Una ciudad llamada…

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A veces llega el momento en que te haces viejo de repente, sin arrugas en la frente, pero con ganas de morir, paseando por las calles todo tiene igual color, siento que algo echo en falta no sé si será…” una ciudad más verde, más amable, más acogedora, con menos coches y contaminación; una ciudad pensada para disfrutarla, para poder vivir con calidad de vida”

UNA PREGUNTA…

¿Cuál es la realidad de las personas en el día a día, en los barrios, en las ciudades en donde viven, en su entorno más próximo, en su movilidad, en sus lugares de esparcimiento?

UNA REALIDAD…

La ciudad, los barrios, los lugares en donde vivimos la mayoría de las personas, al menos la gente corriente, no la élite, son, en muchos casos, espacios inhóspitos. Jungla de edificios, colmenas, en donde es difícil ver el sol o espacios verdes desde las viviendas. Calles grises, convertidas en almacenes de coches aparcados en donde se puede, incluso en las aceras si es necesario, no hay límite.

Espacios públicos en donde quienes se mueven andando, los llaman peatones, lo hacen encorsetados, entre latas con motor. Si sales del portal de casa, tus ojos solo ven metal por todas partes. Esas calles dan acceso a vías principales para que rueden los coches, miles de coches a diario, cuanto más rápido y fluido, mejor, que para eso son los reyes del espacio público con la benevolencia de los gobernantes municipales.

UNA NECESIDAD…

Mucha gente en su jornada diaria realiza la misma rutina, mayoritariamente en coche, de casa al trabajo y del trabajo a casa. En medio, al llegar a esos destinos, vueltas y vueltas para intentar aparcar el trasto en donde sea. Día tras día durante la semana laboral, siempre el mismo proceso.

En los días de ocio, más de lo mismo. Más coches para llegar a un espacio para disfrutar de la naturaleza, el ocio, para hacer los recados, las compras, etc. que no tienen posibilidad, generalmente, de hacerlo cerca de sus casas, en algunos sitios se llama “La ciudad de los 15 minutos”

PELEAS POR EL ESPACIO PÚBLICO…

Si continuamos hablando de coches, de los aparcamientos, que son los protagonistas en esos barrios de la ciudad, la mayoría de ellos son de acceso libre, en donde hay una lucha diaria entre residentes y “foráneos” para dejar las máquinas aparcadas. La gente de fuera quiere esos espacios de los barrios gratis, para ir al trabajo, o a lo que sea en la ciudad, ya que “meter” el coche hasta el destino, a pesar de tener decenas de aparcamientos particulares de pago, no es la opción. Intentar caminar lo menos posible. Los de “casa” se quejan porque no tienen “su” espacio para aparcar y los de afuera porque la ciudad está colapsada, de coches.

Quizás haya que crear aparcamientos disuasorios a la entrada de las ciudades, efectivos, con buenos transportes públicos para llegar a cualquier lugar de la ciudad. ¿Y en los barrios? En lugar de implantar la denominada OLA Azul, que, por un módico precio de aproximadamente 30 euros al año para residentes, le da derecho a ocupar esas plazas, pero también para los foráneos, aunque no sea con tarjeta, pero si pagando. La solución tampoco resulta, demasiados coches para las plazas existentes. Además, hay muchas horas muertas, a la hora de comer o de dormir, en donde el aparcamiento es gratuito, sigue la pelea por el espacio público dedicado al coche.

Y como no hay nada nuevo que inventar, otras ciudades han creado una OLA #Verde, en donde deberían tener prioridad los de casa, para los barrios. Esa puede ser una buena solución, mientras tengamos dependencia del coche, y este sistema beneficie a los vecinos/as, aunque cada vez sea más insostenible el sistema.

OTRAS OPCIONES…

Intentar caminar para ir al trabajo o simplemente al centro de la ciudad, sorteando coches; islas entre semáforo y semáforo; entornos duros, calles grises rodeadas de feos edificios construidos en cualquier espacio; con trayectos fríos, poco acogedores con un ruido continuo, respirando aire contaminado; es otra opción.

Llevar a los niños y niñas al cole andando es una utopía en esta selva de metal y cemento. Difícil enseñarles el camino para que vayan solos con sus compañeros/as al colegio. Su fragilidad y la inseguridad de estos desagradables entornos lo hacen complicado. Intentar inculcarles por todos los medios que no aprendan nuestro modelo de ir en coche a todo, de ello dependerá parte de su aprendizaje y futuro.

Pero sin duda hay otras formas de hacer políticas de movilidad para desplazarse de los barrios al centro de la ciudad, el transporte público. Sin embargo, muchos de estos barrios tienen muy mal transporte público, con pocas frecuencias, esperas de mucho tiempo y recorridos que tratan de acaparar mucho espacio y los traslados se convierten en excursiones, en donde te puedes llevar “un tentempié” para el trayecto. Consecuencia de ello, se tiende a coger el coche como única y errónea opción, como la más rápida.

