“En Valencia no estaríamos viviendo todo lo que se está viviendo si alguien se hubiera puesto a valorar antes los costes sociales y ambientales”
La economía de impacto es aquella que persigue algo más para la sociedad que la mera rentabilidad económica propia: trabajan en ella empresas sociales, sociedades que atienden la responsabilidad social corporativa, organizaciones no gubernamentales…que enfrenta el reto no sólo de afianzar y fortalecer este sector, sino de reivindicar sus aportaciones de forma tangible. Es decir, medirlas.
A desplegar las distintas formas de medir el impacto social, ambiental, se está dedicando un ciclo organizado en la UC por el Centro Yunus, que busca expandir distintas formas de hacer economía y empresa, y en el que se están explicando indicadores concretos que ya se utilizan y que van más allá de los Excel de resultados.
En esta sesión, Raúl Contreras, de la plataforma de innovación socioeconómica NITTÚAX, incidía en la importancia de la medición, no sólo porque empieza a valorarse por la Unión Europea o por fondos específicos, sino por su impacto real en la economía y la vida.
Así, este valenciano ponía ejemplos de lo sucedido en su tierra con la DANA, con edificios levantados sobre zonas de cauce o terrenos con poca riqueza y menos capacidad de retener agua, hasta el punto de que espacios que si tuvieron en cuenta los riesgos se convirtieron en lugares de acogida para refugiados de esta catástrofe climática.
“En Valencia no estaríamos viviendo todo lo que se está viviendo si alguien hubiera puesto a valorar los costes sociales y ambientales” de las decisiones tomadas, aseveraba este emprendedor social, que está impulsando un fondo para que las ayudas de la DANA lleguen a los colectivos más vulnerables a los que todavía no están llegando, corriéndose el riesgo de que se generen más desigualdades al poder disponer de ellas empresas con más músculo para adelantarlas o recurrir a crédito bancario
(Ya en la pandemia, los créditos ICO se convirtieron en una herramienta que permitió a los bancos compensar la falta de ingresos en un momento en que se daba menos crédito o hipoteca)
(En Cantabria, iniciativas como la de Smolny y CSC Espacio Abierto han promovida recogida de alimentos para colectivos a los que las grandes bolsas de ayuda no están llegando, como celíacos o personas con intolerancias alimenticias).
Pero además, apeló a hacerlo para poner en valor el trabajo que se está haciendo y la importancia de llevar esos valores al resto de la sociedad y la economía: “no se puede permitir que se diga que no vale nada la vida y se adjudique la peor carretera”, señalaba, recordando que en Valencia se consiguió que los indicadores sociales que ya hay que tener en cuenta en las licitaciones públicas (cuando las administraciones sacan obras o servicios a concurso para que las hagan empresas), se extiendan a los contratos menores, aquellos de adjudicación más directa, sin concurso, y que afectan a muchas empresas.
Se trata, en definitiva, de “incorporar valores a las decisiones” y conseguir que “ninguna decisión” se adopte “sin tener en cuenta los valores sociales”, señaló en la sesión de formación, en la que explicó conceptos como el ciclo económico, la fijación de valores para la medición de resultados de cambio o la determinación de los grupos de interés a los que afectan los proyectos, entre otros.
Raúl Contreras, de la plataforma de innovación socioeconómica NITTÚA, apeló a expandir estos criterios para que se tenga cada vez más en cuenta en más sectores, por lo que instó a “regalar conocimiento” y “hacer que corra”.
Las próximas sesiones de este ciclo de medición de la economía de impacto serán ya el año que viene, el 13 de enero, con una formación sobre el balance del bien común de la Economía del Bien Común y Triple Balance de Sannas a cargo de Luis Madrid (inscripción, gratuita, en este enlace) .si bien los interesados en Cantabria tienen una cita esta semana con la caña social, un encuentro este miércoles en a las 19.00 horas en la Fábrica Crat Fabr Samch Taproom, el bar de Smach en Santander)
RAÚL CONTRERAS Y NITTÚA
Raúl Conteras es un economista , empresario y emprendedor social comprometido con la transformación del modelo económico hacia una economía al servicio de la vida, que ha participado en distintos proyectos de inserción social o iniciativas como la incubadora COL LAB. Es docente en varias universidades e impulsor y cofundador de redes de cooperación en el sector de las finanzas éticas, empresas de inserción, centros especiales de empleo, con-sumo responsable y desarrollo rural.
NITTÚA es una plataforma para la innovación socio-económica. Innovación que busca la transformación hacia una Economía para la Vida, un modelo de desarrollo del triple valor: social , medioambiental y financiero.
En esta plataforma para el cambio social, confluyen personas expertas en diferentes ámbitos socio-económicos que colaboran en la construcción de propuestas alternativas para la resolución de los problemas y necesidades de las personas y del planeta.
EL CENTRO YUNUS
El Centro Yunus de la Universidad de Cantabria se creó en 2019 siguiendo la inspiración de Muhammad Yunus, Premio Nobel de la Paz 2006 y Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 1998, de contribuir a reducir la pobreza y tratar de resolver otros problemas sociales y medioambientales a través de la creación de empresas y negocios sociales.
Para alcanzar ese objetivo, el Centro Yunus, dirigido por la profesora de la UC Ana Fernández Laviada, desarrolla actividades de sensibilización, formación, investigación y transferencia enmarcadas en el emprendimiento social, en particular con los conceptos de empresa y negocio social.