El feminismo confía en que las mujeres que “rompen el silencio” para contar sus violencias sexuales “ayuden a otras a perder el miedo”

Urgen a una sociedad entera “puesta en pie” contra la violencia de género y sexual
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Miles de personas han marchado por las calles de la capital de Cantabria secundando el llamamiento de la Comisión 8 de Marzo y las Asambleas Abiertas Feministas de Cantabria, al ritmo de las percumozas, con motivo del 25 de Noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la violencia de género, aquella que sufren las mujeres por el hecho de ser mujeres y por las desigualdades de poder asociadas al machismo.

 

Las Percumozas alzan la voz…literalmente: este 25N suman a su ritmo la Canción sin miedo

El primer recuerdo en el manifiesto fue para las mujeres asesinadas en España por sus parejas o exparejas: 1.284 desde 2003, año en que comenzó a haber datos medidos, 41 en lo que va de este año 2024, con 8 menores asesinados y 32 menores huérfanos y huérfanas.

25N: Mujeres mayores, el asociacionismo rural o las migrantes ensanchan el movimiento feminista

Pero, al igual que el movimiento feminista está creciendo gracias a la incorporación de mujeres jóvenes, mujeres mayores, migrantes o el creciente asociacionismo feminista en los pueblos, la lista de temas que se encuadran en la violencia de género también se está ampliando y ya no se habla únicamente de los asesinatos machistas, el último escalón de la cadena de violencia que empieza con los insultos y el control.

Cada vez se habla más de violencia sexual, gracias a la valentía de mujeres que están contando sus casos, sea en los tribunales o en medios y redes.

El feminismo confía que “las mujeres que están rompiendo el silencio para contar sus experiencias de violencias sexuales ayuden a otras a perder el miedo y que se sientan fuertes para hablar también” ya que en la sororidad, la alianza entre mujeres, “encontramos la fuerza para alzar la voz juntas”.

Además del papel de las propias mujeres en la sociedad civil organizada o a título particular, el manifiesto del 25-N apela al papel de las instituciones para que las respalden y ayuden así “a que también pierdan el miedo a denunciar”.

En este sentido, apuntaban a que en España se necesita la “voluntad real” y la coordinación de todas las administraciones para combatir la violencia de género y sexual, traducida tanto en dotaciones presupuestarias específicas como en un combate cultural contra  la corriente negacionista de la violencia machista que la extrema derecha trata de extender y que perjudica su prevención, detección temprana y recuperación.

“Necesitamos, en definitiva, una sociedad entera puesta en pie, llenando calles y avenidas con nuestras justas exigencias, una justicia en la que podamos confiar y profesionales que nos protejan como ciudadanas de pleno derecho que somos”, aseveraron, insistiendo en que salen a la calle porque no quieren “una mujer asesinada más” ni más injusticias “por el hecho de ser mujeres” . “Lo que sí queremos es una vida libre de violencia para las mujeres, una igualdad real y efectiva y una sociedad y un mundo más justo para todas y todos”, sentenciaron

MIRADA A MUJERES DE TODO EL MUNDO

Un manifiesto que, en la mejor tradición del internacionalismo y el feminismo que caracteriza cada gran manifestación, tuvo palabras para mujeres de todo el mundo, al comprobar “un panorama mundial de violencia que la resistencia de las mujeres de todos estos países está enfrentando con decisión” y para el que también se trata de sumar voces y romper el silencio.

Así repasaron la situación de distintas mujeres de todo el mundo, desde las afganas, “sometidas a un cada vez más atroz apartheid de género por parte del gobierno talibán” a las de Irán, “resistiendo a los policías de la moral” o las sudanesas, “atrapadas en un combate feroz entre facciones militares por el control del país que perpetúa los asesinatos y violaciones masivas y que se ven empujadas al suicidio colectivo como única alternativa de resistencia”.

También se refirieron a “nuestras hermanas” de Méjico y Chile que luchan contra los feminicidios, desapariciones y agresiones sexuales; o la lucha en Argentina contra las políticas de Milei contra la salud reproductiva de las mujeres y el derecho al aborto; o  todas las mujeres y niñas que sufren o el secuestro de Hamás o el bombardeo “a sangre y fuego” de Israel, recordando que más del 40% de las víctimas de este genocidio son mujeres, niñas y niños.

Ucranianas, rusas, libanesas… “atrapadas” en conflictos bélicos, que sufren las peores consecuencias de la brutalidad de la guerra por su mayor vulnerabilidad, con un recrudecimiento de la violencia sexual, la exacerbación de todo tipo de violencias machistas y graves problemas de salud sexual y reproductiva. O las de Yemen, Myanmar, Guatemala, Congo, Sierra Leona, Irak…, entre muchas otras.

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