«En Cantabria no estamos preparados para una electrificación masiva a nivel zonas de recarga»

La transición que se pretende llevar a cabo en cuanto a los vehículos que utilizamos sigue siendo lenta. Lo explica Iban Falagán, jefe de ventas de Mouro Motor, el concesionario de Mazda en Santander
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Una de las incertidumbres que acecha al sector del automóvil es la electrificación del parque móvil. No solamente en España, sino a nivel mundial. El que todos pasáramos a tener un coche eléctrico era uno de los salvavidas que se nos abría en el futuro para combatir la emergencia climática y mejorar la calidad de vida en las ciudades.

Sin embargo, renovar el parque móvil de un país no es tan sencillo. Iban Falagán, jefe de ventas de Mouro Motor, el concesionario de Mazda situado en la Avenida de Parayas, 22, de Santander, explica que este es un proceso que cuesta mucho llevar a cabo en una entrevista concedida a EL FARADIO.

Mazda, como muchas de las marcas que hay en el mercado, ya tiene sus coches eléctricos. Pone como ejemplo el MX-30, un coche que «se está comercializando muy bien» y, además, siempre se puede acudir al Plan Moves, que funciona a nivel estatal, y que es una ayuda para comprar un vehículo de estas características.

La marca japonesa está consiguiendo, en su contribución a una menor contaminación, fabricar los motores de toda la vida, pero consiguiendo etiquetas eco porque mejoran la eficiencia de esos motores y que los coches acaben siendo más limpios.

Sin embargo, Falagán ve un problema con los puntos de recarga. Quien quiera un coche eléctrico, pero no pueda tener el enchufe en su casa, lo tiene mucho más complicado. «En los centros comerciales, los puntos de recarga siempre están llenos», refleja. «No estamos preparados para una electrificacion masiva a nivel zonas de carga», sentencia.

Además, el cambio no se produce a igual velocidad en todas las provincias. Se intenta acelerar el proceso en territorios que contienen ciudades grandes, pero ese no es el caso de Cantabria, donde no se ve una necesidad imperiosa de cambio. Por eso es una transición que «al cliente le cuesta», dice Falagán.

Un ejemplo de esto son las Zonas de Bajas Emisiones. Eran obligatorias ya desde el 1 de enero de 2023, hace dos años, pero ni Santander ni Torrelavega, los dos Ayuntamientos de la Comunidad obligados a diseñarlas, las tienen listas todavía.

Falagán entiende que es un cambio complicado, pero también estima que «si Santander y Torrelavega no se ponen las pilas estarán tirando piedras contra su propio tejado». Al final, es una obligación para todas las ciudades de más de 50.000 habitantes, y se está dando un margen amplio para su aplicación.

La otra modalidad es el híbrido enchufable, que a Falagán le parece mucho más factible para avanzar en la movilidad sostenible. Sí conlleva un cierto consumo de combustible, pero son vehículos que parecen tener una mayor aceptación en el mercado.

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