En cuatro días Galicia invade Cantabria… musicando: Andrés Suarez, Antía Muiño y Carlos Núñez

Juntar a grandes artistas en pocos días solo lo consiguen los grandes festivales o… Cantabria la semana pasada. Algo tiene el folklore de la región, el encanto de sus pueblos y sus músicas que desde Galicia quieren conocernos, visitarnos y crear juntos. Andrés, Antía y Carlos manifestaron su amor a lo cantábrico e invitaron a músicos del lugar a compartir escenario. Viajes de ida con muchas vueltas.
Tiempo de lectura: 6 min

Foto: Marieta De Benito

Andrés Suárez – Viaje de Ida y Vuelta – Sala Argenta – 17 de enero

Andrés Suárez (Ferrol, 1983), es visitante y cantautor asiduo de Cantabria desde hace trece años cuando en ‘La casa del abuelo’ santanderina tuvo un concierto de tres horas acortado por la policía local. Ha vuelto el viernes pasado prometiendo ahora más tiempo en escena, que se quedaron en dos horas y cuarto. Un final de gira de despedida en su vuelta a Santander (y van…) con sorpresas en el Palacio de Festivales.

Una noche en que recorrió sus temas de siempre y los de su último viaje de ida y vuelta comenzado en el 2023. Dentro de unos días dará descanso a su Bandón -salvo al violín, teclados y vientos de Marino Saiz- para embarcarse en una gira mexicana. Santander fue su “hasta la próxima”. El concierto con más de veinte canciones mezcló momentos íntimos, con descargas rockeras, temas coreados por centenares de seguidoras/es con invitados especiales. Uno fue pedir a Lucía Gago -cantante local de esplendida voz- cantar a dúo ‘Números cardinales’, algo que creó momentos mágicos. Lo mismo ocurrió con una cantante y compositora de Vitoria llamada Sophie y con dos “espontáneos” que declararon su amor y compromiso en el escenario (¿hacía falta?).

Sonaron himnos como ‘Valientes’, tiernas canciones a padres y abuelos suyos –‘Rosa y Manuel’, ‘Teresa y Andrés’-, cánticos etarios –‘Nuestra generación’- y esa despedida final con la sala en pie y bailando ‘Será’: ¿Será que somos una gota de mar que además quiso contarse verdades? El símbolo que presidia el escenario -una triple ‘V’- fue explicado como el intento de volver íntegramente a la vida, al optimismo, a la alegría. Andrés lo logró durante 140 minutos.

A la derecha: Lucía Gago. Foto: Marieta De Benito

Antía Muiño – Carta Oberta – Auditorio Centro Botín – 18 de enero

Antía Muíño (Santiago de Compostela, 1992) es una cantautora gallega que recorre los mares cantábricos y océanos atlánticos con sus canciones; a veces revive tonadas familiares de la comarca de Fisterra, otras recoge habaneras cubanas y chacareras argentinas que suenan gallegas o crea temas propios. Todo siempre interpretado con sentidiño (ese hacer con alma las cosas), gestos amables y voz modulada, tan pronto lánguida como potente, guitarras y pandero. Acompañaron en su primer concierto en Cantabria: Miguel Arribas a los saxos, Yudit Almeida al contrabajo y Antonio Risco a las percusiones.

El auditorio con vistas a la bahía de Santander fue un marco privilegiado para disfrutar una hermosa -fermosa- noche que deambuló entre la tradición y la modernidad: “En mis canciones pueden verse muchas influencias, en lo que hago muchos ámbitos, un poco de todo”. Y sonaron las canciones de su primer y celebrado álbum «Carta Aberta», once temas que recordaban aguas libres, ojos de los que se escapan mares, hierbas para enamorar, vidas silenciosas y alalás centenarios. Hubo más, pero dos momentos resultaron especiales: su interpretación con estilo propio de “La llorona” (canción de Chavela Vargas), voz ligera y profunda a la vez, y los dos bises. El primero un homenaje a Cantabria cantando a capella “Si subes a Puentenansa” (coreado “En el lavadero te he visto lavar y me pareciste sirena de mar”) y esa habanera de todos los sitios que es “Tango de Ourol”: “Cubanita de mi alma. Son tus ojos azules como las olas del mar sin sol”. Agua, mar, ondiñas, textos poéticos (se atreve hacer una canción con estructura de décima) y un presente prometedor. El futuro será mellor: “El que se despide cantando no lleva pena”.

Fotografía: Sandra y Agustina Shuan

Carlos Núñez – Músicas tradicionales atlánticas – Auditorio Centro Botín – 20 de enero

Carlos Núñez (Vigo, 1972) vuelve y revuelve a Santander con sus flautas, gaitas, ritmos y músicas. El pasado lunes lo hizo con uno de sus cuartetos preferidos: Pantxo Álvarez a la guitarra cómplice, su hermano Xurso Núñez a la percusión, el colega canadiense Jon Pilatzke con ese violín que los de Ontario llaman fiddle y la trikitilari navarra Itsaso Elizagoien (Etxalar, 1995), con tantos premios como años tiene. Excelente compañía unida por “los ritmos comunes del Atlántico y su llave mágica: las gaitas y las flautas, el pipe rhythm”.

Concierto muy pedagógico con nueve temas desarrollados en poco más de una hora. Carlos hizo gala de sus habilidades con varios tipos de flautas y una gaita irlandesa, explicando siempre los entresijos de lo que llama “música celta”, esos señores que fueron del norte de España a las islas británicas para enseñarles a soplar por tubos de madera (pipes), “un asunto que están investigando musicólogos, arqueólogos, lingüistas y otros artistas”. Dos mil años más tarde mostró el progreso de los vientos con su pieza inicial -‘O cabalo azul’- a la que siguió un fandango del País Vasco relacionado con el Mediterráneo que encontró en la casa granadina de Lorca (tal cual): mestizaje puro que permitió el lucimiento de la trikitixa de Itsaso.

Cada músico tuvo su momento de lucimiento con un invitado nuevo del lugar: Esteban Bolado, cabuérnigo intérprete de fídula y rabel. Con él llegaron resonancias medievales del pórtico de La Gloria compostelano. Luego más homenajes a las montañas –“Mountains of Santander” (que alguien le explique a Carlos que Santander no tiene montañas, a lo sumo peñas)-, a los celtíberos aragoneses que escribieron un poema en Villastar cuando los irlandeses no sabían escribir, a los trenes del estado de Florida (en los que parece haber siempre un violinista acompañante) y a la “madre de todas las canciones”, las monodias de las Cántigas de Santa María galaicoportuguesas (con padre Alfonsino, el X). Todo terminó con costumbres de la Bretaña: publico unido por sus meñiques y una cadeneta que presidida por un canadiense subió la gente al escenario. Costumbres digitales norteamericanas.

Noche corta que pedía más música y animación, la que tiene Carlos y su grupo.

A la izquierda, Esteban Bolado, músico cabuérnigo. Foto: Aureo Gómez

Mostrar comentarios [0]

Comentar

  • Este espacio es para opinar sobre las noticias y artículos de El Faradio, para comentar, enriquecer y aportar claves para su análisis.
  • No es un espacio para el insulto y la confrontación.
  • El espacio y el tiempo de nuestros lectores son limitados. Respetáis a todos si tratáis de ser concisos y directos.
  • No es el lugar desde donde difundir publicidad ni noticias. Si tienes una historia o rumor que quieras que contrastemos, contacta con el autor de las informaciones por Twitter o envíanos un correo a info@emmedios.com, y nosotros lo verificaremos para poder publicarlo.