Mayor») se dejan caer con la evidente complicidad que la banda demuestra durante todo el concierto.
«Bueno, ahora es momento de dejar de lado el cinismo y daros a todos las gracias…» se despide Raúl tras una última explosión de distorsiones con la que ponen el broche final. Y no podemos más que ser nosotros los agradecidos de poder disfrutar de noches como esta. Un auténtico placer.
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