El pasado sábado 25 enero asistimos a Escenario Santander al concierto del fin de gira del último disco de Sidonie “Marc, Axel y Jes” (2023 – Sony Music) con todas las entradas vendidas desde días antes. Tal era la expectación que antes de que se abrieran las puertas ya estábamos unas 300 personas haciendo la pertinente cola. Durante esta última parte de la gira han estado presentando su último álbum en formato para salas haciendo “Sold out” en todas las fechas. Este último disco está cargado de canciones directas, sencillas y pegadizas como “Es muy Pop”, donde dejan claro en qué momento están y lo poco que les importan las críticas que reciben del sector musical más pureta.

El escenario contaba con una sobria puesta en escena, donde debajo de un luminoso de “Sidonie” se colocaban la batería y a cada lado los míticos amplificadores ingleses Orange, set que llevan desde la primera vez que les vi en directo presentando su primer disco Sidonie (1999 – Bip Bip records).

Pasadas las 21:30 y con una sala ya abarrotada, comenzaron el concierto con cuatro de sus temas más conocidos. “El Cedé” el single que abre su último disco, “El naufragio”, “Fascinado” y “La peor banda del mundo”. Para entonces el sonido no era muy bueno, especialmente en la voz de Marc y las guitarras eléctricas, especialmente la Gibson 335 que tocaba el músico de apoyo, algo que no tendría importancia si se hubiera puesto solución durante las primeras canciones, pero no fue así..

El quinto tema lo presentaron como una nueva canción con clara influencia de los Beatles y que va a aparecer en su próximo disco que va a ser íntegramente en catalán, algo que puede ser un tiro en el pie a nivel comercial pero que seguramente lo hacen por satisfacción personal y creativa, lo cual siempre es positivo.

Después siguieron con algunos temas de su disco “Costa Azul” como la que da título al disco y una versión con Marc solo a la guitarra acústica y la voz de “Giraluna”, el “problema” del sonido aquí fue muy evidente, la guitarra acústica no sonaba muy bien y como dice el propio Marc, en “La peor banda del mundo” él es un cantante con “mucha pose y poca voz”. Antes de entrar en la recta final del concierto tocaron otros temas como “El bosque”, “Me gustas todo el rato” y la única canción que cantaron en inglés “Feelin’ Down” de su primera etapa cuando todavía cantaban en inglés a finales de los 90. Se nota que Sidonie no sólo tiene canciones “festivaleras” en el mal sentido de la palabra, sino que también incorporan y disfrutan tocando temas más antiguos y temas menos comerciales, y eso siempre es de agradecer.

Ya en la parte final del concierto volvieron con las canciones más festivaleras como “Verano del amor” y “Un día de mierda” donde Marc Ros bajó a cantarla entre el público asistente, donde daba gusto ver a la chavalada disfrutando del concierto aupados a los hombros de sus acompañantes, y “Maravilloso” donde intercalaron la instrumental “Sidonie goes to Varanashi” en la cual Jess tocó el sitar.

Tras un breve paréntesis de tiempo, salieron a tocar el bis, Marc hizo un comentario del tipo “salimos aunque no nos lo pidáis” la verdad que en ese momento me fijé que poca gente estaba pidiendo un Bis, dato curioso..

En el bis tocaron la ya mítica “Carreteras infinitas” donde mencionan a muchos de los grupos catalanes que además son sus amigos, como Egon Soda, Mi Capitán, y Santos. Siguieron con “El Incendio”, “estáis aquí” y “No salgo más” uno de los singles del último disco donde con mucha ironía cuentan que los garitos están llenos de críos, pero aún así están agusto hasta que alguien les dice “te he reconocido mi madre es muy fan”. Lo bueno de esta canción es que son conscientes que ya no son unos veinteañeros malotes sino unos cincuentones que ya prefieren sofá y mantita no como el despropósito de la polémica “Esther Expósito” de Dani Martín

En definitiva fue un buen concierto a pesar de que el sonido no era tan bueno como se debía esperar. Me alegro de haberles visto en sala y poder haber disfrutado de canciones antiguas o menos comerciales que no suelen entrar en el repertorio más festivalero. También me gusta que sigan disfrutando tanto como lo hacen en el escenario, aunque ya no se desnuden por completo como en los 90 o hagan gamberradas de veinteañeros en los camerinos. El tiempo pasa para todos, y más aún después de más 25 años en la carretera con una banda de amigos. Algo que es para celebrar y aplaudir.

Musicalmente Sidonie hace tiempo que rompieron las encorsetadas costuras del indie, si es que alguna vez lo fueron. Les pasa como a Motörhead en los 80, demasiado punk para los heavies y demasiado heavy para los punks, es decir demasiado pop para los rockers y demasiado rock para los poperos. Nosotros los seguiremos disfrutando y las discusiones sobre su honestidad se las dejaremos a otros.