El trabajo esclavo en la construcción del pantano del Ebro aflora en las ‘Memorias ahogadas’
Es recurrente leer en el parte semanal de embalses el nivel que alcanza el del Ebro y es recurrente también que cuando hay un período largo sin lluvias acabe saliendo en prensa y redes la iglesia de Villanueva de las Rozas, conocida como la Catedral de los Peces, sumergida entre las aguas, pero que periódicamente sale a superficie para recordar que el pantano no es el mar y no estuvo ahí siempre.
Fue construido, sí, como recuerda la propaganda de la época, rescatada ahora por ciertas voces, pero se hizo a costa de pueblos que quedaron sumergidos, inundados, como recuerdan los más mayores, pero también por el trabajo esclavo de los presos de quienes perdieron la guerra civil y a quienes la dictadura militar apoyada por la Alemania nazi y la Italia fascista convirtieron en mano de obra.
Como la iglesia de Villanueva, esa memoria empieza a emerge gracias a iniciativas como la Comisión Campurriana para la Historia del Pantano del Ebro, de donde han surgido distintas iniciativas, entre ellas la obra de teatro ‘Nos echan de casa’, con Corocotta Teatro. La historia del pantano fue protagonista de una de las rutas de la memoria organizadas por la Plataforma Memoria Democracia de Cantabria.
La historia del pantano del Ebro figura en uno de los últimos trabajos publicados por Pepitas de calabaza, editorial riojana con proyección estatal en la que hemos podido leer el año pasado trabajos relacionados con Cantabria como el rescate teatral de Alberto Conejero a la tortura psiquiátrica en el sanatorio en Santander del doctor Morales que sufrió la pintora surrealista Leonora Carrington. El doctor Morales sigue teniendo reconocimiento público en forma de nombre al parque de La Vaca, mientras la memoria de Leonora la mantienen viva -cada vez más- otros artistas y creadores, en un momento en que se reconoce más el peso de su legado y su influencia artística.
«Sería factible y deseable una exposición de Leonora Carrington en Santander»
Conejero, por cierto, es autor de otra obra con alusiones a Cantabria, ‘La piedra oscura’, en la que el protagonista es Rafael Rodríguez Rapún, secretario de La Barraca –la compañía teatral que llevó por pueblos de toda España los clásicos del teatro, un proyecto impulsado por la II República-, capitán republicano y última pareja de Lorca, que además está encerrado en Ciriego. La propia obra está ambientada en Cantabria.
MEMORIAS AHOGADAS
‘Memorias ahogadas’ , de María Ángeles Fernández y Jairo Marcos, es una inmersión en las vidas y las historias de quienes, en diversos lugares de España, tuvieron que dejar sus pueblos, tierras y hogares, sus quehaceres, raíces y formas de vida, también sus muertos, debido a la construcción de un embalse.
Este libro, según describe la editorial, trata sobre la búsqueda de la memoria, de todas esas memorias ahogadas, y de su reconstrucción a través de la palabra escrita.
Esas vidas apenas rescatadas en manuscritos caseros y en libros autoeditados, conservadas en fotos resquebrajadas, cosidas a nombres medio borrados, agarradas a los mutismos, son las que se narran en ‘Memorias ahogadas’, que tiene un capítulo específico sobre el pantano del Ebro en el que se recuerda además la condición de presos de quienes lo construyeron.
El libro, que ha sido Premio beca literaria de no ficción Bretón & Olarra 2023, bucea, a través de conversaciones pausadas, en aquellas profundidades a las que no llegan los relatos heroicos que construyen la identidad del país, pero que cimientan el engranaje de lo que hoy somos con protagonistas a los que no se les preguntó ni tampoco se las escuchó.
Como la de Amparo, protagonista del capítulo sobre el embalse del Ebro en ‘Memorias ahogadas’, donde aflora su propia vida, el trabajo de cartero de su padre, el protagonismo del bar, la dureza del trabajo en el medio rural, la educación severa o el trabajo de las mujeres en los cuidados a cambio de la mera supervivencia, entre otros elementos.
MARÍA ÁNGELES FERNÁNDEZ Y JAIRO MARCOS
María Ángeles Fernández (1983) es periodista extremeña freelance y coordinadora de la revista Pikara Magazine, en la que trabaja desde 2016.
Lleva veinte años escribiendo en diversos medios de comunicación, tanto generalistas como especializados.
Sus líneas de trabajo principales, además del agua, son los extractivismos y la defensa del territorio. Sus textos están disponibles en www.desplazados.org.
Jairo Marcos (Burgos, 1983) centra su trabajo en la precariedad, la filosofía y el periodismo. Colabora con diferentes medios y organizaciones, tanto españoles como extranjeros, periodísticos y académicos. Sus historias se han publicado en más de una veintena de países. Es autor y coautor de varios libros. Sus textos están disponibles en www.desplazados.org.
