Va de Bach – Aracaladanza – Palacio de Festivales. Sala Argenta – 30 noviembre

Un solitario piano de tamaño infantil es el comienzo de un espectáculo donde cinco bailarines no tienen un momento de calma. “Va de Bach” va de Bach, de Johann Sebastian Bach (1685-1750), un compositor alemán creador de hermosas músicas. Algunas de sus piezas más conocidas (cantatas, suites, conciertos, fugas y más cantatas) son las elegidas para ser coreografiadas y ejecutadas a ritmo molto allegro, a ratos prestissimo, siempre bellissimo.

El escenario sirve de lugar privilegiado para generar belleza en movimiento con homenajes a Lewis Carroll en su merienda de locos, al gorila King Kong, al teatro de marionetas, a las manos gigantescas de Dumas, a los trajes abullonados de épocas barrocas… La idea y dirección de Enrique Cabrera (Buenos Aires, 1960) crea momentos mágicos que sorprenden a gentes menudas y no tan menudas, niños durante una hora (las gentes “manudas” estaban actuando). Los asombros llegan a ser mayúsculos: gorila de tres metros bailando, globos cantando, pelucas de papel higiénico inundando el espacio con sus rollos. Y mientras tanto Bach, siempre Bach, repitiendo su tema más bromista -la Badinerie de la suite nº 2- en un momento trasformada por Sheila Blanco en canción veloz. Identificar el aria ‘Ja, tausendmal Tausend begleiten den Wagen’ (BWV 43, casi como el coche al que hace referencia la traducción: “Sí, mil veces mil acompañan al carruaje’) es de sobresaliente, una nota -junto a otras- en las que destaca Aracaladanza. Una tarde llena de encanto, de impresionantes imágenes y de alegría. Iba de Bach-lleza.

En memoria de la belleza – Cuarteto Gerhard – Palacio de Festivales. Sala Pereda – 30 noviembre

Programar Bach junto a cuartetos de Debussy y Chaikovski es una invitación a la belleza, más si la ejecución de estas músicas diversas es realizada por cuatro artistas de la cuerda compenetrados y precisos en cada gesto y movimiento, expresivos ellos y ella tocando y terminando con extrema suavidad cada pieza en un lento ascenso de los arcos para indicar paz interior y exterior. Se juntan un profundo conocimiento y sensibilidad por el sonido con el disfrute para familias en una hora poco habitual: un sábado a las doce de la mañana.

El premiado Cuarteto Gerhard, participante en importantes escenarios internacionales, se presentó en la sala Pereda con el reemplazo de la violinista habitual, ahora Shannon Lee, junto a los habituales Lluis Castán (violín), Miquel Jordà (viola) y Jesús Miralles (violonchelo). Parecía dirigir a los cuatro el violista con su partitura llena de metros cuadrados, mientras la levedad de unas tablets eran el auxiliar rítmico de sus compañeros. Para abrir emociones tocaba Bach y cuatro fugas seleccionadas fueron un hermoso comienzo; ya saben Bach-lleza. Luego el Cuarteto de cuerda, en sol menor op.10 de Debussy (1893) aportó mayor vigor y más lirismo en esas armonías cambiantes del francés, con pizzicatos como centro de melodías y suavidades extremas interpretadas con maestría por los músicos gerhardianos.

Tras el descanso llegaron las vueltas y revueltas del Cuarteto para cuerdas nº 1, en re mayor, op. 11 de Chaikovski (1871) donde, avisados, se pudo disfrutar de esa canción popular rusa ‘Vania sentado en el sofá fumando una pipa’ trasformada en andante cantábile; Vania no estaba, pero sí Piotr Ilich. Nadia esperaba después de una bella mañana que el cuarteto buscara la sombra de los cipreses del checo Dvorak en un corto bis, traduciendo libremente Lluis Castán la canción ‘Já vím, že v sladké naději’ por un amoroso ‘A mi única amada’. Es una canción de esperanza –naději-, en un cierre que recuerda bellezas de siglos anteriores presentes en un cuarteto dotado para crear hermosura.

Yerai Cortés – Auditorio Centro Botín – 30 noviembre

Yerai Cortés (Alicante, 1995) pertenece a una nueva ola de guitarristas flamencos que se adentran en otras músicas. Es el protagonista de la primera película de C. Tangana, “La guitarra flamenca de Yerai Cortés”, que se estrenó en el pasado mes de septiembre en el Festival de Cine de San Sebastián y que estará en cines estas navidades. Su paso por Santander llenó de nostalgias el auditorio del Centro Botín en una noche esperada: “Para mí estos momentos son especiales. Siento el gusto de poder comunicarme con mi guitarra. Siento que tengo que dar más tocando solo. Me hace sentir más libre y tener menos responsabilidades. Esta ciudad me encanta, pero hoy estoy muy melancólico”. Y Yerai se puso en modo melancólico.

Diez temas previstos se quedaron en siete en una mezcla de malagueñas, farrucas, tarantos y soleás, con una especial dedicación al tema ‘Romance’, un romance tocado con dedicación, manos tranquilas y un explosivo cierre final: “¿Cómo estáis? Yo estoy metido y quiero acabar con una siguiriya. ‘Frágil como una bomba’ fue el tema que pedía el acompañamiento de un cantaor/a. La noche estaba apenada –“Yo el ánimo lo tengo”- y el bis reanimó: sonar por bulerías delante de su tía y primo presentes. Cierre de una noche en la que Yerai, todo un virtuoso a la guitarra, pareció tocar para sí mismo y para un técnico de sonido que no cesaba de ecualizar los agudos. Una hora llena de intimidades y silencios.

Foto cortesía de Aureo Gómez