Semana de Librería Gil con el cumpleaños de La Huerta Grande y presentaciones de Mario San Miguel, Rulo y Alberto Ruiz de Samaniego
La semana de Librería Gil arranca este lunes con el décimo aniversario de la editorial La huerta grande. Phil Camino, Fernando Gomarín y los amigos de la editorial conversarán sobre esta década de trabajo repleta de buenas cosechas.
En nuestras vidas por separado hemos conseguido hacer muchas cosas buenas (seguramente otras menos buenas que desde luego no contarán). Ahora, juntos, y unidos por una pasión común por la literatura y por las cosas bien hechas, son un equipo ilusionado dispuesto a sacar adelante una editorial que cuide las palabras, los libros y a los autores.
La editorial nació, sin nombre, hace varios años en la pequeña y hermosa Esles. Escritores y sabios pasan cada verano por los Encuentros de Esles de Cayón y dejan allí sus saberes. Ellos los recogen en libros que tratan con el más exquisito de los cuidados.
En octubre de 2014 le pusieron nombre a la editorial: La Huerta Grande, el de un viejo huerto de manzanos cercano al lugar donde tienen lugar los encuentros.
Publicarán obras literarias que fomenten el pensamiento libre entendiendo que son libres de pensamiento los que no cesan de preguntarse y los que no tienen miedo a compartir sus preguntas, sus opiniones o sus lúcidas locuras.
Darán el mismo espacio a la ficción (porque no hay pensamiento libre sin ella), y al ensayo.
Como Sándor Márai, creen que escribir para el cajón significa siempre una especie de parálisis y nada les gustaría menos que un mundo en el que los buenos escritores sucumbieran a esa parálisis.
Quieren cuidar a sus escritores.
Les importan los lectores porque somos todos buenos lectores. Quieren darles libros buenos.
Les importa cuidar la sociedad en la que vivimos y creen que una sociedad más sabia es una sociedad mejor. Quieren divulgar el conocimiento y fomentar el pensamiento.
Desean larga vida a la belleza. Al papel. A los escritores que creen en la literatura. Y a los lectores sin los que sería un suicidio o un delirio llevar adelante proyectos como estos.
Y larga vida a La Huerta Grande.
Miércoles con Mario San Miguel, que presenta ‘Detrás de todos tus nombres’
«Esta sección debiera ser esa donde yo contara los años que tengo, cuándo y dónde nací, cuales fueron mis estudios y trabajos, quien duerme a mi lado en las noches más tiernas, qué música escucho en mis ratos libres, por qué esta colonia y no la otra… pero no, todo eso serían detalles, circunstancias, accidentes, Paja… eso sería paja ( nótese claramente que utilizo el singular) Además podría mentir y no afectaría en nada.
¿ Qué más da haber nacido en Santander o en Cuenca?.Sí, vale, te puede hacer ilusión que sea manchego o cántabro… pero, realmente, para el fondo de las cosas… qué importancia tendría. Si por ejemplo te digo que fui churrero o transformista o que trabajé en una oficina de no sé qué… realmente qué importancia tendría con respecto a nosotros. O es que no amas a los que trabajen de bomberos, electricistas,estudiantes, ginecólogos por el hecho de su oficio.
Bagatelas, detalles.
Lo mismo si dos años después de conocerme y ya sintiéndonos de un modo especial te dijera o me dijeras:» Mira, tengo que confesarte algo, en realidad no me llamo Mario o Patricia o Chema. En realidad, me llamo Antonio, Clara o Jesús». ¿ es que nos iba a importar algo el nombre? A mi lo que me interesa es lo que siento por esa persona, lo que me supone y aporta… el nombre es un accidente, es lo de menos. Lo de más es su alma, su luz, su diferencia real.
Por eso quisiera dejar aquí mi meollo, mi parte más sustancial. Más que lo que hago o tengo o hice o fui, lo que soy y siento, las cosas que me mueven y por las que respiro y sonrío.
Sí, estoy enamorado de la Vida, de la vida en su totalidad, de lo que es. Lo bueno, lo genial, lo malo, lo contradictorio… La acepto y quiero en su totalidad. Imposible escogerla como las espinas en el pescado. Sí, estoy y creo que estamos aquí para sentir, para sentirnos, para gozar de esta maravilla diaria que puede y debe ser nuestra existencia. Cada día debemos hacer de ella una fiesta. Trabajar por ello;pero recordando que trabajar en lo que te gusta es un gozo.Sí, creo en el Amor. En el Amor y no en el amor.
Creo en un Amor inmenso mucho más grande que el únicamente sexual. Un Amor sin límites ni márgenes, sin principio ni final, que espera más allá delos detalles. El uno engloba al otro; pero el otro no engloba al uno. Un Amor donde no existe el sufrimiento, este sólo existe en los apegos, los celos,la posesión. Un amor como aire, infinito, inabarcable, de todos y de nadie.Sí, creo y trabajo por la libertad. Ser y sentir como cada cual quiera y sienta.
Vivir tu propia vida y no la que quieran que vivas,sentirte en armonía con el Mundo y contigo mismo.
No creerte lo que te digan… no creerme a mi… sólo sentirte cuando oigas cosas y observar cómo te vienen y afectan. Ver cómo te sientes ante las cosas. Ser libre para comprenderte, para equivocarte, para acertar… y llegar así a la liberación total de todo lo que te lastra y hace daño. Llegar a ser.
Por supuesto no tienes que estar de acuerdo con lo que digo; el único que tiene que estar de acuerdo con lo que digo soy yo. Como tú con lo que dices. Es curioso , pero a veces, decimos una cosa, pensamos otra y actuamos de una tercera forma.
