El año en que perdimos a Isabel Tejerina
No se trata de enfocarse en lo negativo. Un año puede traer muchas cosas buenas, pero tenemos a alguien más a quien echar de menos. Igual que seguimos recordando a Santiago Pérez Obregón y a Jaime Blanco, que formaban parte de las personas que enriquecían una tertulia, ya fuera en Arco FM o en otras emisoras anteriores, desde ahora también echamos de menos a Isabel Tejerina.
Fue un montón de cosas. Si queríamos hacer una presentación completa en una tertulia de quién era ella, nos quedábamos sin tertulia. Porque era una persona de enseñar. Era profesora, claro. Lo de abordar los valores de nuestra sociedad era una especialidad para ella. Subrayar dónde estaba el quid de la cuestión era su dedicación.
Y si no era suficiente con lo que decía y cómo lo decía, de palabra, también lo podía escribir. O lo podía recitar incluso, pues formaba parte de esa Agrupación Escénica que responde al nombre de ‘Unos cuantos’ y que pone sobre las tablas textos divertidos, hirientes, disparatados, realistas y cuenta con una legión de actrices y actores.
Tejerina fue también la primera mujer concejala de Santander. Siempre con mucho que decir, aunque molestara, a varios, lo que dijese. Y es que, en el fondo, era una activista, y por eso no paraba de decir cosas en muchos sitios. Qué más da un aula que un salón de plenos, un libro, un escenario o una tertulia radiofónica. Cuando le daban la palabra, era de decir las cosas claras.
Estaba reñida con el estudio de Arco FM. Bueno, más bien, con la forma de llegar a él. Por eso, algunas veces nos contaba las cosas vía llamada telefónica. Pero no se perdía las citas que le proponíamos, y marcaba la agenda ella misma si era necesario. Porque lo importante tenía que decirlo. No le gustaba callarse las cosas.
Era una voz más de El Faradio, una parte del paisaje. Por eso su partida es un momento muy particular de 2024. Pero queda un legado al que se debe mirar de cerca, porque es el de pelear por las cosas, ya sean los derechos de las mujeres o la labor que deben hacer los sindicatos para que la clase de trabajadora lo tenga un poco más fácil.
Ella era profesora y el 2024 concluye con un conflicto abierto, precisamente, entre la Junta de Personal Docente y el Gobierno de Cantabria. Hasta un encierro hemos visto en la sede del Ejecutivo regional. Y se prevé que las movilizaciones prosigan en 2025. Dos partes que dicen cosas muy diferentes. El Gobierno no tiene prisa por arreglar un retraso de 16 años en la adecuación retributiva de los docentes, mientras que estos quieren una propuesta que negociar, y no tener que esperar a 2026 para que se descongele la parte de su salario que lleva congelada desde 2008.
También están los arreglos pendientes y que no terminan de llegar a determinados centros educativos. El Marqués de Estella estuvo mucho tiempo reclamando una reparación de su pabellón. Ahora es el CEIP Menéndez Pelayo el que espera que no se demore el arreglo de sus instalaciones.
Más allá de la grieta: las familias del Menéndez Pelayo reclaman un colegio “en buenas condiciones”
El color verde ha vuelto a dejarse ver por las calles. Un verde de Educación que enarbola más banderas que la del salario. También pone en cuestión cómo revertir el vaciamiento de los municipios, algo que puede llevar al cierre de centros educativos también. Y hablan de derechos de las familias para que todos los estudiantes puedan llegar en transporte público, andando o en bicicleta, a sus aulas.
El otro color verde que nos podría venir a la memoria es el de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Y eso nos lleva a hablar de vivienda. Ya no se trata del momento puntual de defender a alguien que se pretende expulsar de su casa, sino de ver cuánta gente puede verse abocada a esa situación porque se quiere exprimir un bien como una vivienda sacándole mucho más rédito con los visitantes de fines de semana, puentes o semanas y quincenas veraniegas.
Esta es una forma también de atacar a la clase trabajadora, que necesita de lugares dignos donde vivir y no sólo de que se alargue un decreto que frena, aunque muchos no lo ven tan claro, los desahucios de las familias vulnerables. Porque el foco se sigue girando hacia la ocupación, pese a que hay muchos menos casos de eso que de lo otro.
Los fondos de inversión, mientras tanto, van imponiéndose y quieren pasar por encima de cualquier cosa, como si hay que expulsar a una mujer que lleva 60 años viviendo en el mismo sitio en la calle Santa Clara de Santander. Hace varios años que apareció el término gentrificación, y esa moda no ha pasado.
Esto es algo que también hacía revolverse a Isabel Tejerina. Y, del mismo modo, la derogación de la Ley de Memoria Histórica de Cantabria. Ha tenido un recorrido casi insignificante, y PP y VOX la han mandado a un cajón que han cerrado con llave.
