«La gente ve danas y pandemias y no lo asocia con un comportamiento individual y colectivo que afecta al clima»
Ecologistas en Acción se ha puesto como objetivo llegar a toda la población posible con un espíritu educativo. Les parece necesario que los temas que tienen que ver con el medio ambiente, el clima, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y los derechos humanos sean de uso común y que se aprenda de ello para cambiar nuestro comportamiento individual y colectivo.
Para eso ofrecen ser una herramienta que traslade esos conocimientos. Pueden dar charlas y talleres en centros educativos, proponer salidas con los alumnos y con la población en general los fines de semana, montar huertos escolares como forma de aprendizaje, hacer rutas por el entorno del colegio o instituto, ayudar a que los comedores escolares sean más sanos y de consumo local o montar exposiciones.
Son muchas las formas en las que Ecologistas en Acción se ofrece a cambiar el prisma, porque vivimos en lo que denominan una emergencia ecosocial. A más corto plazo, esta tarde de jueves tienen proyección en los cines Groucho de una película que se llama ‘Mariposas negras’, que trata el cambio climático desde el punto de vista de la afectación que sufren las mujeres. El pase será a las 18:40, y se puede asistir con niñas y niños de 8 años en adelante.
La semana que viene proponen otra acción, que es ir a donar sangre los días 23, 26 y 27. Esta campaña se llama #regalavidapornavidad. José Antonio Sánchez Raba, miembro de la asociación, explica en una entrevista concedida a EL FARADIO que es una manera de «hacer algo que vale mucho, pero que no cuesta dinero». Esta conversación se enmarca dentro de la sección ‘La energía del cambio’, que hacemos en colaboración con Solabria, la cooperativa comercializadora de energías renovables que tenemos en Cantabria.
Ecologistas en Acción está abierta a contactar con quienes estén interesados en actividades y dinámicas de aprendizaje que sirvan para una mayor y mejor concienciación en todo lo que tiene que ver con saber en qué contexto estamos, cómo podemos incorporarlo a nuestra vida y qué respuestas individuales y colectivas podemos ofrecer. Se les puede contactar a través de su página web o de sus redes sociales.
Sánchez Raba explica que hay que partir de una descripción de la realidad para ser conscientes de que hay cosas por mejorar. Y lo llama emergencia ecosocial, porque «en lo eco estamos entre pésimo y fatal» y en el tema social tampoco es que nos vaya mucho mejor.
Señala este educador jubilado que «de los nueve límites del planeta que establecieron los científicos, ya nos hemos saltado ocho». Las consecuencias de lo que el ser humano ha hecho se están dejando notar en muchos aspectos, desde la pérdida de biodiversidad hasta la degradación del suelo, por citar sólo alguno.
Pero el tema social también es una pata en la que la asociación ecologista quiere hacer hincapié, porque nos estamos acostumbrando a hablar de conflictos armados, se ve que las desigualdades no dejan de aumentar, el respeto por los derechos humanos está cada vez más en entredicho y el sistema en el que vivimos se centra mucho más en las decisiones de tipo económico que en todas las demás.
Por todo ello creen que es necesario llegar a más gente. Piensan en los centros educativos como una manera mejor de llegar a más gente, pero consideran básica la educación no formal, es decir, poder llevar a cabo actividades fuera de un aula y con personas de edades muy distintas.
«La gente ve danas y pandemias y no lo asocia con un comportamiento individual y colectivo que afecta al clima», resume Sánchez Raba. Hay un saber científico que determina causas de fenómenos que ocurren a nuestro alrededor y cada vez con más frecuencia, pero mucha gente no lo asocia con lo que estamos haciendo como especie, en cuanto a la contaminación que llevamos a cabo mediante el transporte y el uso de productos que lesionan la naturaleza.
Las grandes empresas, y las no tan grandes, han aprendido que hay que lanzar un mensaje de preocupación y un compromiso de contribuir a que la situación mejore. Pero muchos son los casos en que se trata simplemente de un lavado de cara, un ‘greenwashing’, un hacer ver que hago, pero sin hacer.
«No debemos llegar ni a la desilusión ni al derrotismo», dice Sánchez Raba. Creer que ya nada tiene solución es una de las formas en que se empuja a que la población siga haciendo las cosas exactamente igual que hasta ahora. Desincentivar que se preocupe por los comportamientos que puede cambiar, a nivel individual, y sobre todo evitar que muchas personas se unan para llegar a soluciones colectivas, que es donde este activista ve la clave de todo.
El actuar cada uno por su lado es lo que facilita las cosas a quienes quieren que todo siga igual porque les va muy bien. Sánchez Raba recuerda que «como ciudadanía tenemos un gran poder, pero hay que utilizarlo» y que tenemos muchas formas de poder convencer a la hora de cambiar nuestro comportamiento, como por ejemplo el voto.