Guía para sobrevivir a las cenas navideñas sin perder la línea (ni el placer)

Tiempo de lectura: 4 min

Mónica de la Parte es nutricionista

No importa si eres la anfitriona de un festín navideño o si llegas a mesa puesta, las posibilidades de excederte son altísimas. La consecuencia, como cada año, suele ser empezar enero rodando directa hacia cualquier plan detox. No se trata de obsesionarse, sino de tomar conciencia de cómo queremos disfrutar estas fiestas y valorar si realmente nos compensa ese ‘todo vale’. Con unas simples precauciones, podemos evitar el desenlace predecible: comer sin freno y después lamentarnos. La clave está en encontrar el equilibrio: disfrutar sin restricciones extremas, ser moderadas, pero también disfrutonas. Así, quizás, este año sí llegamos a enero sin haber perdido el control ni la talla.

1. No llegues con hambre voraz

¿Por qué?: Llegar a una comida festiva con demasiada hambre, hará que elijas instintivamente los alimentos más calóricos para saciar tu apetito.

Consejo: Toma un tentempié saludable antes, como un puñado de frutos secos o una pieza de fruta, y evita atracones.

2. Empieza con un plato saludable

¿Por qué?: Comer verduras o alimentos ricos en fibra antes de los platos principales puede ayudar a controlar el apetito.

Consejo: Prepara una ensalada colorida o un entrante de verduras asadas. Si vas a mesa puesta, elige comenzar la comida con este tipo de alimentos saciantes y saludables.

3. Hidratación estratégica

¿Por qué?: La sed a menudo se confunde con hambre, y el alcohol deshidrata. Beber agua antes y durante las comidas te ayudará a regular el apetito además de evitar el exceso de bebidas calóricas.

Consejo: Alterna entre una copa de agua y otra de tu bebida navideña favorita para disfrutar sin pasarte.

3. Atención al tamaño de las porciones

¿Por qué?: La percepción del tamaño afecta a cuánto comemos y servirte en un plato pequeño ayuda a reducir la ingesta de manera inconsciente.

Consejo: Sirve primero los alimentos más saludables y de los más calóricos en menor cantidad. Si quieres repetir, espera 10 minutos antes de hacerlo.

4. Sí a las proteínas magras

¿Por qué?: Las proteínas ayudan a estabilizar los niveles de azúcar en sangre y promueven una sensación de saciedad más duradera.

Consejo: Incluye opciones como pavo, mariscos o tofu como parte principal del menú. Si hay embutidos, opta por porciones pequeñas.

5. Cuidado con las salsas y aderezos

¿Por qué?: Suelen ser muy calóricos, pero puedes disfrutarlos con moderación.

Consejo: Que sean un acompañamiento en lugar de bañar con ellas tus platos. Prepara o elige versiones ligeras caseras con yogur o mostaza.

6. Come despacio, lentamente

¿Por qué?: Comer lentamente permite que tu cerebro reciba las señales de saciedad a tiempo.

Consejo: Mastica bien, deja los cubiertos entre bocados y conversa más en la mesa, siempre es más importante con quién compartes tu festín que el mismo.

7. El postre, con estrategia

¿Por qué?: No necesitas renunciar a los dulces navideños pero que sean pequeñas y contadas porciones que te darán el mismo placer sin excesos calóricos.

Consejo: Analiza cuales son tus favoritos y haz que su disfrute valga la pena.

8. Muévete después de comer

¿Por qué?: Hacer actividad física ligera tras una comida copiosa, como caminar, ayuda a la digestión y regula los niveles de glucosa.

Consejo: Da un paseo en familia después de la comida u organiza un juego activo si hay niños presentes. Pospón la hora de acostarte.

10. Disfruta con conciencia y sin culpas

¿Por qué?: Pon el foco en que las comidas navideñas son momentos de celebración y conexión social, sé consciente de lo especial del momento y disfruta.

Consejo: Los alimentos son un regalo para tu cuerpo, elige cuales deseas y disfruta cada uno de ellos conscientemente.

Estas son sugerencias desde el punto de vista de la nutrición y la salud, pero cabría añadir que es esencial sentarnos a una mesa que priorice los alimentos locales, de calidad y cocinados con recetas tradicionales porque respetan la utilización de productos de temporada.

Además, es esencial evitar el drama del desperdicio alimentario, por ética, ya que es un privilegio disfrutar de cada plato navideño a nuestro alcance, así como por sensibilidad y sostenibilidad.

Por último, te animaría a que disfrutes de todo de forma totalmente consciente del lujo implícito en que nuestra preocupación pueda ser qué tipo de alimentos nos llevamos a la boca porque son millones las personas que no pueden elegir o ni si quiera tienen comida que compartir con sus seres queridos.

Si te animas a seguir estas pautas, empezarás enero en plena forma… y si no, bueno, siempre puedes venir a consulta para ponerte a punto. ¡Aplica estos consejos y disfruta de unas fiestas deliciosas!

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