Las asociaciones memorialistas piden de nuevo que haya un homenaje, en forma de placa o monolito, que recuerde a las víctimas del b0mbardeo sobre el Barrio Obrero del Rey de Santander, el 27 de diciembre de 1936. Sin embargo, siempre hay algún tipo de argumento de tipo técnico para evitar decir que eso no se quiere hacer. Sigue vigente una norma estatal que es de obligado cumplimiento, pero ahí sigue el homenaje a General Dávila (y a unos cuantos más), porque dedicar una calle a alguien es para ensalzarlo.
Tampoco estaba nada a gusto Isabel Tejerina con lo que sigue pasando en Gaza. Y en Cisjordania. Y en Líbano. Y en Siria. Las cifras de muertos hielan la sangre. Cantabria ha ido dando respuestas durante 2024, rechazando de varias formas la violencia extrema de Israel, que no cesa, y que los Gobiernos occidentales estén dejando hacer y estén optando por el silencio como respuesta. Hasta ha salido un documental que retrata una de las acciones de este año en Cantabria, el festival Cabezón por Gaza del pasado abril.
De pueblo a pueblo: un documental retrata cuando Cabezón de la Sal llenó de humanidad las banderas
Como no todo pueden ser noticias desagradables, le seguimos echando un vistazo de cerca a quienes hacen cosas interesantes, creativas, estimulantes. Uno de los últimos contenidos de este año es una entrevista de nuestro querido Héctor D. Somonte a Jesús Choya y Nacho Solana, los creadores de la productora Sincio de pelis.
Entrevista a Nacho Solana y Jesús Choya, las cabezas detrás de Sincio de pelis
Es imposible destacar todos los nombres de quienes hacen cosas chulas en esta Comunidad. Lo que tratamos de recomendar siempre es que, si tienes un sitio al que acudir porque te gusta cómo hacen las cosas, es que sigas ligado a él. El concepto de comunidad precisamente tiene una de sus claves en que nos dejemos caer por esos lugares que nos llenan el alma, de alguna manera. Librería, galería de arte, museo, cueva o sala de conciertos. Por cierto, el próximo sábado estará Rodrigo Cuevas en Escenario Santander. Es muy enriquecedor que vengan artistas así. Y si comparten escenario con bandas locales, como es el caso de Casapalma, mejor todavía.
En 2024 hemos vuelto a tener una colaboración con Tanea Documentación y Conservación, una empresa que tiene su razón de ser en la defensa del patrimonio, ya sea el material o el inmaterial. En 2023 nos dimos un par de vueltas por el Barrio Pesquero, y esta vez ha tocado el centro de la ciudad. Nico Lanza Alvear y Ariadna Ruiz juntaron una serie de testimonios para obtener pinceladas de la historia del centro, desde el punto de vista de la memoria histórica y del urbanismo de zonas como El Pilón, Entrehuertas, la Plaza de la Esperanza, el Grupo San Francisco o el Barrio Obrero del Rey.
Por eso seguimos mirando hacia las iniciativas que refuerzan los lazos sociales. Lamentablemente, muchas de las muestras de solidaridad han venido por lo sucedido en la provincia de Valencia con el paso de la Dana terrible a finales de octubre. La gente que fue a ayudar desde aquí, y la gente que no se ha olvidado de quienes sufrieron la tragedia y siguen yendo o, al menos, organizando eventos para recoger pedazos de solidaridad que enviar allí y que sus Navidades sean un poco más llevaderas.
Una de las cosas que nos recuerda esta tragedia es que el conocimiento debe ser cuidado como un bien muy preciado. El mundo científico lleva ya muchos años de advertencias sobre el escenario al que nos estamos dirigiendo. Y la señal preocupante no es que no les prestemos suficiente atención (que también), sino que cada vez se escucha más el ruido de quienes ponen en duda a los científicos o, directamente, los denigran, como si fueran parte del problema. Por eso es importante subrayar que es preciso no dejarse llevar por sentimientos de frustración o desprecio y alimentar mensajes o publicaciones que no guardan relación con la verdad. Basar nuestras opiniones en inexactitudes o mentiras es algo que empobrece el debate y a la sociedad misma. Siempre es bueno dudar de lo que nos llega, sobre todo si suena un poco raro o si pretende llamar mucho la atención.
Uno de los deseos para 2025 podría ser el de tener un debate más sereno y sano sobre lo que estamos viviendo, la interconexión entre los problemas, la educación con la que los afrontamos y cómo defender los servicios que son esenciales para tener una vida digna. Por ejemplo, la Sanidad y la atención a la dependencia.
Pero deseos puede haber infinitos, y desde El Faradio esperamos que se cumplan los vuestros y que sigáis formando parte de nuestra Comunidad. ¡Feliz 2025!