En fin, que hasta aquí mi historia, mi desnudo y que puedes hacer con mi ropa lo que quieras; pero eso sí, ojalá te sientas bien y seas luz y Vida».
El jueves llega Rulo con ‘Cuestión de suerte’
A Roi Núñez García le acaba de tocar la lotería. Pero, lejos de alegrarse, este hecho le sirve para activar algo en su cabeza. Ha cumplido cuarenta años y se siente un muerto en vida, hace tiempo que no sueña. Van pasando los días y no solo no informa de que le ha tocado el premio o corre a cobrarlo, sino que empieza a mirar a su alrededor y echar un vistazo al pasado. Es el momento de replantearse todo.
Raúl Gutiérrez, Rulo, debuta en novela con una historia de amor en stand by llena de nostalgia, hallazgos y música. Una novela diferente que conecta con toda una generación, una oda a la simplicidad de los gestos cotidianos, que son en realidad nuestra verdadera fortuna.
Raúl Gutiérrez Andérez (Rulo) nació en Reinosa (Cantabria) el 22 de agosto de 1979 en el seno de una familia muy musical. Su padre tocaba la guitarra en varios grupos de la localidad y su madre tenía un programa amateur de radio en la antigua Cadena Cope de Reinosa. Empezó a tocar la guitarra a los 10 años.
A los 14 dió su primer concierto con el grupo Suizidio, haciendo versiones de grupos de rock español. Con dicha formación estuvo dos años dando unos 25 conciertos por la zona sur de Cantabria. Ese fue el germen de lo que luego sería La Fuga. Banda que fundó junto a su amigo y fiel compañero Adolfo Garmendia (Fito). Grupo que empezó su andadura en 1996 y con el que llegó a dar mas de 500 conciertos por toda España (consiguiendo convocar a muchísimo público) y en varios países del mundo. Publicando un total de 8 discos, siendo el líder y compositor principal del grupo durante 13 años. En 2011 decide volar en solitario y formar Rulo y La Contrabanda. Con los que ha grabado 3 discos de estudio y 2 en directo en tan solo 6 años, y han tocando en 11 países llevando el nombre de Reinosa por muchos rincones del mundo.
Ha hecho colaboraciones musicales con gente de la talla de Enrique Bunbury, Enrique Villareal (Barricada), Fito y Fitipaldis, Kutxi Romero (Marea), Dani Martín, Sober, Mago de Oz…
Alberto Ruiz de Samaniego presenta ‘El espacio salvado’ el sábado
Este libro solo responde al placer de convertir en palabra la pintura: procurar del disfrute de la contemplación del cuadro, o de su goce, un placer o un goce del lenguaje. No se trata tanto de un deseo de saber –explicar o significar la imagen– como de un gusto por decir el enigma, y, si ello fuese posible, instalarse felizmente en él, o al menos rondarlo.
Por eso es un álbum. El producto de unas circunstancias, el relato discontinuo o la dispersión de unas elecciones y encuentros felices con algunas imágenes. Si algo caracteriza a un álbum es la ausencia de estructura. El álbum forma un conjunto facticio de elementos cuyo orden, presencia o ausencia son del todo arbitrarios.
Nada más lejano, entonces, en esta derrota sometida al azar y a la contingencia del capricho y del gusto que el tratado o el libro –que se quiere normativo– de arte y ensayo.
Un álbum. La misma contingencia o capricho que guía la presencia de las obras aquí comentadas habrá de regir el desplazamiento del lector por sus páginas; tránsito episódico, salteado, fragmentario y parcial. Puede que orientado o seducido, antes que nada por las imágenes mismas: santos –y señas– de una devoción compartida con Baudelaire y con los hábitos despreocupados de la infancia.
Pues toda imagen aspira a ser, de algún modo, un espacio salvado. He ahí, desde luego, la experiencia propia de un cuadro: un sitio resguardado del exterior donde estar y deambular en paz, modelo él también del detenimiento, y de la suprema intimidad. Un libro como este, con cuadros dentro, no puede más que intensificar esa experiencia.
Naturalmente, este es el tipo de libro cuya concepción misma excluye la posibilidad de darle fin. Lo cierto es que, en el fondo, todo lector aspira a la escritura infinita que incluya todas las variantes y todos los desvíos: la palabra tramada en una querencia o delirio que dure lo que dura la vida de quien la escribe.
Doctor en Filosofía (UAM) y profesor de Estética de la Universidad de Vigo. Crítico y comisario de exposiciones, por ejemplo: Andrei Tarkovski: fidelidad a una obsesión, La escultura en Fritz Lang, Cabañas para pensar, Unterwegs: al paso de Walter Benjamin o Georges Perec: Tentativa de inventario. Ha comisariado exposiciones de Jorge Molder, Manuel Vilariño, Antón Patiño, Xesús Vázquez, Antón Lamazares, Luís Seoane, Roland Topor, Juan Carlos Meana, etc., así como diferentes exposiciones colectivas.
Ha publicado, entre otros, los siguientes libros: Maurice Blanchot: una estética de lo neutro (2001), Cabañas para pensar (coord., 2011), Las horas bellas. Escritos sobre cine (2015), Leyenda de Paradjanov (coord. 2017), Alegrías de nada. Ensayos sobre algunas estéticas de la anulación (2018), El lugar era el desierto. Acerca de Pier Paolo Pasolini (2019), La ciudad desnuda. Variaciones sobre Un hombre que duerme de Georges Perec (2019), Pintores de la vida moderna (2021), La musa inquietante (2022) y Hombres y Dios. Escenas de noche y misterio (2023).
Es co-director del filme Pessoa / Lisboa.