Hay algo que se señala con frecuencia como muy importante dentro del desarrollo de la propia personalidad. La frase que hemos escuchado mil veces: conocerse a sí mismo.

Si nos paramos a reflexionar sobre nuestra propia existencia y nuestra experiencia vital, nos daremos cuenta de que hay un sinfín de cosas que nos hacen ser como somos. Desde conocer nuestros propios defectos, saber de qué manera reaccionamos ante una sorpresa o ante una mala noticia que leemos en la prensa, degustar el arte, la manera que tenemos de relacionarnos con la vecina de la puerta de enfrente…

Una parte trascendental tiene que ver con nuestro entorno humano y nuestro entorno físico. Es posible que incorpores a tu personalidad detalles diferentes si vives en Cueto, en Carabanchel o en un pueblecito de la Patagonia chilena.

Quien escribe nunca conoció en persona a Chema Puente, y nunca ha vivido en la capital de Cantabria. Y sin embargo, hace ya más años de los que uno puede recordar que, al oír la palabra Santander, la mayoría de las veces añade automáticamente las palabras ‘la marinera’.

Puede que nunca hayas cantado la canción, o que no te sepas la letra al completo. O que la primera letra que te venga a la cabeza pensando en la ciudad sea la de ‘La fuente de Cacho’, ese otro himno interpretado en muy diferentes contextos y que atrona antes del inicio de un partido en los Campos de Sport de El Sardinero. Pero si conoces Santander, si la has vivido y paseado, si significa algo para ti, es casi impensable que esa canción no sea una parte de tu vida, descubierta o por descubrir.

Ahora será el momento de los homenajes y de que mucha gente quiera entonar esa letra para recordar a su compositor, que nos acaba de dejar a los 73 años de edad. Si hay un día para pensar en ella y cantarla, es hoy.

Chema Puente: ‘Santander, la Marinera’ «convoca» a la «convivencia» y el «entendimiento»

Lo que no se puede decir es que hoy pase a ser un legado, porque ya lo es hace tiempo. La cultura de un lugar como Santander puede ser muchas cosas, y va ligada a nuestra experiencia con ese sitio. Si eres un asiduo de la península de La Magdalena, o del faro de Cabo Mayor, de mirar a la Bahía desde San Martín de la Mar, del estadio, conocer la historia de Sotileza, las tardes del Rvbicón, las rabas del Barrio Pesquero o los conciertos del Rock Beer the New.

Hay pocas cosas más bonitas y sentidas que formar parte de la historia de una ciudad porque has compuesto una canción que la explica de una manera tan personal y, a la vez, tan reconocible por quienes viven allí o se acercan a menudo. Hay pocas cosas tan transversales como una composición que se convierte en un himno, pese a que esta habanera no sea tan antigua, pues data del año 2000.

Santander la marinera también es la luchadora: las teleoperadoras que pelean por su trabajo adaptan el himno de Chema Puente

Es un nexo, un punto de unión. Una manera de hacer comunidad en tiempos en que estas cosas sirven para sentir que pertenecemos a algo sin que haya una necesidad de discrepar ni de marcar una diferencia que te aleje galaxias respecto a algo o alguien. Por eso es fácil sentir a Chema Puente como uno de los nuestros, una parte de lo que somos y que llevamos incorporado como una pieza que compone nuestra cultura. Descanse en paz.