Los carriles bici, una buena trama ciclista en la ciudad y que conecte con los barrios, sería una opción complementaria, al menos para bastantes personas y sobre todo para los más jóvenes. La bicicleta sirve como medio de transporte más sostenible para acudir al trabajo, al colegio, a realizar tareas, ocio, etc. En muchas ciudades, ya no solo “europeas”, sino “de este país que también es europeo” lo hacen, luego vuelve a surgir otra pregunta ¿por qué no se hacen políticas serias de movilidad sostenible por los gobernantes y gobernantas, en este caso?

Si estos gobiernos municipales, no lo quieren hacer, el Gobierno de la Nación, de España, progresista según como se vea, está imponiendo, si o si, nuevas medidas y formas de movilidad para nostálgicos de otros tiempos y a favor del metal con motor. Por ejemplo, creando Zonas de Bajas Emisiones para ciudades de más de 50.000 habitantes. Lo hacen pensando en la salud de las personas, en el deterioro del planeta, por el cambio climático, por el futuro de las próximas generaciones.

En este aspecto de movilidad, cabe preguntarse si los que gobiernan las ciudades ¿se plantean soluciones y políticas de calidad de vida que hagan entornos acogedores con espacios verdes y agradables para las personas? Desgraciadamente creo que no, todas las opciones pasan por llenar de hormigón y asfalto la ciudad, con obras para atender sólo la demanda al coche, de infraestructuras sin gusto, con cemento puro y duro por todas partes, signo de modernidad para algunos gobernantes/as, con bastante mediocridad intelectual.

Ese es desgraciadamente el modelo actual. Es la forma de actuar para conseguir votos cada cuatro años, y que la mayoría de las veces, esas obras no se realizan con la participación de los vecinos, transparencia y participación, salvo con los acólitos al gobierno de turno que salen en las fotos de promoción, #MarketingBarato y que tienen el cargo de “pseudo-presidentes/as” de alguna asociación de barrio. También es cierto que cada persona apoya o no, cada cuatro años, este modelo ¿Serán los políticos reflejo de lo que quieren sus votantes?

CALIDAD DE VIDA…

Y si bien hasta ahora hemos hablado de movilidad, quizás el aspecto más importante sea la calidad de vida de las personas que viven en esos barrios, en las ciudades. Hay gente mayor y otras personas para quienes salir a la calle no les resulta fácil. Salir para sortear coches, cuando las condiciones físicas y mentales demandan espacios verdes agradables en donde poder sentarse y respirar aire fresco. Sus barrios no están preparados para una vida de proximidad. Para la mayoría, acudir a los parques de la ciudad les supone una maratón. Quieren un parque próximo, con bancos, árboles, un espacio verde al sol para disfrutar, charlar con los colegas, relacionarse no por medios de las TIC, Redes Sociales, sino en persona.

Para caminar por la ciudad, las personas quieren hacerlo de forma agradable, disfrutando del espacio público, respirando aire puro, del espacio verde, recuperando sensaciones agradables sobre este tipo de entorno al que tienen todo el derecho, monopolizado hasta ahora por los coches.

TAL VEZ SE CONSIGA…

Tal vez, habría que implantar de una vez por todas, un modelo de distinto en los barrios y ciudades, en la vida diaria. Otra manera de hacer política. Que la ciudadanía “imponga” a los políticos sus criterios de calidad de vida como consecuencia de una reflexión seria, en donde el coche, de una vez por todas deje de ser el principal protagonista y acaparador de espacio público.

Que los protagonistas sean las personas y su bienestar y salud. Deberían de “estar cambiando los tiempos”. La forma de hacer política la deben marca los ciudadanos y ciudadanas, no los políticos de turno que se aferran al cargo, con pocos méritos y capacidad intelectual, que en muchos casos no actúan en beneficio de las personas. Que cambien su mediocridad y la falta de ideas es difícil, pero sería la solución si estamos dispuesto a cambiar el modelo.

Como decíamos antes, que los gobernantes/as se preocupen por el Cambio Climático, por los efectos de la contaminación, por el deterioro de la salud de las personas, etc. ¿Serán capaces de cambiar este modelo? sin discusiones absurdas partidistas, sin negacionismo. Nos estamos jugando el futuro de esta sociedad y consecuentemente el de las próximas generaciones. Hagamos todos una reflexión, y pongámonos de acuerdo sobre el modelo de ciudad y de vida.

UNA CIUDAD LLAMADA…

Por cierto, cuando hablo de barrios y ciudades, hablo en concreto de Santander, ciudad en la que vivo.

Rafa Casuso

Psicólogo, fotógrafo, geek. Me gusta echarme al monte, caminar, usar la bici. Leer, filosofar, observar, escuchar y callar, aunque a veces esto último resulte difícil

 

 

 

 

 

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