«No se pueden despachar las opiniones de la juventud diciendo que pasan de todo o que se están derechizando»
El contacto de Yayo Herrero, como profesora, es permanente, y se ha producido en varios sitios. No pretende afirmar cosas como que la juventud es perfecta y decir que todas esas personas jóvenes están muy comprometidas con la causa del medio ambiente. Al igual que en todas las generaciones, hay gente luchadora y también hay quienes no les prestan tanta atención a esta cuestión.
Sin embargo, esta investigadora cree que no es justo minusvalorar a la generación de quienes hoy tienen 15, 20, 25 años. Ella sí ve una juventud «activada» y que «dice cosas muy sensatas», y que además hace una «crítica muy profunda de la política institucional», según comenta en una entrevista concedida a EL FARADIO, dentro de la sección ‘La energía del cambio’, de la mano de Solabria.
Este jueves, a las 19:00, participará en un webinar organizado por la asociación Rebelión científica junto al pedagogo Enrique Javier Díez que lleva por título ‘La educación como clave para un futuro decrecentista’. El objetivo es «desgranar elementos de la vertiente pedagógica» que tienen que ver con el contexto de la emergencia climática y las claves para afrontarla. Se llevará a cabo a través de Zoom, en este enlace: https://zoom.us/j/8197021115?omn=92351943362 El ID para acceder a la charla es 819 702 1115.
Herrero se refiere a la educación como una herramienta que no puede ponerse «en contra de la supervivencia», sino a favor de quienes se llevan la peor parte de esa emergencia. Por ejemplo, de quienes más sufren las políticas extractivistas y que son testigos directos del agotamiento de recursos que utilizamos como fuentes energéticas. Ya sea en países en vías de desarrollo o también en las zonas rurales de los países más poderosos.
Esta activista ecofeminista denuncia que se está llevando a cabo una «política contra los derechos humanos, que promueve una dinámica colonial para el saqueo de los recursos». Cree que la manera de afrontar la emergencia climática está empujando a que haya mucha gente que «mira al futuro con miedo y no con esperanza». Por eso piensa que habría que darle la vuelta al enfoque, que se puede mirar al futuro con esperanza, pero «si nos hacemos cargo del presente» que estamos viviendo.
Herrero critica que «hay una parte de la clase política a la que le importa un carajo lo que le pase a la gente», y por eso se han tomado decisiones que no tienen en cuenta el territorio donde se llevan a cabo. Eso incluye esas mismas prácticas extractivistas, o el hecho de especular con la vivienda o hacer una ordenación del territorio que tiene en cuenta la economía en lugar de la vida de las personas. El ejemplo de la Dana en la provincia de Valencia le parece que pone esto muy en relieve.
La educación es un camino para que haya un cambio real, en su opinión. Puede ser el modo de alumbrar un camino que sigan las nuevas generaciones, pero sin dejar en ellas todo el peso de la responsabilidad. La tarea debería ser compartida por todos los que viven en este planeta y tiene capacidad de decisión para poder dar un giro.
La activista afirma que «no se pueden despachar las opiniones de la juventud diciendo que pasan de todo o que se están derechizando», sino analizar lo que está sucediendo y ver la manera de mejorar. Si los mensajes que se lanzan se fundamentan en un futuro desastroso y sin solución, se empuja a la juventud hacia la frustración y ese es un caldo de cultivo perfecto para tener una juventud que no crea en nada y eso lleve a una espiral donde las políticas autoritarias ganen mucho más peso.
«Es muy doloroso ver cómo las personas más jóvenes sienten que el mundo que les legamos es complicado y difícil», dice Herrero. Por eso insiste en que no se debe abandonar la esperanza, pero eso también necesita de una clase política que sea mucho más activa en la defensa de las personas, especialmente si viven en lugares más vulnerables a la emergencia climática.