Helicópteros, mucha Fantasía y Kafka. ¡Vaya semanita del Palacio de Festivales!
El menú semanal -de viernes a viernes- del refectorio musical conocido como Palacio de Festivales ha sido más variado que nunca: Ensalada lusa de primero, Carne al modo de centenarios artistas cercanos al Danubio de plato principal y Macedonia internacional de Magia de postre. Describiremos la minuta empezando por esa rara ensalada de frutas donde naranjas y cocos aparecen y desaparecen a velocidades (lo vimos).
XIV FESTIVAL INTERNACIONAL DE LA MAGIA Y DE LO VISUAL – 26 y 27 de octubre – Sala Argenta
Raúl Alegría (Santander, 1982) es uno de los artistas cántabros más internacionales en lo suyo: magia, ilusionismo y escapismo. Lleva 25 años de hechicero y 14 de presentador de una gala llena de humor. Sus retos son “el más difícil todavía” y como desde hace un año no sabe que hacer con un rojo helicóptero tuneado con su nombre, lo aterrizó misteriosamente el pasado viernes en la sala Argenta. Cómo lo hizo es un secreto, pero ofrecemos testimonio gráfico del hecho. Fue uno de los momentos cumbre de la noche que empezó con otro Raúl -cubano de Camagüey- haciendo magia (negra diría él) y humor de calle con ingenio: “Me dice mi mamá que un negro como yo en Cantabria tiene que ir con frecuencia a Reinosa… donde serás un blanco perfecto”.
Otra artista cubana -Lucía Rivera- lució (como buena Lucía) cambiándose de trajes a velocidades de nanosegundos; lo llaman ‘quick change’, habilidad muy útil para unas prisas. El dúo Fly Gusanos (sí, se llaman a sí mismos así) hicieron volar dos aviones de aeromodelismo en piruetas arriesgadas por la sala, quizás dando pie a que otro gran ilusionista -Héctor Ruiz- pudiera preparar su moto roja para otra aparición asombrosa. Una gran gala de la magia y lo visual con una sola pega: alguien tendría que decirle al ventrílocuo mexicano Aramiz que no son tiempos para chistes machistas y degradantes.
SCHÖNBERG / KAFKA… CON BACH AL FONDO – 24 de octubre – Sala Pereda
En esto de mezclar siglos, autores, universos y músicas, el pasado miércoles la sala Pereda propuso algo bien complicado: juntar -por orden de antigüedad- a Johann Sebastian Bach (1685-1750), con Franz Kafka (1883-1924), Arnold Schönberg (1874-1951), un trio francés de cámara del siglo XXI, un actor recitador y un director artístico ensamblador de todo, cual carpintero primoroso. La función fue una delicia literario-musical.
Apareciendo entre los pasillos de la sala, el reconocido actor Alberto Iglesias (Santander, 1975) declamaba un texto que recogía un sueño de Kafka. En el escenario sonaba una fantasía de Bach. Una silla, libros y una lampara de atrezo permitieron más lecturas, la segunda (“De noche”) muy kafkiana: “Alguien tiene que velar, alguien tiene que estar ahí”. Miedos, tristezas y otra fantasía para violín y piano, esta vez de Schönberg, desarrollaron la incertidumbre de maridajes entre autores. Las lecturas continuaron y la música vino a salvar los ánimos que el escritor bohemio no parecía tener muy altos cada vez que permanecía una noche en su cama. Chouchane Siranossian al violin, Astrig Siranossian al cello y Nathanaël Gouin al piano fueron el excelente trio francés de salvadores del complicado paisaje psicológico creado. Una pregunta del director del concierto-experiencia -Esteban Sanz Vélez- quedó en el aire: ¿Realmente Schönberg y Kafka hubieran sentido mutua sintonía e, incluso, hubieran llegado a colaborar de haberse conocido? Como dirían las hermanas franco-armenias Siranossian: ‘Peut être’ (Tal vez).
CUCA ROSETA – 19 de octubre – Sala Argenta
Cuca Roseta es María Isabel Rebelo de Couto Cruz Roseta, nacida en Lisboa en diciembre de 1981, cantante. Heredera de la gran Amália Rodrigues, continuadora de la recientemente fallecida Misia, es la gran fadista del siglo XXI. Bien acompañada de cuatro músicos (“los mejores de Portugal”, aunque uno fuera granadino y otro italiano), la artista explicó en español sus sentires: “El fado es una música que va de alma a alma, de corazón a corazón”. Nacido el fado en Lisboa hace más de ciento cincuenta años como un lamento de los habitantes de los arrabales para contar historias de nostalgia y dolor, ahora es más expresión de alegría. La fadista más popular y conocida de Portugal ofreció un atrayente recorrido por sus músicas, mezclando siglos y animando al público, incluso santanderino: ‘Vi dançar à volta das meninas de Santander’ (Vi bailar dando vueltas a las chicas de…). Una noche donde ‘o sol penetrou nos nossos corações’.